Un descubrimiento literario casual

17 Nov

Confesaba a un servidor un diputado malagueño, que lo que le había llevado al Congreso no era un propósito desde la infancia de convertirse en parlamentario sino la más absoluta de las casualidades.

También el azar, en su manifestación más azarosa, valga la redundancia, ha sido la responsable de un bonito descubrimiento. Lo contaba hace unos días un sobrino nieto de Narciso Díaz de Escovar, el famoso cronista e investigador malagueño, fallecido a mitad de los años 30.

Aunque don Narciso dejó tras de sí una importante biblioteca que hoy nutre el archivo que lleva su nombre, en el Museo de Artes Populares, muchos otros fondos los desperdigó el destino, en forma de ventas en bloque.

Pero los familiares de Narciso Díaz de Escovar conservaron algunos libros de su pariente. Este sobrino nieto, sin ir más lejos, gran devorador de libros, también los acumula en casa y en su nutrida biblioteca cuenta con obras de su ilustre pariente.

El caso es que la acumulación excede el espacio de los anaqueles y se desparrama por la casa formando columnas, columnatas, muros y muretes de libros. Contra uno de estos muretes el hijo de nuestro protagonista, de corta edad, sintió la necesidad de actuar a zapatazo limpio, derribando tantos siglos de saber con algo de polvo.

El padre, alarmado, reprendió al niño y trató de restaurar el orden primigenio. En esas estaba cuando vio que sobresalía una hojita de una recopilación de artículos de don Narciso sobre el teatro en Málaga. Su primera tentación fue tirarla pero pasado ese microsegundo, constató que se trataba de una hoja gastada por el tiempo y quizás contemporánea del libro.

Acertó, se trataba de un breve escrito firmado nada menos que por Eugenio D´Ors y dirigido a su tío abuelo. El texto lleva por título Gregarismo y lo que sigue es la siguiente reflexión: «Mucho se ha hablado y en diversos tonos, contra los rebaños de carneros…pero, ¡Hay que ver las desbandadas de carneros!».

Cuenta el familiar que su tío abuelo y Eugenio D´Ors solían enviarse cartas en las que adjuntaban estas hojas con comentarios jocosos y literarios, y que la misma práctica seguían don Narciso y el poeta Jorge Guillén.

Visto el resultado de la travesura, este buen padre de familia ya no será tan estricto con su hijo cuando la emprenda con los libros. «A ver si me encuentra un manuscrito de Cervantes y me quita de trabajar», bromea. No sería casualidad.

Borricos

Ya vam tres este año los borricos intelectuales de diferentes partidos y empresas que, escudados en su papel de políticos o ejecutivos, han demostrado su talla moral lanzando al mundo una sarta de tópicos que menosprecian Andalucía.

El último en unirse a la reata ha sido un dirigente de ERC con la inquietante costumbre de hablar en nombre de todos los catalanes. Confiemos en que los malagueños que viven en Cataluña contesten en las urnas a este patriota reaccionario que necesita, como el comer, clases urgentes de Derecho Financiero y Tributario.

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