Programa catalán sin intervalos hasta enero de 2018. Incluye un cuento de Navidad o uno de pitufos
Para los que seguimos estando aburridos nos han preparado un programa con Cataluña de desayuno, almuerzo, merienda, cena y un postre y un gran puro estilo Rajoy, día tras día hasta finales de enero del 18.
La última novedad (jejeje) es que los independentistas se han cargado la democracia. ¿O eso ya lo habían dicho? Si. Lo habían dicho desde el primer día. ¿No se acuerdan que esto era un golpe de Estado? Pero las cosas son bastante distintas. O no llegó a golpe o nunca quiso serlo. Todo lo mas fue una vehemente reivindicación independentista.
Por qué la cuadrilla de los que podríamos llamar editorialistas del Sistema insiste (aunque ya con menos énfasis, todo hay que decirlo) con lo del golpe de Estado…porque esto es como anunciar una invasión napoleónica y el ejército siguiera sin avanzar mientras el propio Bonaparte estuviera en cama con gripe.
Han preferido cambiar la letra del constitucionalismo (¿no éramos todos constitucionalistas, hasta los que queremos retocar un poco la Constitución?) y acentuar los posibles efectos violentos de la rebelión. Pero tampoco los había. De ahí que se montaran en la palabra ‘rebelión’ con la esperanza de que fuera suficiente para justificar el programado escarmiento.
Una amiga mía tuvo la buena idea –o la mala leche– de rastrear el debate sobre el famoso artículo 155, constatando que la figura de rebelión, como delito, supone el uso de violencia. Zas! Que zasca le ha dado el pasado histórico al presente manipulador.
De modo que, si se quiere ir por lo legal, como pregonan los puros de Madrid cuando quieren esconder su odio visceral (que también lo hay del otro lado –es simétrico– por supuesto) a la flamante e ilegalizada república (un territorio sin borbones ya trae una aureola de prestigio) …si los que intentaron la República Catalana sufren una persecución encarnizada habrá que seguir cotizando a la baja está presunta democracia que ya no es incipiente sino declinante.
Y ahí es donde tocaría fondo el debate.
Ambos bandos (si el gobierno de Rajoy no es un bando es porque es una banda) se acusan de que estando la democracia en la Uci se le pueden hacer toda clase de análisis pero dentro de poco quizás solo nos quede la autopsia.
La pregunta es por qué en el centro de todos los debates termina estando siempre la democracia. Tal vez no haya mucho secreto: nuestra democracia es muy débil y esto lle da ese protagonismo; porque su misma debilidad incita a cada uno a buscar ventajas. De hecho, si la democracia estuviera fuerte y, por ejemplo, la corrupción se estuviera batiendo en retirada, es posible que el nacionalismo catalán fuera mucho más débil.
No miremos al nacionalismo como causante de todos los males. Si vemos quienes lo denuncian casi siempre ¡¿o siempre?! Aparecerá un nacionalismo mayor que está queriendo ganar espacio. El nacionalismo no es una ideología sino una actitud; se achica o se agranda según le estén empujando para quitarle espacio o acorralarlo. Observar cada situación porque de este tipo son incluso los vituperados de Polonia y Hungría.
Los nacionalismos poco criticados son, paradójicamente, los más agresivos y expansivos y al mismo tiempo los más poderosos y expansionistas: el de China y el de los Estados Unidos, por ejemplo. En la pasividad hacia ellos hay siempre un toque de servilismo.
Frente a estos monstruos poderosísimos el nacionalismo catalán es un cuento de Navidad. O uno de pitufos para el cual Puigdemont estaría pintiparado.