La antigua cárcel provincial ya es el estercolero de todos

23 Ene

En la avenida de José Ortega y Gasset ya contamos con un ‘punto negro’, un basurero ilegal en un lugar cargado de historia y de sufrimiento. La antigua prisión provincial de Málaga sirve, desde que ha quedado sin uso, de almacén de desechos de los vecinos más desaprensivos, esa minoría que avergüenza al resto y que impide que la ciudad mejore más de lo que debería.

Pero este problema de incivismo es también una señal de alarma de lo que puede llegar a ser la prisión si los responsables políticos no se ponen pronto de acuerdo sobre su destino.

Los dos pequeños patios delanteros son ahora mismo una montaña de hojas, botellas, latas, pelotas y un número bastante sorprendente de sillas rotas de plástico.
Se hace difícil imaginar a uno de estos vándalos zarandeando en el aire este material de desecho antes de colarlo dentro de la prisión provincial. Este comportamiento selvático, con perdón para nuestros primos los primates, no parece sino la obertura de una interminable opereta.

El edificio cuenta con vigilancia pero la humedad y la falta de calefacción obligan a los vigilantes a ‘calentarse’ en plena calle.

El año pasado Izquierda Unida presentó una propuesta bastante razonable, a juicio de un servidor, consistente en convertir la antigua prisión en un espacio en el que convivieran un centro social, que nunca viene mal en el atosigado distrito de la Cruz del Humilladero, así como un centro de la Memoria Histórica. Este espacio incluiría un museo documental sobre la represión franquista, que por desgracia tuvo en Málaga una prolongada actuación.

El Ayuntamiento parece que da marcha atrás, pese a haber respaldado la iniciativa en un pleno y eso que por la carga histórica del recinto, dejar espacio a la memoria de la Guerra Civil y sus consecuencias parece lo más lógico.

Cuanto antes se pongan de acuerdo los políticos, antes dejará la antigua cárcel su uso actual:?un estercolero. Una verdadera indignidad.

Hambre
Cuenta un niño de la posguerra que en el Parque de?Málaga se arracimaban los niños junto a los coches de caballos para aprovechar un descuido del conductor. Era el momento elegido para rebuscar en el saco que tenía la montura y cogerle un puñado de algarrobas. «Nos la comíamos como si fuera chocolate», recuerda.

Registros de diseño
En la plaza de la Solidaridad, en la zona más próxima al monumento al donante, se encuentran desde hace años unos registros en mal estado que parecen estar suspendidos en el aire, sujetados a modo de ‘palafitos metálicos’.

Están tan ‘maleados’ que presentan las mismas ondulaciones que un edificio de Frank Gehry. ¿Serán de ellos?

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