El horror, el horror». Las mismas palabras que Marlon Brando soltó en la selva de Vietnam en ‘Apocalipsis now’ sirven para lo que, un año más, se levanta en la plaza de la Constitución.
Parece una de esas estructuras ilegales que, a toda leche, se levantan en nuestros suelos rústicos pero no, no es una casa de aperos venida a más sino la tribuna de la Semana Santa de Málaga.
Que el ser humano es capaz de lo mejor y lo peor también puede aplicarse a los colectivos. Ahí tenemos a la Agrupación de Cofradías, que días después de inaugurar el magnífico Museo de la Semana Santa, no le duelen prendas a la hora de erigir esta estructura que ni siquiera quedaría ‘a tono’ en el chalecito ruso del monte San Antón.
Su ‘merdelloneidad’ es evidente. La tribuna fue concebida en los tiempos felices de la burbuja inmobiliaria, cuando todavía se aplaudía sin recato cualquier despropósito y pocos gestores aplicaban la moderación.
En este caso, al Ayuntamiento le importó un bledo la obstrucción de la plaza de la Constitución durante un mes, así como las gráciles proporciones del objeto, los trazos aerodinámicos y rompedores de una tribuna que parecía diseñada por chatarreros de vanguardia.
Con lo bien que quedaría en un parque temático japonés sobre Godzilla o soportando algún ingenio petrolífero en el Mar del Norte, han tenido que colocarla en el sitio más céntrico de Málaga, para dejar mudos del susto a tanto turista amante de la belleza. ¿Quién les pagará la asistencia psicológica?
Todavía pesa la herencia tremebunda de los ‘tinglaos’. Asistimos, con esta macrotribuna, a los últimos coletazos de la Málaga desarrollista en su vertiente cofrade. Pero puede que la crisis económica devuelva la coherencia. Si algún año regresan la moderación y la sensatez, el Museo de las Cofradías debería dedicar una retrospectiva a esta obra sin igual de la ingeniería malaguita. Ni que decir tiene que debería instalarse en el Túnel del Terror.
Posiciones sociales
Ayer hablábamos de la reducción de coches oficiales. Málaga, sentada en el sillón del psicoanalista, debería analizar ese complejo de ‘nueva rica’ que todavía le atenaza. La obsesión por tener un coche y presumir de él sigue siendo un gesto (provinciano) muy arraigado entre nosotros.
Según contaba un taxista, un malagueño le confesó no hace mucho que prefería desplazarse siempre en taxi. El hombre explicaba que dada su ‘posición social’ no le venía bien tener coche ya que entonces debía comprarse un Mercedes de alta gama, lo que le salía mucho más caro. Queda claro (aunque no en esta ciudad): se hace camino al andar.
Olores
El arroyo de aguas turbias y malolientes de la calle Victoria, 25 estaba ayer siendo reconducido al inframundo por una empresa. Ya se puede oler a azahar sin interferencias.
Totalmente de acuerdo con el tema de la catetada de las megatribunas que dan una imagen pueblerina y cerrada de la ciudad .Me alegra ver que no soy el unico que piensa asi.
Sobre la alusion a la alopecia seria conveniente adjuntar una foto con un «antes y despues».Un saludo.
Inexplicable derroche de posicionamiento religioso en un país laico. Si hay Tribuna para Semana Santa, la queremos también para carnaval, orgullo gay, fiesta del cordero y ensalzamiento de la pachamama. ¡Qué hartitos estamos de tanto capillita!
