Es probable que el nuevo mapa político de España sea bastante diferente del anterior. ¿Pactarán entre sí los partidos ‘del cambio’? ¿Será Ciudadanos el sostén de Rajoy?
Como estamos tan mal acostumbrados (y los periodistas tenemos buena parte de culpa) a presentar todo como gran novedad, comienzo de algo nunca visto, final de un proceso importantísimo, nueva realidad hasta hoy ni siquiera imaginada, etc. es posible que ocurran cosas verdaderamente trascendentes y apenas las ‘registremos’. Es posible incluso que, hartos ya de históricos momentos y peripecias irrepetibles, nos resistamos cada vez más a subrayar los nuevos ‘acontecimientos’. Alguna vez hemos recordado que el historiador Fernand Braudel insistía mucho en marcar la diferencia entre las cosas ‘de todos los días’ y los hechos realmente principales, indicadores de un proceso histórico. Aunque para nosotros la palabra ‘acontecimiento’ es fuerte y marca la gran importancia del hecho, en francés tiene una connotación más vulgar. Estando Braudel preso de los nazis, cuando él y sus compañeros de prisión escuchaban por radio, consternados, noticias sobre el avance de los alemanes, en medio de la angustia introducían en tono de humor que no había que destacarlo mucho porque era ‘solo un acontecimiento’.
Todas estas disquisiciones vienen a cuento de que a nuestro juicio no se está dando al proceso interno del PSOE el valor que realmente tiene. En algún caso se destaca pero es curioso cómo, en general, se quiere preservar la imagen de los expresidentes (sobre todo de Felipe González, claro) y en ello se coincide con muchos de los ‘renovadores’ del PSOE, que no muestran ningún interés por aparecer enfrentados con sus momias, conformándose con que se queden dentro de sus armarios o sarcófagos.
Sin embargo, es difícil negar que el gran paso que están dando los socialistas tiene dos facetas complementarias: de una parte, abrir un ‘abismo’ entre el PSOE y el PP, básicamente para romper el bipartidismo; y de otra parte, aunque sea sin estruendos, anular esa dependencia tan peligrosa: aquellos antiguos líderes han sido, justamente, los creadores y guardianes del bipartidismo.
Entonces… ¿Pedro Sánchez ha hecho una ‘revolución’ en el PSOE?
Es posible que sí. Lo que sabremos dentro de un tiempo (o nunca) es si ese proceso iniciado por Sánchez constituía la médula del cambio que propiciaba o si él traía en su mochila dos o tres consignas y, al interponerse el ‘aparato’ entre él y la concreción de sus propuestas, lo fueron ‘radicalizando’ cada vez más… Pretendieron arrojarlo a las ‘tinieblas exteriores’ y consiguieron lo contrario: que Sánchez volviera, con más prestigio y voluntad reforzada. En ese camino los reformistas del PSOE se pusieron ‘en línea’ con Podemos y dieron la sensación de que los partidos ‘del cambio’ podían ser cómplices y alistarse en una alianza, explícita o no, contra lo que Sánchez llama ‘la época negra’: el gobierno del PP.
Mientras los ‘guardianes de los guardianes’ (los medios de comunicación que protegen las espaldas de los que fueron protagonistas del ‘viejo’ PSOE) permanecen silenciosos y vigilantes, los renovadores se agrupan detrás de Sánchez y dan una relativa sensación de homogeneidad. La generación ‘intermedia’, que se alineó con los antiguos líderes, puede tratar de reubicarse o incluso (como alguno ya lo ha hecho) aspirar a un cierto protagonismo en el nuevo proceso. Esa es una de las cuestiones que esperan respuesta quizás en días o en unas pocas semanas.
Pero para intentar dibujar el nuevo mapa político de España habrá que seguir atentamente este proceso y tratar de resolver otras varias incógnitas, lo que no solo puede darnos indicadores importantes sobre lo inmediato sino también sobre el medio y el largo plazo. ¿Mantendrá Sánchez su definición radicalizada del ‘nuevo PSOE’? ¿Como responderá Podemos a ese desafío? ¿Esa ‘moderación’ que se le suponía al PSOE seguirá presente en la ‘era de Sánchez’? Si hay una nueva agrupación de fuerzas… ¿Ciudadanos se convertirá en socio de ese pacto por el cambio o será el sostén del PP?
Cada movimiento de cada ‘actor’ condicionará las reacciones de los demás y aportará lo suyo para una imagen de conjunto. Pero todo este proceso se ha abierto a partir de la irrupción de Sánchez… Este no fue un ‘acontecimiento’ trivial sino un cambio que condiciona todo el mapa político y que a su vez parece una respuesta a la resistencia del PP y a la enorme velocidad con la que se expande la corrupción.