La rutina de la vida

25 Jul

Según los medios, en general, el brexit sigue pegando con fuerza…Pero los datos concretos generan dudas: el paro está en su nivel más bajo y no se nota un decaimiento de la actividad económica.

Supongo que los navíos de antes de los misiles –es decir, de cuándo bastaba con dominar los mares y el control del espacio solo era ‘cosa de Dios’ (o bien de una pandilla de dioses que se repartían y disputaban el poder) – aquellos navíos, digo, no esperaban que les hicieran señales con banderines para saber si la cosa iba contra ellos y si tenían que prepararse rápidamente para responder al inminente ataque. Era eso que un amigo, ya fallecido, había bautizado como ‘la glándula de la rutina de la vida’: las cosas responden a un cierto orden, funcionan de una determinada manera y el que no sabe actuar siguiendo esas leyes no escritas habitualmente está perdido. El azar, que se alimenta de darnos sorpresas, puede salvarlo una o dos veces pero igual es difícil que sobreviva. Estaba bien eso de ‘la rutina de la vida’ porque describía toda la amplísima gama de los actos humanos: desde los saludos al entrar a la oficina hasta el envión exacto que hay que darle a la línea de producción (al estilo de Chaplin en Tiempos modernos) para que todo siga girando como es debido; pero también -¡también!- cómo de rápido y bien debía moverse la cureña del cañón para que la bala fuera a caer en el sitio adecuado, etc., etc. Para todas esas cosas, según fuera nuestra propia rutina, debía actuar adecuadamente la glándula de la rutina de la vida.

Fijaos que ahora viene el cambio…¿Funciona bien la glándula cuando todos los mensajes apuntan al mismo sitio y nosotros seguimos la corriente? Sí. Así es como debe funcionar la rutina de la vida: siguiendo el ‘orden natural’ de las cosas. ¿Natural? Bueno, no del todo porque ya el ‘orden natural’ viene adulterado. A lo mejor es algo parecido a lo de los transgénicos. ¿Serán malos ‘en sí mismos’? ¿O será que persistimos en que la Naturaleza permanezca inalterada? ¿Mantenemos el pre-juicio de que el mundo debe permanecer inalterado, tal como lo ‘encontramos’? ¿O mantenemos el pre-juicio de que debemos adoptar a la Naturaleza una y otra vez, para someterla a nuestras necesidades?

Llegados a este punto hasta parece una enconada lucha entre uno y otro prejuicio.

Fijaos en la cantidad de andanadas que vienen soltando los medios (TV, radio, prensa…) contra el brexit, desmantelando sus ideas pero también sus emblemas, sus premisas básicas, sus previsiones y esperanzas.

Así, lo que podría verse como dos conjuntos de prejuicios en abierta lucha …. o sea, dos conjuntos emocionales, disfrazados ambos de racionales… termina por verse como lo que realmente es: un choque frontal entre dos formas de abordar el futuro. ¿Querrán los británicos intentar avanzar sin la ‘pesada rémora’, o bien el ligero y cómodo bastón…. europeo (según cómo se mire)?

Pero si nos estamos preguntando si nos van a disparar… o si lo harán por debajo de la línea de flotación… ¡es que nos está fallando la glándula de la rutina de vida! Por supuesto que disparan para hacer el mayor daño posible.

Un mes después de la votación del brexit vemos un titular que parece querer justificar un largo mes de sabotajes y anuncios catastróficos: El brexit tarda solo 30 días en golpear duro. Un subtítulo viene a respaldar al titular: La actividad comercial británica ha sufrido la mayor contracción desde la crisis de 2009.

¡Vaya, por Dios! Las autoridades reconocen que los empresarios se encuentran ‘en una situación de incertidumbre’. Pero a la hora de los datos concretos llegan algunos desconcertantes: en vísperas de la votación del brexit el paro bajó a un límite histórico del 4,9 por ciento. Después de la votación «no se había producido una caída apreciable de la producción». En resumen: el paro está en su nivel más bajo y la producción no ha tenido una caída apreciable. ¿De dónde saldrá, entonces, eso de que el brexit golpea tan duramente?

Parece aquello de que el artillero (la legión de artilleros) sigue tirando con gruesas balas, no importa ya si hacen diana o caen cerca. Lo que importa es seguir disparando sin desmayos. Así funciona la ‘glándula de la rutina de la vida’.

Hay que tratar de mantenerse en pie y seguir disparando. Lo que va quedando como síntesis es que cada vez que saquemos los pies del tiesto van a seguir disparando aunque ya ni vean la diana.

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