Seremos campeones

30 Ago

Llevamos gran ventaja en algunos deportes novedosos, como el ‘invistidurismo’ y nos conviene que se incluyan lo antes posible como especialidades olímpicas

Hay algunos deportes para los que estamos especialmente dotados y sin embargo no tenemos una buena estrategia para difundirlos más y convertirlos en especialidades olímpicas. Son deportes muy competitivos y que exigen un adiestramiento especial que seguramente nos dará años de ventaja cobre cualquier nación que pretenda hacerse un lugar destacado. Pienso, por ejemplo, en el ‘invistidurismo’ (aunque no tiene todavía un nombre aceptado por todos), cuyo aspecto más destacado es que, pese a su nombre, no culmina con una investidura. Al contrario: buena parte de su gracia nace de que reúne mayorías, partidarios, fans, públicos entusiastas… y sin embargo una de las principales habilidades consiste en reunir mayorías importantes (en realidad, ‘primeras minorías’) pero debe guardar gran cuidado de no sobrepasar un tope porque el resultado sería la investidura y se malograría todo el esfuerzo.

Ahora mismo estamos en un momento culminante que los aficionados siguen con pasión. En el parlamento español se puede llegar a reunir una mayoría de 170 diputados y se corre un serio riesgo: con solo 6 más se provocaría la investidura. De hecho, muchos se están comiendo las uñas ante el temor de que el más mínimo error les haga caer en la mayoría tan temida.

En este momento estamos todos de los nervios porque en los prolegómenos se dice ya que, aunque no es un cómputo legalizado sino solo un indicador de lo emocionante de la situación, Ciudadanos ha logrado coincidir con el Partido Popular en 150 medidas de gobierno. Estamos ante uno de los momentos más dramáticos porque el Partido Socialista podría abstenerse y …¡zas! tendríamos gobierno.

El juego es difícil y muchas veces incluso los aficionados más fanáticos confunden las metas –esa es una de las gracias del ‘invistidurismo’– y se empeñan, por ejemplo, en demostrar al PSOE cuán poco le falta para dar pie a una mayoría absoluta, para lo cual basta con una simple abstención.

Una de las piruetas más increíbles (las que arrancan el mayor entusiasmo de la afición) es la que acaba de hacer el Partido Popular. Jaleado por Ciudadanos han terminado por aceptar como propias casi todas las medidas que habían venido rechazando indignadamente en todos sus años de gobierno. Algunos de estos ejercicios dialécticos están siendo copiados a toda prisa para las nuevas ediciones de los libros de texto de Ciencias Políticas, tanto a nivel de la enseñanza secundaria como de la propia Universidad. Los populares han aceptado incluir un pequeño estímulo para las familias sin ingresos… Los mejor enterados dicen que en las discusiones a puerta cerrada a este plus lo llamaban ‘muertos de hambre’ pero los negociadores de Ciudadanos obligaron a borrar esta expresión incluso en los apuntes hechos a mano sobre los borradores. También aceptaron cargarse al Senado y hasta debatir una nueva ley de educación, una cuestión en la que hasta ahora el PP había sido absolutamente intransigente… La Ley de Dependencia –las prestaciones podrían… ¡volver al nivel del 2012! , la ‘dación en pago’ y un montón de medidas más (perseguir a los evasores…) llegando a tal extremo que los negociadores del PP, con espíritu alegre, en algunos momentos de las discusiones daban una vuelta campana a las papeleras, indicando así la voluntad de volver del revés sus ‘ideas’ (por llamarlas de alguna manera) como si fueran un calcetín.

Todos estos juegos malabares nos están llevando a la cúspide del ‘invistidurismo’. Es de esperar que se aumente al máximo la presión para declararlo deporte olímpico antes que alguno de estos ‘países emergentes’ quiera aprovechar nuestra falta de reflejos para sacar ventaja a nuestras habilidades. En corrupción, una buena base para el ‘invistidurismo’ no somos los mejores pero estamos escalando posiciones rápidamente, siguiendo un refrán adoptado y mejorado por Rita Barberá: «Más vale cien pájaros en mano que mil volando».

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