Proponemos un juego fuera de toda lógica como entretenimiento o como intento de acercarnos a la nueva realidad del mundo.
Uniendo la presencia inefable del presidente Trump y la situación de este mundo inabarcable e indefinible se nos ocurre que podríamos intentar algo que nos haga pasar el rato, al modo como lo hacen (suponemos) los enfermos terminales y sus angustiados acompañantes. Es decir, rompiendo con las leyes de la lógica y dejándonos deslizar por un surrealismo que, según los expertos, ha sido la mas grande aportación del Siglo XX a la cultura universal.
Podríamos obsequiar la idea a algunos de los miles (¿o millones?) de mecenas que hoy pululan en los escenarios más estrambóticos, desde la creatividad gastronómica hasta el diseño tomado como una de las bellas artes o hasta los inventos de los hechiceros urbanos (quizás mayoría entre la población) o los descubrimientos de los científicos de vacaciones (se ha hecho ya una tradición que los grandes hallazgos del intelecto humano los hacen talentos que poco tienen que ver con el saber científico o científicos dedicados a la pesca del salmón).
Es nuestro perverso propósito poder concursar porque, aún no entrando de lleno en ninguna de las categorías mencionadas, creemos que la propia idea del concurso debería abrirnos la puerta para participar.
Nuestra propuesta es mirar de frente a la realidad y renunciar (una vez más) a todo prejuicio, además de girar alrededor de los hechos para verlos desde muchos de los infinitos ángulos posibles de aproximación. De este modo, tan pocas veces puesto en práctica, hemos visto la realidad que se está queriendo ocultar o disimular: hay un complot, sí, pero es para apartar a Trump de la presidencia. O sea: al revés de lo que nos están queriendo demostrar.
Podría alguien imaginar que las inconexas y torpes acciones del presidente estadounidense para agrietar y hasta demoler la estructura del poder norteamericano fueran a concretarse… ¡pactando con Moscú! Esto, que escapa a toda imaginación, es uno de los más fuertes puntos de apoyo de quienes quieren derribar a Trump. Aquí sí podría notarse la presencia del nuevo gran poder de la cultura occidental, el surrealismo. En una situación así… ¿nombraría Trump como su asesor en materia de seguridad a un militar que hasta hace poco trabajaba para los rusos… y los turcos? Otro acto presidencial alejado de toda lógica. Y, más absurdo todavía, convertido en casus belli por los enemigos de Trump.
Pero detengámonos en nuestro puesto de observación: ¿cuáles son los enemigos de Trump?
Y aquí es cuando se nos atraganta la imagen del complot. ¡Los enemigos de Trump son todos!
Exceptuando a unos cuantos parientes y un puñado de funcionarios –es decir, familia y asalariados– el resto del mundo está formado por enemigos declarados del nuevo presidente. Por no echarle una mano no se la echan ni siquiera sus ‘socios’ rusos.
Su reciente viaje europeo viene a confirmar esa terrible soledad que Trump compensa dándole empujones al primer ministro de Montenegro, que le estaba robando ‘primer plano’ en la foto de familia del G7. ¿G7? El núcleo duro del poder mundial, la media docena larga de mandatarios del avanzando Occidente… ¡Todos enemigos de Trump!
Claro que hay una posibilidad abierta para este universo de enemigos de Trump: iniciar los procedimientos legales para apartarlo del poder… Pero… quién asegura que no volvería a ser elegido si en unas nuevas elecciones se repite lo que ocurrió antes: que Trump sacó más de 2 millones y medio de votos menos que la señora Clinton y sin embargo resultó triunfador.
Siguiendo el ejemplo de Trump, advirtamos de que, si nuestra propuesta no resulta ganadora es que hay ‘tongo’.