En las últimas semanas hemos hecho algunos recorridos por rincones de Málaga que ningún candidato con ganas de alcanzar la alcaldía debería visitar, si no quiere llevarse de recuerdo la indignación vecinal y unos cuantos votos menos.
Se trata de trozos abandonados a la buena de Dios, terrizos nauseabundos que ningún político parece tener ganas de arreglar (o como dicen ellos, de «impulsar»).
En la calle Juan Antonio Tercero no hay «impulso político» que valga, ni siquiera el salto de la rana. Pasan las elecciones, pasan los políticos saludando en los mercados, cogidos de la mano en al plaza de toros y con los brazos en alto (como en la sardana), pero el solar de uno de los barrios más grandes de Málaga sigue igual de «puerco», con perdón.
En Miraflores de los Ángeles sobran los eslóganes, las promesas y las sonrisas de oreja a oreja de nuestros candidatos y faltan ganas. No hay excusas que valgan.
Visiten el «submundo» de la calle Juan Antonio Tercero y caerán en la cuenta, si no caen antes en los cráteres de esta parcela plagada de cacas de perro (algunas con miles de años de antigüedad. En el muro que linda nada menos que con la parte trasera del centro de salud, siguen amontonándose varias capas de detritus y piezas de coches en descomposición.
En la parte izquierda, los bajos de un edificio quedan al aire por la acción erosiva de esta tierra olvidada. Uno de los socavones, por cierto, el que ocupa el centro de la parcela, merecería alguna excavación arqueológica, ya que, por su tamaño, tiene toda la pinta de acoger a Argantonio, el legendario rey de Tartessos, y toda su familia política.
Desde tiempo inmemorial, esta mancha en el prestigio de cualquier ciudad civilizada se utiliza de aparcamiento, pero ni siquiera el olor «a carburante» destierra el mal olor a descomposición que se respira.
¿Hará alguien algo?, si Málaga presenta fotografías aéreas que respalden su candidatura a capital cultural de Europa, habrá que echarle a este terrizo vergonzoso una manita de photoshop. No esperen más.
Fundición
El firmante escribe estas líneas a primera hora de la mañana, ignorante del resultado contra Alemania.
Acierte o no ese pulpo con unas «predicciones» que le han hecho tan famoso, aquí va un pequeño detalle patrio: en la plaza de Bailén, un balcón con una bandera española tiene colgado, delante de la enseña, un cartel con el clásico «se vende». No sabemos si fue antes la proposición de venta o la bandera, pero la crisis y el fútbol se funden en esta imagen de julio. .
El patriota
Y?seguimos con enseñas porque ayer al mediodía, un señor de aspecto respetable, de unos 60?años, montado en una motaza con dos banderas de España, cruzó sin ningún problema de conciencia desde el paseo del Parque a la calle Cervantes, atravesando el Parque. El patriotismo también es civismo.