No es que el pueblo ‘nunca se equivoque’ pero en democracia es el soberano. Si los que pretendemos un cambio no lo hemos convencido es porque no hemos hecho las cosas bien
Sí señor. Yo voté a los perdedores. Me presenté al colegio electoral para presentar una reclamación porque no me creía que los ‘míos’ no hubieran ganado. Y me dijeron que no tenían ni teléfono para atención al cliente. Y eso que yo soy cliente de los buenos: entre una cosa y otra debo haber votado 20 o 30 veces.
Los ‘míos’, llenos de furia, hablaban de pucherazo y otras tonterías.
A la hora de distribuir culpas echaban espumarajos por la boca y recordaban más de 8.000 casos ‘aislados’ de corrupción. Pero nos dijeron que más corrupto era Berlusconi y que había ganado muchas elecciones siendo más facha que Rajoy. Yo no tenía tan claro cuál de los dos era más corrupto o más facha.
Otros le echaban la culpa a los ingleses porque el ‘brexit’ había resultado –decían– un arma decisiva para favorecer a Rajoy. ¿Desde cuándo en España nos preocupamos tanto por Europa y por la Pérfida Albión? En parte puede ser verdad: el susto del ‘brexit’ habría inclinado un poco la balanza. ¿Será cierto?
Lo que es verdad es que los ingleses han sembrado la confusión. Porque nos dicen que Europa está llena de fachas y que son una amenaza terrible para todos. Demasiado miedo nos meten estos fachillas amenazando con fachas mayores.
Cuando algo sale mal, francamente mal, como es el caso de la Unión Europea, hay tres posibilidades: 1) Abandonar la idea; 2) Tratar de enderezar lo que se ha torcido; y 3) Empezar de nuevo partiendo de cero.
Enderezar lo torcido ya no parece posible, y ni siquiera está claro que haya voluntad de hacerlo. A la vista de esto, los ingleses abrieron paso a las otras dos variantes: acabar con la UE o arrancar de cero para volver a intentarlo. Pero si hay un nuevo intento será sin ellos. ¿Alguien más se quiere borrar? En el Este de Europa hay media docena de aliados poco fiables. El fantasma de De Gaulle ha visitado estos días a la señora Merkel y a Hollande y les ha dicho con voz gutural: ‘aprovechar el momento…esto nunca puede funcionar con los británicos dentro’.
¿A cuántos más tenemos que dejar fuera?, le preguntaron. «A todos los que trabajan para los americanos», contestó. «Con Rusia ya no estamos en guerra –prosiguió– y eso también hay que aprovecharlo. Para que Europa sea una realidad política tiene que ganar autonomía…¡ser verdaderamente independiente!».
Cuando Merkel y Hollande comentaron sus diálogos con el fantasma, ambos estallaron en carcajadas. ‘¿Todavía insiste con que Europa sea una superpotencia? ¡Serán cabezotas!
No me quedé muy convencido de que el ‘brexit’ hubiera preocupado tanto a los españoles. Ante resultados tan inesperados, me gusta hacer autocrítica. ¿Por qué las propuestas de cambio alarmaron tanto a los votantes?
Hice mi propia encuesta. Algunos dijeron que la pérdida de la ‘transversalidad’ costó muchos votos… muchos más que los que aportaba Izquierda Unida. ¿Es posible arañar votos a los socialistas y, al mismo tiempo, arañar votos a los populares? A la vista está que no. ¿Puede un líder cambiar sus propuestas de una semana para la otra? ¿Se puede reclutar gente para ‘asaltar los cielos’ y al mismo tiempo proponer una política socialdemócrata? ¿ A la vista está que no. Es más: no bastará ahora redefinir a Podemos para que recupere la fiabilidad y el impulso perdidos.
Cuando esos votantes que ‘volvieron’ al PP muestran su inquietud ante la proliferación de banderas rojas nos están señalando las rayas rojas que ponen los votantes sin aviso previo. Para vencer y superar al bipartidismo hace falta perseverar en una línea coherente. Un liderazgo no puede sustentarse en ‘saltos’ políticos hacia un lado y otro… ¡creyendo que eso va sumando adeptos!
Básicamente, es el mismo error que el de creer que una ‘nueva transición’ supone ‘la victoria de los vencidos’. Una nueva transición tendrá que ser de verdad un punto de encuentro. ¿O cree alguien, seriamente, que todos esos millones de votos que le han hecho el boca a boca al moribundo Rajoy tienen que quedarse fuera de la nueva transición?
Es agotador seguir la retahíla que reniega de España y de sus habitantes. El cambio que buscamos es para esta sociedad con sus defectos y sus virtudes, aunque en este momento parezca que solo tenemos defectos. A lo mejor los votantes también se han hartado de que pretendamos dejarlos fuera del cambio. A mi modo de ver, transversalidad quiere decir, justamente, que buscamos un cambio atravesando las supuestas fronteras ideológicas: un cambio del que todos podamos participar. ¿O para quién queremos recuperar la sanidad y la educación o ampliar la protección social?