Los viejos partidos forman prácticamente un ‘partido único’ y van retomando todo los controles del proceso político. Ciudadanos, haciendo la siesta. Podemos, haciendo lo contrario de lo que se esperaba
Aunque el panorama político está lleno de incógnitas, la que nos sigue pareciendo más misteriosa es la del PSOE. Sobre todo porque las dudas se acumulan y nadie parece tener prisa por despejarlas. Hay momentos en los que da la sensación de que ese ‘dejar hacer, dejar pasar’ que antiguamente era el sencillo núcleo duro de la ideología liberal, se hubiera adueñado de todas las opciones políticas.
Ciudadanos es la fuerza que se instala con más comodidad en ese liberalismo acomodaticio que los ‘peperos’ nos quieren presentar como una genial táctica rajoyana.
Ni es una táctica ni tiene nada de genial: Rajoy quedó arrinconado y le pasó como a los gatos, que normalmente solo se ponen guerreros cuando están rodeados y no tienen vías de escape. Entonces sí, finalmente, sacan sus garras y se muestran dispuestos a arrancar algo de piel al enemigo, a provocarle dolor y aquel famoso ‘no se la van a llevar tan fácil’ que recuerda un poco a la atropellada en la que Sansón, ya vencido, trata de llevarse por delante a la mayor cantidad posible de filisteos.
Así va Rajoy, disimulando su andar bamboleante y con esa precaria tranquilidad de saber que, de momento, sus rivales socialistas están peor. Y con una cierta certeza de que, si él cae, también caerá un buen puñado de socialistas.
Rajoy, quieto parado. A él no le va bien pero a los demás les va peor.
En cuanto a Podemos cuesta imaginar una manera más pueril de dilapidar un capital electoral y movilizador. Muchas veces se ha dicho que lo primero que debe tener claro una fuerza que se pretende revolucionaria es que no haya confusión respecto al «enemigo principal». Y esto es lo que menos parecen entender los podemitas de las distintas corrientes. Como en aquella tan graciosa película La vida de Bryan cuando se les pregunta cuál es el enemigo principal, cada grupo (ya formado o en ciernes) da una respuesta distinta. Algunos parecen creer que el enemigo principal está dentro de sus filas, con el resabiado argumento de que es más peligroso el que sabotea que el que nos pelea de frente. Ese argumento siempre es tramposo porque es el huevo de la serpiente: si etiquetamos como traidor al que no coincide punto por punto con nosotros ya estamos preparando el escenario para que se instaure un dogma rígido y todos los que no lo acaten resulten peligrosos disidentes. Es decir, disidentes.
Para enfilar contra el enemigo principal lo primero es reconocer como parte de ‘lo nuestro’ a cualquier disidente que haya demostrado su lealtad al objetivo original.
Y el objetivo original es fácil de detectar porque se lo puede identificar incluso desde los gritos y pancartas del 15M: no tenemos pan para tanto chorizo, no vamos a admitir más desahucios, impediremos cualquier nuevo plan para transferir la riqueza nacional a los intereses privados (particularmente los de los bancos) y no vamos a aceptar más que los verdugos de la Unión Europea, en estado de disolución, estrangulen a nuestros pueblos para seguir saqueándolos. Particularmente en este último punto tendremos que mantenernos firmes porque lloverán acusaciones y sufriremos presiones brutales.
El caso es que Podemos está haciendo lo opuesto a lo aconsejable: todo el mundo (incluyendo cualquier sector interno del movimiento) es susceptible de ser considerado como enemigo mientras no demuestre lo contrario.
Ciudadanos, como ya lo estábamos apuntando, ha quedado convertido en una estatua de sal: Rajoy le está haciendo pagar su intención autónoma y no tienen con quien asociarse.
Por fin, el PSOE. La propuesta del ‘aparato’, de sobra conocida: poner todo en manos de la señora Díaz. Y ella, tendrá que pasar, obviamente, por primarias. Para esto hace falta encontrar un candidato ‘opositor’… Alguien que le corte el paso a Pedro Sánchez. De repente, ahí está!!! Es Patxi López. Ideal. Apoyó a Sánchez, es vasco (el que no quiere apoyar a una andaluza, ahí tiene un varón vasco)… y puede canalizar un poco de disidencia. Pero ¿cómo es que de entrada se sospecha que es un ‘enemigo’ inventado? Es que la gente es muy malpensada o tal vez que el PSOE en todo este último tiempo no ha hecho más que mostrar distintos modelos de traidores.
Algo sí se va perfilando: que los partidos ‘clásicos’ siguen dominando el panorama… y que habrán perdido hasta el último pelo pero conservan intactas todas sus mañas.