En el paseo del Pintor Sorolla se encuentran unos árboles preciosos que, al no encuadrar en la categoría de ficus, naranjos o palmeras (las tres categorías conocidas por el malagueño medio), tienen al personal bastante despistado.
Y es que los árboles, además, se las traen por su exotismo. Y sin embargo, cualquier argentino los distinguiría a un kilómetro (como un andaluz distingue un olivo) porque se trata del árbol nacional del país. Se le conoce como ceibo, pero también como el árbol del coral o el pico de gallito, en la misma línea que su nombre científico, Erythrina crista-galli.
De octubre a abril, el árbol del coral florece y da la impresión de haber sido extraído de algún arrecife australiano, con sus características flores de un rojo intenso.
Pero toda esta belleza submarina hace mucho tiempo que anda de capa caída, como los verdaderos corales de los Mares del Sur, atacados por la contaminación y la depredación que causa el turismo.
Lo que se aprecia desde luego es que, lo que más cuidados recibe es el suelo al que da sombra. De vez en cuando, el Ayuntamiento pasa la manguera para eliminar el producto pringoso que dejan, no sólo estas flores sino mayormente la plaga que está atacando a casi todos los ejemplares en este paseo.
Se trata de una especie de pulgones, con aspecto de nubecitas blancas, aunque también podría haber cochinillas y han invadido estas erythrinas. Si no se actúa en el origen del problema y nos quedamos en los daños colaterales, habrá que pensar en sustituir muy pronto a estos preciosos árboles, enfermos y, por lo que parece, sin una aspirina que echarse a la boca.
El inquilino
Hasta la semana pasada, El inquilino del Palace era el sobrenombre que recibía Julio Camba, el genial periodista gallego que pasó sus últimos años de vida (bastantes) en el lujoso hotel madrileño.
Las desafortunadas críticas de Duran i Lleida a esos agricultores andaluces que tienen como única ayuda 400 euros al mes y que evitan así emigrar a Cataluña o Alemania, como sus padres, han puesto de relieve que el político catalán, por suerte para él, no tiene que perder el tiempo en esas menudencias de pobre pues como buen inquilino del Palace, las estrecheces económicas no van con él.
Otra cosa, claro está, son sus estrecheces mentales. Ya lo dijo El Roto: «La visión patriótica es corta y estrecha». Le deseamos una larga vida sin prejuicios provincianos.
Alargamientos
Algunos medios de comunicación llevan años transmitiendo la falacia de que las frases, cuanto más largas, están más revestidas de prestigio. Así, no pasa un día sin que una agencia o un departamento de nuestra miríada de administraciones eluda la escueta frase: «Informó la Junta (o el Ayuntamiento) en una nota» por el alambicado «Informaron desde la Junta (o desde el Ayuntamiento) a través de un comunicado». Todo sea por expandir lo políticamente memo.