Desconocidos con ganas de hablarte y otras plazas

10 May

Asegura el crítico inglés Henry Hitchings que en el Reino Unido si un desconocido se te acerca para entablar conversación o es un loco o es un extranjero.

En Málaga, tierra de sana extroversión, no hacemos estas distinciones aunque este tipo de conductas siguen siendo el santo y seña de los majarones, esos individuos aparentemente sanos pero con algún tipo de perturbación no detectada por la Ciencia y que suelen alcanzar importantes puestos en peñas, periódicos, cofradías y empresas locales, por no hablar de la administración pública y los colegios profesionales.

En las próximas dos semanas más de un desconocido se le acercará con una sospechosa sonrisa y tratará de darle la mano. No lo incluya en ninguna de las categorías antes expresadas –aunque tampoco lo descarte– lo más probable es que sea un candidato a la Alcaldía de Málaga que busca la felicidad de usted, es decir, el voto de usted.

Si algo tienen de positivos estos días es que los políticos se vuelven accesibles, te escuchan y lo más importante, patean la ciudad aunque sea en un trenecito eléctrico. Sin ir más lejos nuestro alcalde comenzó en la noche del jueves su campaña a los mandos de  uno de estos bonitos trenes, aunque los expertos en campaña insisten muy serios en que no es un tren sino un «vehículo articulado eléctrico» (el Talgo también era articulado y además ligero y de Goicoechea Oriol).

En todo caso, los pasajeros del vehículo articulado ya han podido experimentar en sus carnes el baile del San Vito, ese meneo que le entra a todo medio de transporte en cuanto accede a la malograda plaza del Siglo.

Felizmente, en este espacio público tan poco conseguido se encuentra la sede electoral de los populares. Militantes y cargos electos tienen ahora una oportunidad de oro de probar en directo los baches, charcos, grietas, hundimientos y zonas repelladas de cemento de la plaza.

La esperanza de tantos peatones es que esta conjunción ideológica de tropezones de militantes y traqueteo violento de vehículos articulados eléctricos consiga algo tan humano como que nuestro Ayuntamiento enmiende un error y se gaste el dinero en remodelar este céntrico bodrio que parece el patio de una prisión china.

Se acercan días de cambios. Con tanto candidato suelto por las calles puede que constaten viejas quejas vecinales y no solo prometan solucionar el problema sino que lo solucionen.

Ya saben, no es lo mismo recibir por el registro municipal una nota de denuncia de lo mal que está la plaza del Siglo que pegar botes en un trenecito pasando por ella.

Algo bueno sacaremos los malagueños de tanto candidato acercándose a gente que no conoce de nada. Crucemos los dedos y suerte para todos.

El estudio

Los acordeonistas del Centro Histórico se debaten a diario entre la melodía de El Padrino y la de Los pajaritos. Falta un estudio científico que mida la capacidad que tiene la música para ahuyentar al turismo.

3 respuestas a «Desconocidos con ganas de hablarte y otras plazas»

  1. Que gracia lo del crítico inglés, yo creo que le ha faltado incluir que sea guiri, esté loco o simplemente ebrio 😀
    Es verdad que ahora son más accesibles y se patean las calles pero eso de que escuchen… me da a mí que habrá cosas que por un oido les entre y al instante por el otro les salga, pero bueno por reivindicar y pedir que no sea!

  2. Es bastante exagerado lo de Henry Hitchings, he estado varias veces allí, incluso viviendo, y son gente super amable y super social con sus propios vecinos.

    Yo particularmente cuando veo un hombre, desconocido, y que se acerca sonriente a mi y ganas de estrecharme la mano y dar golpecitos en la espalda… me entra miedito, dónde queda el consejo de nuestras abuelas de no aceptar nada de extraños?? xD

  3. Pero al pasear por zonas llenas de baches, en algunas les antecede un camión que los rellena de arena, y no los ven. Como sucedió ayer en C/Natalia, fue rellenada con varios sacos de arena porque el Sr. Alcalde visitó el mercado de Bailén, al barrio no le gustó nada la tomadura de pelo. Cuando pasó el trenecito poco después, sus ocupantes no pudieron observar los baches, habían desaparecido repentinamente, milagros de estos tiempos.

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