Junto a la barriada de Obras Públicas, en la calle Héroe de Sostoa, y a pocos metros de la calle Abogado Federico Orellana, continuación de avenida de Juan XXIII, se encuentra uno de los solares con más solera de Málaga.
Algunos vecinos incluso están convencidos de que, si en el Siglo de Oro existieran las fotos aéreas, podría detectarse el solar en medio de lo que entonces eran campos y alguna vaquería.
Uno de los vecinos más veteranos de la barriada de Obras Públicas, con una larguísima carrera, precisamente en el antiguo MOPU, detalla a esta sección que el solar, aunque antiguo, no es contemporáneo de Miguel de Cervántes pero sí que vivió la Transición a la Democracia, pues calcula que se encuentra en el mismo estado de insulsez desde hace 35 ó 40 años.
Este vecino confirma además que el terrizo pertenece al Patrimonio del Estado, y que en sus tiempos mozos acogía una casa de peón caminero, derribada por orden de la superioridad. Lo increíble es que en todos estos años a la administración central no se le ha ocurrido nada para acabar con esta imagen tan degradada en este rincón de Huelin (las casas mata de Huelin están justo enfrente).
Al parecer, hace bastantes años, los vecinos de la barriada de Obras Públicas (llamada oficialmente de José Fernández Castany, la persona que hizo el proyecto del barrio) arrancaron un compromiso del Ayuntamiento para convertir el solar, tras los acuerdos administrativos pertinentes, en un parquecito infantil.
La promesa se quedó flotando en el éter y todavía no se ha materializado. En la actualidad, el solar sirve desde hace bastante tiempo para acoger una caseta provisional para unos vecinos de Huelin, mientras rehacen su casa.
El resto del terrizo es un amasijo microscópico de cristales, aderezado con cacas y restos de plásticos, fruto de 40 años aparcando los coches (previa subida a la acera) y de cuatro décadas de deposiciones caninas (suponemos).
No estaría mal que después de tanto tiempo, la administración central se espabilara y tomara una decisión sobre este no-espacio en la Carretera de Cádiz. Los vecinos no se merecen, ni un día más, semejante porquería.
Recuerdo
El pasado sábado, en la iglesia del Sagrario, los académicos de Bellas Artes de San Telmo asistieron a una misa en recuerdo del pintor Gabriel Alberca, compañero recientemente fallecido.
Justo unos días antes de su desaparición este periódico dio a conocer la noticia de que habían aparecido 67 obras inéditas del artista, la mayoría de su etapa inicial, y que había conservado en un armario la hermana del artista. Se trata de pinturas al óleo, acuarelas y dibujos al carboncillo. Algunas de sus primeras pinturas, por cierto, están hechas en las tapas de cajas de puros. Un ahorro creativo de la época.
Propiedad ahora de su sobrino Miguel Sánchez Alberca, que recibió un documento de su tío atestiguando el origen de las obras, las ha puesto a la venta en internet.