La trastienda del poder mundial, el avance de los hackers, la fumigación de la atmósfera, los presuntos visitantes de otros planetas…. Crecen los medios de comunicación pero cada día nos ocultan más cosas
Los amantes del surrealismo no somos mayoría absoluta ni relativa. Hay que aceptar que la gente en general quiera explicaciones o conjeturas básicamente racionales.
Acatemos, pues, la dictadura de la racionalidad aunque conviene hacerle algunas rebajas porque sabemos que el poder lo envuelve todo con la razón para esconder su esencial irracionalidad. Y no es que queramos rizar el riso. Entre Trump y el ‘frente antiTrump’ nos ofrecen todos los días un concierto emocional en un envoltorio racional.
¿Emocional? , se preguntarán incrédulos quienes ven a Trump como el polo opuesto de lo emocional… Tal vez convenga recordar que la ambición, el egoísmo, la avaricia, la envidia, el dominio sobre seres humanos y sobre pueblos y naciones…. pertenecen al mundo de lo emocional.
Hace una semana, el 30 de mayo, titulamos esta modesta columna «Trump, estás rodeado»; cuatro días después, el periódico El País titulaba su portada así: «El mundo, con excepción de Putin, deja solo a Trump». El titular no era del todo exacto porque Putin proponía negociar con el presidente norteamericano sin ponerse en su contra… «No se debe alborotar sobre la salida de Estados Unidos del acuerdo de París –decía el líder ruso– sino crear condiciones para el trabajo conjunto».
Claro que aquí, en un ‘territorio’ de opinión y no de información, presentábamos esta situación que está viviendo el mundo como un ‘juego’. Pero lo que insinuábamos era que podíamos estar en presencia de una bien coordinada estrategia destinada primero a aislar a Trump y después, tal vez –es solo una sospecha– a desinstalarlo de nuestro ‘sistema de poder global’…es decir, de los grandes centros donde se toman las decisiones estratégicas que afectan al conjunto de la humanidad.
Esta es una de las cuestiones vitales para saber qué rumbo tomará este acongojado planeta. Pero hay otro asunto vital: ¿pueden los hackers seguir perturbando, atemorizando, condicionando o chantajeando al poder mundial?
Sobre esto casi no hay noticias. O se ha creado una hermética cortina para que la opinión pública quede aislada: se preocupe, especule, se atosigue de teorías conspiranoicas pero no tenga datos concretos y fiables sobre lo que en realidad está ocurriendo.
Si se han hecho funcionar cortinas de humo y se ha impuesto el secretismo en cuestiones como la posible presencia de ‘seres de otros planetas’ o sobre aparatos y métodos de movilización o posibles puestos de observación (‘intergalácticos’ para ponerles un nombre a la moda)… o bien sobre fumigaciones de la atmósfera terrestre (son muchos los testimonios de que esto se sigue haciendo y se evita divulgar datos concretos) ¿que tendría de extraño que se nos vedara el acceso a datos sobre tantos otros temas estratégicos?
Además de todas estas incógnitas o maniobras de simulación para mantenernos en la ignorancia, hay otros casos que señalan misterios relativos (como la supervivencia del terrorismo pese al crecimiento constante de los medios para perseguirlo) o situaciones que están a punto de dar un vuelco, con el caso más evidente en Venezuela. El crecimiento constante de la oposición al tambaleante régimen de Maduro, crecimiento alimentado, obviamente, por todo Occidente, no ha culminado ya en un éxito probablemente por un factor que en otras ocasiones ha sido decisivo: el activo apoyo norteamericano. Pero Trump parece distraído en otros escenarios, al punto de dejar campo libre (relativamente) para que los países europeos tomen posiciones. Quizás los europeos no quieran tampoco llenar los vacíos que puede estar dejando Washington. Pero se sospecha que ni Europa está cohesionada y pendiente de temas como el de Venezuela ni está exenta de temores a que un avance en Latinoamérica despierte de su distracción a Trump.
Lo que asombra es que la llamada ‘izquierda’ siga actuando como guardaespaldas de un proceso que se ha ido alejando tanto de la gente y que ha dejado en evidencia su enorme pérdida de popularidad. Claro que esta puede ser, en poco tiempo, la ‘antigua izquierda’, que está cediendo el paso a los nuevos que ganan posiciones con Sanders en Estados Unidos y con Corbyn en el Reino Unido.
Lo que parece claro, de momento, es que la realidad mundial se hace día a día más compleja. Si se acude al manido símil ajedrecístico podríamos decir que se están jugando simultáneas.