¿Aprendieron algo?

5 Ene

Las urnas no han dejado un mensaje muy concreto pero sí indican claramente la voluntad de cambio. Todos dicen haber aprendido algo tras la votación pero no lo demuestran

Casi todo el mundo habla de la lección que han dado las urnas. Pero las urnas no han dado un mensaje muy concreto, que digamos. Una de las pocas cosas que están a la vista y nadie discute (¡ni Rajoy!) es que hay muchas ganas de cambiar. Porque es indudable que los dos partidos nuevos, pasando de cero a casi 110 diputados, indican el camino de la reforma del Sistema.

De palabra, cada uno dice haber aprendido algo de las elecciones, pero ‘de obra’ no dejan ver que hayan asimilado alguna enseñanza. Para muestra de ese nulo aprendizaje ahí están los residuos de Izquierda Unida anunciando que se disuelven y se refundan, en un mismo acto, por boca de su juvenil producto, Alberto Garzón. ¿Cómo puede una fuerza política ‘desaparecer’ y ‘reaparecer’, sin transición? Es el resultado de una nula receptividad incluso de algunas de las pocas cosas que las urnas han dejado claras. Algunos puntos comunes a todos los programas de izquierdas del pasado, han sido retomados, con retoques, por Podemos. Otros han quedado en el arcén, junto con la propia definición de ‘izquierda’, que nunca ha sido asumida nítidamente por el partido de Iglesias.

De no haber limado muchas aristas, Podemos no hubiera podido intentar (lo que le salió bien a medias) una política ‘de poder’, un discurso para mayorías.

Podemos interpretó la que podría ser ‘lección numero uno’: no se puede luchar contra todos los enemigos a la vez. Algo que no entendió el omnipotente Hitler, que perdió su incipiente imperio por luchar simultáneamente en tantos frentes, rompiendo el pacto de entendimiento con los soviéticos y creando un duro frente oriental que le hizo perder la guerra.

Podemos definió sus objetivos dejando de lado grandes temas que hubieran creado demasiados frentes de resistencia. Sin declararse favorables a la OTAN no quisieron plantear la polémica cuestión de las bases militares; sin oponerse a la República, no quisieron ‘abrir el melón’ de dejar a España sin trono. Con esas dos grandes ‘concesiones’ ( o postergaciones) pudieron orillar la definición izquierdista, aunque si se la endosaron, con intención saboteadora, los medios de comunicación.

El frontal de Podemos quedó formado básicamente por las grandes reformas sociales, la recuperación de derechos perdidos (por ejemplo, la ley mordaza o el deterioro del sistema de salud y el educativo) y una reforma constitucional con eliminación tajante del artículo 135, el que ata a España a la deuda externa en detrimento de las necesidades populares. La reforma constitucional supone, por supuesto, un debate y la búsqueda de un camino de entendimiento en los conflictos territoriales.

Eliminando etiquetas y concentrando las artillería sobre esos puntos básicos consiguió Podemos dar el enorme salto del 20N. ¿No entienden en Izquierda Unida el peso que tuvieron esos ‘ajustes’ y el esfuerzo por quitar la etiqueta ‘de izquierdas? ¿No ven que desde su tope máximo de 20 escaños, con Julio Anguita, se ha dado el impresionante salto a 69 escaños?

Si lo hubieran entendido, dejarían la sigla de IU a un costado y, con el nombre que adopten, buscarían un hueco –y no más que un hueco– junto a otras fuerzas, con la discreción de ser ‘uno más’. En vez de eso, persisten en no ‘leer’ los resultados electorales y en tachar la estrategia de Podemos como «tacticista».

Para IU, jugar en primera división es un mero ejercicio de ambición de poder. Con ese reduccionismo caen en la adoración de los principios como si estuvieran en una orden religiosa. Encorsetados en programas máximos todo lo que se adapta a la realidad es una ‘traición’ Pero ese programa máximo no impidió ocupar jugosos cargos en la ‘entente’ con el corrupto PSOE andaluz, y ser su cómplice, en un ejercicio de ‘tacticismo’ que se asumió negando todo lo que significaba como abandono de aquellos principios intocables.

Tanto se resisten a asimilar la lección que puedan haber dejado las urnas que se equivocan al sumar: añadir IU a Podemos hubiera adelgazado y no engordado los resultados de los morados. Las urnas han dejado algunas lecciones y el que no las quiere asimilar es porque no quiere ver la realidad. Pisotear las gafas no resuelve la miopía. Para entender que una gran parte del electorado, con razón o sin ella, rechaza la etiqueta de izquierdas y algunas de las ideas que esa definición supone basta con ver cómo Venezuela fue el ariete con el que más daño se hizo a Podemos. Este es el momento de ‘refundar’ una izquierda posible, que de verdad aporte algo propio a las urgencias de cambio, lo único que las urnas han dejado ver como una prioridad.

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