Ciudad sometida a una serie de señoritos, capillitas, con olores rancios y tic franquistoides en connivencia con un ayuntamiento acogotado y sometido a los caprichos de esta gentuza que con la cohartada de que la Semana santa (con minúsculas) hacen y deshacen en la ciudad. Los técnicos de urbanismo les han de consultar para poder desarrollar sus proyectos ¡faltaría más!, los ciudadanos debemos pagar la retirada de la ingente cantidad de basura que se origina en esos días, la limpieza de tanta cera derramada entre el fervor histérico e histriónico vivido entre tapa y tapa, entre vinito y vinito o entre bocata y bocata de culos aplastados en sillas que la mafia cofradiera, con la connivencia de los peperos del Ay-untamiento, coloca por doquier para sufrimiento de ciuadadanos que solo quieren desplazarse por su ciudad. Sillitas por aquí, sillitas por allá… ¡y el que vaya a Sevilla pierde su silla!. Uy, perdón, he dicho la palabra maldita…. ¡Sevilla!, ¡qué horror!. ¿Veremos algún año al trono del Cautivo botando al grito unánime de los hombres de trono: «E, é, é, sevillano el que no bote é, é, é»?. Todo es posible, en esta ciudad todo es posible….. todo menos que el Ay-untamiento obligue a la mafia cofradiera a suprimir DEFINITIVAMENTE ese monstruo de tribuna. Aunque claro, pensándolo mal… los dirigentes del Ay-untamiento también pertenecen a la mafia estorsionadora……. jó…. ¡qué pestazo!.
A Eduardo y a Junteros a la vista, les invitaría, ya que hablan de señoritos, franquistoides ya chorrada similares, a que vayan y pregunten por la labor social de la cofradías, directa e indirecta, ya que mucha gente gana el suficiente dinero para llegar hasta el verano, vendiendo latas de cerveza por 1 euros, que le han costado 30 centimos en el Eroski.
Nada más que por eso vale la pena la tribuna, aparte de la Religión, la tradición, la cultura, el turismo, etc.
Que es fea? Pues tal vez, pero cumple la normativa vigente que es lo que vale. Y si los gays o el carnaval quieren montar un fiestorro que se lo paguen ellos, y que generen riqueza y no gasto.
Y por favor, no hagan chistecitos con el Cautivo. Lávense la boca para hablar del Señor de Málaga, que por cierto gracias a su mediación ha salido mucha gente de la droga.
Sólo un resentido habla mal del Ayuntamiento de esta gran capital sin encontrar nada bien hecho. Sólo un inadaptado llama gentuza a los mantenedores de 500 años de tradición cofrade. Sólo una mala gente representa a un Cautivo botando cuando es el paso más sublime que un trono pueda producir. Se pueden contar con los dedos de una mano las Semanas Santas que he paseado el centro para ver procesiones aún mis años de comerciante en las lindes de calle Larios porque, sin más, no soy semanasantero; pero obviar la belleza del paso de un Cautivo al compás del movimiento uniforme del amplio faldón de su hábito, o la férrea regla que dicta el doble paso lateral y avance del Cristo de la Expiración es más que no saber. Es ser un eterno niño aún con el lenguaje tosco de hombre. ¡Ah, la tribuna! Nada hombre, ésas son cosas de Vázquez. Javier Fernández
Lo primero, gracias, Alfonso, por recordar a todos año tras año este disparate que se mete con calzador en la plaza. En mi opinión, el problema de la «tribuna» (o lo que sea ese engendro) es el mismo que afecta a casi todo en Málaga: la indolencia, la dejadez y el espíritu mediocre y acomodaticio de la grandísima mayoría de los ciudadanos que la habitan.
En una ciudad viva y despierta, mediocridades como esta en el mismísimo Centro de la ciudad no serían de recibo, pero aquí nadie protesta, todo da igual.
¿De verdad entre el Ayuntamiento, las Cofradías y los instaladores no se puede diseñar una grada proporcional al espacio donde se instala? ¿Tiene que parecer un puesto ambulante cutre y de mala muerte, y además, gigante? ¿Dónde están los técnicos del Ayuntamiento que dan el visto bueno a «eso»? ¿Es normal incluso tener que arrancar árboles para que entre «eso»?
Ya puestos a poner chatarra por todos lados, a ver si este año el Ayto se acuerda de poner PASOS LIBRES EN LAS CALLES para que no me tenga que pelear con la muchedumbre para cruzar las calles.
Y salió la bola de la obra social, hagan juego señores.
Es la respuesta comodín que usan los cofrades para defenderse de cualquier crítica.
LA OBRA SOCIAL
Nombrarla es como usar el comodín de la llamada a tu primo catedrático en 50×15. Sirve para justificar cualquier otra cosa injustificable.