Un jaleo estatutario en mi admirada archicofradía de Dolores de San Juan ha puesto en un brete una realidad que cada día se hace más presente: el deseo de mujeres cofrades de Málaga de llevar los tronos de sus titulares.
Afortunadamente, el sentido común (y el sentido cristiano) han primado sobre los estatutos de la archicofradía, que tampoco es que negaran el derecho de las mujeres a llevar tronos, sino que, ante la ausencia de una disposición, dejaban el asunto en manos de la costumbre, y ya sabemos lo ‘desacostumbrados’ que en la Semana Santa estamos a los grandes cambios.
Toda novedad asusta. Si recogiéramos las críticas que recibió la talla del Nazareno del Paso de Benlliure cuando llegó a Málaga hace 70 años nos sorprenderíamos, pero hubo muchos cofrades que no aceptaron este ‘giro estético’, igual que en la actualidad, todavía quedan cofrades que evocan con inexplicable ímpetu los ‘tinglaos’ de los años 70 y 80, como si las casas hermandad no supusieran una grandísima mejoría para las cofradías y también para el perfil de la ciudad en comparación con esas feas estructuras metálicas.
Sin embargo, todo evoluciona. La Semana Santa de Málaga cambió por completo tras los incendios de 1931 y la Guerra Civil y se convirtió en verdaderamente ‘suntuosa’ y ‘grandiosa’, empezando por el tamaño de los tronos.
Y en nuestros días, también las cofradías que no lo hayan hecho tendrán que cambiar los estatutos para aceptar la nueva realidad de las mujeres de trono.No olvidemos que cuando la incorporación de la mujer al Ejército, se levantaron dudas en algunos sectores sobre su capacidad física. Como se ha demostrado, generalizar no sirve de mucho.
Tampoco lo tiene negar el llevar un trono atendiendo al aspecto exterior de la persona. Igual que hay hombres ‘enclenques’ que no pueden portar un trono, existen mujeres aptas para ello.Si pese a esta incontrovertible realidad persisten las dudas, que las cofradías hagan pruebas físicas de ‘carga’, sea cual sea el sexo y se acaba el problema. Es más, los tronos saldrían mejor, con un personal (mujeres, pero también hombres)?mucho más capacitados.
Que a estas alturas las mujeres no puedan ‘por estatuto’ portar un trono es un escándalo que, un servidor está seguro, Jesús se habría encargado de denunciar. La esencia de la Semana Santa de Málaga también es el cambio, aunque asuste. Hora es ya de cambiar y dejar atrás tradiciones que ‘no hacen justicia’.
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Y?para no abandonar los aires semanasanteros, el pregón de Agustín del Castillo fue muy original porque se saltó el ‘esquema’ de muchos pregoneros de repetir casi todos los años el mismo pregón, con ese ‘paseo por las cofradías’ como plato fuerte para dejar a todos contentos. Si el pregón es un acto personal, el de Del Castillo se destacó por su ‘personalidad’. Felicidades.
¡¡¡NO A LA SEMANA SANTA!!!