El firmante tiene que reconocer que mantiene cierta expectación morbosa cada vez que el área de Medio Ambiente publica en el Boletín Oficial de la Provincia las sanciones por comportamientos neandertalienses o como mínimo, incorrectos.
La sabiduría popular, en absoluto atada al lenguaje políticamente correcto, ha creado la figura del ‘tío puerco’ o ‘la tía puerca’, para englobar a esos malagueños que viven en su mundo y les importan un bledo los demás.
En más de una ocasión, entre los infractores de las ordenanzas municipales un servidor se ha encontrado con familiares de conocidos políticos y con miembros de ‘familias bien’ de Málaga, lo que demuestra que la figura del malagueño ‘insolidario’ es “de todas las leches”.
Así, retrotraigámonos al 1 de marzo de 2009. Si consultamos el calendario fue domingo y a las 10 de la mañana, quizás tras un sábado noche de ingestión de líquidos, un tal D. fue sorprendido satisfaciendo las necesidades fisiológicas en la vía pública, en concreto en la calle Manuel Vargas, en la urbanización El Torcal. Esta gesta a cielo abierto, punible, conlleva una sanción de 150 euros. Al infractor le habría salido más barato comprarse una bacinilla.
Y?si ‘buceamos’ en infracciones del año pasado, ahí tenemos a un tal F. J. al que le cascaron 450 euros por las molestias del ruido procedente de su equipo de música, instalado en un flamante Seat Ibiza. Ya hemos mencionado aquí que el ‘legado gibraltareño’ de los coches-discoteca sigue pesando en Málaga pero sobre todo pesa en los oídos de quienes soportan el concierto involuntario.
Que Medio Ambiente siga haciéndonos más cívicos y a ver si se anima y publicita sus sanciones en la plaza de la Constitución. Como en la Edad Media.