Una forma más irónica de entender la rivalidad

18 Jul

La serie de crónicas de la pasada semana comenzó de la manera más chusca posible, hablando de los mamíferos anónimos que hace unos días convirtieron la fachada de la peña del Betis en Málaga, la situada en la Trinidad, en un parque temático del antisevillanismo cateto. Muchos son los lectores que a raíz de esta acción retrógrada han lamentado tanto vandalismo e intransigencia y se han solidarizado con esta peña.

Pero también es necesario constatar que no todos los malagueños reaccionan como hoolingans beodos ante el escudo de un equipo rival. Es más, aunque una minoría de zangolotinos se ha dedicado a destrozar las marquesinas en las que se exhibía una publicidad del Sevilla C.F. (pecado mortal en Málaga para algunos), también es cierto que esta campaña publicitaria ha encontrado sus irónicas respuestas en internet.

Con ironía y no con mamporros selváticos hay que tomarse las acciones de un equipo rival, que no enemigo. Es el caso de un montaje fotográfico que en los últimos días se ha visto en los foros de internet, en el que la Giralda aparece tomada por un enorme cartel en el que, tras el saludo de rigor en árabe –un guiño al jeque propietario–, aparece un gigantesco escudo del Málaga C. F.

Pero hay más porque el histórico giraldillo que remata este precioso monumento ya no es el Triunfo de la Fe Victoriosa sino la famosa escultura del Cenachero de Jaime Pimentel, como el montaje deja ver con detalle en un recuadro.

En el mismo tono de coña marinera, ese genio del realismo mágico futbolero que es el expresidente bético Manuel Ruiz de Lopera aparece en una marquesina arropado por los colores malaguistas y el escudo del club, junto a una frase enmarcada que reza literalmente: «Yo soy der Málaga desde chiquetito». Y qué decir del puente de Triana, en el que en una pancarta desplegada se lee eso de «Hola Fondo Norte».

Ya ven qué dos formas de entender la vida. Por un lado la agresión cazurra e irracional con evidentes tintes de integrismo localista. Por otra, el recochineo sagaz ante una campaña publicitaria que una parte del público de Málaga la ha recibido con irónico escepticismo y eso es lo que tratan de reflejar estos montajes, que lo único que provocan es una sonrisa, ya sea malagueño o sevillano quien lo lea.

Dinamización

Con un gran sentido (oculto) de la ironía, la Delegación de Cultura de la Junta justifica su vandálico papel de promotor del segundo Málaga Palacio con que contará la capital, en Hoyo de Esparteros, con «la dinamización y el desarrollo económico y turístico del entorno».

Se olvida de que con su certero y poco cultivado apoyo, contribuye a la dinamización de las empresas de derribos, muy activas en una ciudad tan agreste e incivilizada como Málaga. Y en suma, profundiza en la merdellonización urbanística que nos caracteriza. Que la Delegación de Cultura apoye este proyecto desproporcionado e irrespetuoso con ese entorno que quiere dinamizar da la medida de nuestro subterráneo nivel cultural.

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