Otra vez nos anuncian una ‘guerra’ contra los paraísos fiscales. Desde luego, no cunde el pánico: esas batallas no se ganan nunca porque los ‘ejércitos’ que deben librarlas ni siquiera salen de sus cuarteles.
Hoy toca hablar de los ‘verdaderos’ refugiados: aquellos millones que sus dueños refugian para eludir impuestos. Que también sufren lo suyo cuando les amenazan con hurgar en sus refugios en busca de las trampas que funcionan como candados casi imposibles de abrir. Los ordenadores son, sin duda, máquinas inteligentes, porque cuando copio titulares como éste –«Contraataque global»– esta máquina de escribir inteligente añade por su cuenta: «jajajaja». Insisto un par de veces para borrar la risita sarcástica pero me vuelve a aparecer. Me resigno: porque la máquina tiene razón. La gracia de la ‘noticia’ no está solo en el titular: un subtítulo tampoco informa: «Europa y Estados Unidos quieren limitar la evasión fiscal y reducir el dinero negro». Jajaja
Hay muchas batallas que se anuncian constantemente pero los ejércitos que deberían librarlas (y ganarlas) permanecen en sus cuarteles. Basta con recordar el anuncio, cinco años atrás, del entonces presidente francés Sarkozy, anunciando el ‘fin’ de los paraísos fiscales.
Contra ellos hay batallas que ni siquiera se pierden: simplemente, nadie las va a librar. Como las guerras contra las mafias o el narcotráfico. ¿Tendrán algo en común? Es obvio que mafia y narcotráfico están íntimamente entrelazados. Y, si avanzamos un poco más, veremos que el dinero negro, los paraísos fiscales que lo protegen, el tráfico de drogas y las grandes construcciones ‘político-sociales’ de las mafias están estrechamente vinculados. Es obvio que no todo el que se refugia en un paraíso fiscal es un mafioso pero nos vale esa típica generalización de reales o presuntos estudios sociológicos que nos dicen, por ejemplo (los datos son inventados), que el 53% de los encuestados está a favor (o en contra) del aborto, lo que se ‘condensa’ en un titular: «la mayoría está en contra (o a favor) del aborto».
Con la misma lógica generalizadora podríamos decir que los que esconden su dinero son mafiosos. Si no lo fueran… ¿por qué habrían de esconderlo? Si, hay otras razones, comenzando por la más común: para no pagar impuestos. «Nadie quiere pagar impuestos». Y ya quedamos presos en un bucle: eludir impuestos es un delito pero, como siempre, solo los ‘delincuentes menores’ caen en la red: al revés de lo que le ocurre a las redes de los pecadores, los que siempre escapan son los peces gordos.
Detrás de la falsedad del titular está la del subtítulo: los Estados Unidos son el tercer país del mundo en el ranking de los más opacos. ¿Por qué, entonces, ‘informar’ lo contrario? Porque el poder mundial se sostiene sobre este andamiaje de mentiras y falsedades.
¿Hay mala consciencia en el ‘poder mundial’? No, en absoluto. Porque en su entramado se diluye toda responsabilidad y toda consciencia individual. El ‘malo’ es el Sistema pero el Sistema es una abstracción.
En Estados Unidos es donde el poder está más diluido y goza del respaldo de creencias socialmente muy extendidas, como la que desconfía de toda intervención del Estado y defiende a todo trance el individualismo que está en el núcleo duro del american way of life.
Ahora mismo, en plena precampaña electoral norteamericana, el precandidato Sanders (todo augura que finalmente será derrotado por Hillary Clinton) fustiga al gran capital y propicia medidas para, justamente, imponerle una fiscalidad mucho más dura. Y se encuentra entonces, Sanders, con algunos ‘izquierdistas’ como el economista Krugman, que lo descalifican por no ofrecer una explicación detallada y rigurosa sobre la financiación necesaria para aplicar sus propuestas. Quizás no advierte Krugman de que se trata de una batalla política en la cual el respaldo a Sanders es, básicamente, una forma de impugnar el Sistema, más que una propuesta destinada a ser aplicada desde el poder, al que de momento no parece que Sanders tenga ninguna posibilidad de acceder.
¿Y en Europa? En Europa la fábula de la zorra cuidando el gallinero se ha hecho realidad a nivel de caricatura: Juncker, presidente de la Comisión Europea, ha sido durante muchos años el guardián de los tesoros negros que anidan en Luxemburgo, un país del cual el ‘gran jefe’ europeo fue primer ministro.
Todo está atado y bien atado. Incluso las acciones propuestas para acabar con los paraísos fiscales… Aquí cabe la otra fábula: la de la asamblea de ratones en la que se propone la brillante idea de ponerle un cascabel al gato para escucharlo cuando viene de cacería: todos están de acuerdo, pero… ¿quién le pone el cascabel al gato?