Casi una década de trabajo tiene detrás el Diccionario de pintores, escultores y grabadores de Málaga en el siglo XX, realizado por Julián Sesmero, el académico de San Telmo, periodista, locutor y escritor que tanto luchó por la dignificación de las Bellas Artes en Málaga.
Julián falleció en junio pero su huella cultural es tan prolongada como su calidad humana, que era mucha. Una de estas huellas podemos verla en la exposición conmemorativa del 150 aniversario del nacimiento del pintor malagueño José Nogales, que desde hace unos días y hasta febrero ofrece el Museo del Patrimonio.
El académico de San Telmo fue quien quiso que esta exposición fuera una realidad y de hecho, la muestra incluye una selección de fotos y objetos personales del pintor (sus gafas), donados por Julián Sesmero a la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, de la que también fue miembro Nogales.
Así, vemos al artista malagueño en una foto con sus compañeros de los Ferrocarriles Andaluces. Allí trabajó como auxiliar en su juventud, mientras por las noches acudía a la Academia Provincial de Bellas Artes.
También aparece en un homenaje a Benlliure y en otro a Moreno Carbonero, este último acto en un elegante restaurante, ante un mesa cuajada de vasos y botellas y escoltado por un elegante camarero con pajarita.
32 años tenía cuando obtuvo el máximo galardón (premio de primera clase al mérito) en la Exposición Internacional de Bellas Artes de Madrid con su cuadro El milagro de Santa Casilda (cuenta el momento en que la santa es descubierta dando comida a cautivos cristianos y los alimentos que esconde se transforman en flores).
Por cierto, este cuadro vegetaba destrozado en un anticuario de Oviedo y fue la Academia de San Telmo la que convenció a mediados de los 90 a la Junta de Andalucía para que lo adquiriera y restaurara. Ojalá que pronto lo veamos en el palacio de la Aduana.
La pequeña muestra que ofrece el Museo del Patrimonio es sin embargo tan completa como el pintor homenajeado, popularmente conocido por sus cuadros de flores pero también muy ducho en retratos y paisajes. De todo ello hay en la exposición, destacando El cautivo, un cuadro impactante y tan dramático como La novia abandonada, que parece salida de un cuento de Edgar Allan Poe.
Mucho de Velázquez encuentra un servidor en el desparpajo y el tono general de El chulo, el retrato de un adolescente con pinta de querer llevarse de recuerdo nuestra cartera.
También impresiona El viejo, el busto de un anciano pensativo que parece concentrar todos los contratiempos, físicos y psicológicos de las edades provectas.
Sol, chumberas y terraplenes destila Camino Nuevo, un paisaje que o bien retrata el Camino Nuevo de Churriana (bastante antiguo por cierto) o el de Málaga, esa larga cuesta que sólo unos pocos iniciados saben que tiene como nombre oficial el Paseo de Salvador Rueda.
Concluye la muestra con unos impresionistas Fuegos artificiales, un fin de fiesta para un doble homenaje: a José Nogales y a Julián Sesmero.
Hasta 5 de febrero de 2012 en el Museo del Patrimonio Municipal.