Las administraciones y sus juguetitos de cristal

21 Sep

Alguna vez hemos hablado en esta sección de la arquitectura funcionarial malagueña, algunos de cuyos ejemplos merecerían adornar, a pequeña escala, los túneles del terror de los parques de atracciones europeos y encabezar los ejemplos del dinero público gastado frívolamente.

No obstante, sus sufridos usuarios también quisieran ver a los políticos que autorizaron los desmanes trabajando, codo con codo con ellos, en esas innombrables instalaciones. En los últimos años hemos asistido a las quejas por falta de espacio y de luz natural en el flamante edificio de la Ciudad de la Justicia, perpetrado por la Junta siguiendo el modelo de panal administrativo del edificio de Hacienda.

Sin embargo, la moda que más ha triunfado en estos años en Málaga ha sido la de los edificios acristalados, una tendencia que ha disparado el dispendio de dinero de todos hasta extremos surrealistas sólo alcanzados por los Hermanos Marx.

Ahí tenemos el edificio de la Diputación, con su cristal, su malla protectora y un sistema de refrigeración sólo al alcance de las grandes fortunas planetarias. Ahí se encuentra, para consolidar el puesto de tercera capital más endeudada de España, la nueva Gerencia de Urbanismo, un ensueño municipal digno de Cecil B. de Mille que los funcionarios combaten a duras penas colocando cartones para que el sol no haga un sofrito en sus respectivos departamentos y para que no les deje tuertos.

Pero como la memez no conoce fronteras, la administración central tampoco se queda sin su juguetito de cristal. Para castigo de los siglos venideros, la Seguridad Social está levantando en El Palo, en la avenida Juan Sebastián Elcano, esquina con la calle Luis Taboada, otra criatura acristalada que disparará los gastos de refrigeración del edificio y si no se coloca alguna cara artimaña como en la fachada retráctil de Urbanismo, conseguirá que todas las personas que están en el interior se asen en su propio jugo. En la lamentable Gerencia de Urbanismo, ni el millonario invento ha evitado que los funcionarios llenen de cartones las cristaleras de sus despachos, pues al derroche térmico hay que sumar el incordio de escribir con el Lorenzo apuntándote en la cara.

Sólo los alelados responsables de nuestro dinero dan el visto bueno a bromas como esta, fachadas enteras de cristal en una de las ciudades con más horas de sol al año –y no estamos hablando precisamente del Sol de Medianoche–.

Construir este tipo de carísimos artefactos en la Costa del Sol es tan absurdo como levantar un complejo de jaimas en Helsinki. Ahora que se intenta atajar el derroche de fondos públicos, aquí tienen palpables muestras de cómo no reparar en gastos durante la mayor crisis económica desde 1929.

Intensidades

La calle Gaona experimenta niveles de basura considerables a su paso por el antiguo instituto Gaona (Vicente Espinel). Si los estudiantes no saben comportarse en el recreo, deberían celebrarlo dentro de las instalaciones y no poner perdida la calle.

Una respuesta a «Las administraciones y sus juguetitos de cristal»

  1. Y, señor Alfonso, ¿Hasta cuando les va a salir gratis construir esas barbaridades, esos derroches y despilfarros, y esos atentados contra la salud de las personas?

    un saludo, y muchas gracias.

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