El pasado mes de enero esta sección dio la noticia del hallazgo de un submarino tierra adentro, a unos pocos kilómetros del casco urbano, donde el mar se convierte en cuestión de fe y sólo se presiente.
El descubrimiento reforzó esa impresión cada vez más extendida de que Málaga y su Costa del Sol es una tierra de realismo mágico, capaz de acoger en su seno los desarrollos urbanísticos más espeluznantes pero también todo tipo de maravillas. Vamos, que el Charlton Heston de El planeta de los simios iría por estas tierras –siempre montado a caballo– de sorpresa en sorpresa, como si en cada esquina le aguardara la Estatua de la Libertad enterrada en la arena.
Tras la aparición del submarino fueron varias las personas que se pusieron en contacto con esta sección para tratar de comprarlo. El aparato, por cierto, se encontraba en mitad de una enorme chatarrería, tostándose al sol fuera de su elemento.
Proposiciones hubo hasta para colocarlo en el puerto de Benalmádena como reclamo de un negocio. Pero en todos estos meses, el propietario de la chatarrería no ha dado señales de vida, pues parece que no vive en Málaga ni tampoco da muestras de querer hacer mucho negocio.
De todas las propuestas, sin embargo, la más interesante es la de una comunidad de PSUBS, iniciales que hacen referencia a un grupo de aficionados a los sumergibles personales, que se ha movilizado para tratar de organizar un comité de restauración del cacharro, si es posible recuperarlo.
En cuanto al aparato en sí, según informa un amable miembro de esta comunidad, trabajó varios años en la pesca de coral rojo en la isla de Alborán, probablemente hasta 1997. Con anterioridad parece que estuvo un tiempo en Italia y lo interesante del sumergible es que es uno de los pocos submarinos de trabajo que no está relacionado con la industria petrolera.
Su vejez la está pasando tranquila pero en secano, en un entorno en el que pierde color y gana óxido. El temor de este colectivo es que antes de poder salvarlo y restaurarlo termine desguazado, por eso en estos días se intensifican las gestiones para tratar de localizar al propietario de la chatarrería.
Por cierto que el lugar exacto del submarino sólo lo saben los vecinos del lugar y el firmante de este artículo. Mejor canalizar este tipo de noticias con los interesados que animar a los amigos de lo ajeno. Ya pudo verse lo que hicieron con la tribuna de Semana Santa el pasado verano. Aunque muchos piensen que su destino (el de la tribuna) es el desguace nunca se debe robar.
El efecto
Estos días, en la Ronda Oeste, en el tramo que coincide con el Cortijo de Torres, se produce de forma continua el famoso efecto mirón. Sin atasco a la vista en el horizonte, el tráfico se ralentiza justo en este tramo porque los conductores frenan para contemplar mejor cómo se levanta la réplica de la antigua Tabacalera. Una vez dejados atrás los terrenos de la Feria, los coches, misteriosamente, aumentan de velocidad.