Para populares y socialistas se hace duro el tramo de dos meses de ‘navegación’ que queda hasta el 20N. Peor es para Rajoy, que no descubrió la ‘prueba del algodón’ inventada por Pedro Sánchez: Irene Lozano.
La categoría de ‘emergentes’ les ha sido otorgada, con justicia, a Podemos y Ciudadanos, los recientes fenómenos políticos españoles.
No está muy claro cuáles adjetivos les cabrán a socialistas y populares después de atravesar esta travesía llena de escollos que resta hasta llegar al todavía lejano 20D. Tal vez sea el de supervivientes.
En realidad, estamos solo a dos meses de las elecciones pero se van a hacer largos porque estar al timón en estas procelosas (la manera rebuscada de decir ‘tempestuosas’) aguas es una verdadera temeridad. Una temeridad a la que se han atrevido Pedro Sánchez y Mariano Rajoy pero por razones muy distintas. Rajoy porque no tiene a dónde retroceder –políticamente, haga lo que haga lo espera el abismo– y Sánchez porque su alternativa era hacer de comparsa en un grupo de socialistas que aspira a flotar en media docena de autonomías. Lo haga bien o lo haga mal, la ‘tiburona’ Susana Díaz lo espera en Andalucía, de modo que le conviene jugar fuerte… Si gana un par de bazas ya habrá hecho más de lo que se espera de él. Tiene la ventaja de que en el PSOE son gente disciplinada y le soportarán las ‘gracias’ mientras estemos navegando en las ‘procelosas’… El problema estará cuando Pedro Sánchez quiera volver a pisar tierra firme… Para entonces… ¿habrá ‘tierra firme’ o la política española seguirá siendo un tembladeral?
Sánchez se está convirtiendo en un ajedrecista fino, con mano firme al timón en medio de la tormenta. No podrá sacudirse de encima a Susana Díaz ni al mismísimo Felipe González, quien con una mano quiere controlar el rumbo del PSOE y con la otra torcer el timón de Venezuela. Los dos están furiosos con Sánchez, quien ha creado, de la nada, la varita mágica de limpiar corruptos: Irene Lozano. ¡Gran invento! Lo que toque Irene quedará limpio y lo que ella no purifique no podrá pasar la prueba del algodón.
(Por cierto: Rivera y Pablo Iglesias, en el mano a mano del domingo por la Sexta, parecían dos amigos de toda la vida…o mejor, dos examigos que querían recuperar la amistad).
Rajoy no tiene nada semejante A Irene Lozano. Ha puesto a dar la cara a unos chavales que más que hablar balbucean y que de historia solo saben del 2008 para acá y eso porque hubo eso que llaman crisis, dato que se les quedó grabado. Y el caso es que al PP no solo no le queda nada ‘sin mancha’ sino que los ventiladores siguen salpicando mierda en todas direcciones.
Mirando hacia otro lado, Rajoy tendrá que seguir al timón los dos meses que faltan… No tiene más remedio: ¿quién va a querer ponerse al timón ahora? Como bien lo ha dicho Cristina Cifuentes (¿Es la única espabilada que les va quedando a los populares?) el sucesor de Rajoy…. es Rajoy. Ah, si pudiera copiar la receta de Sánchez: «tú, limpio», «tú, limpio… el siguiente», «tu, alguna pelusita pero ya está….también limpio»…
Así, podría llegar al 20N Rajoy… no sin mancha sino todo salpicado pero con una tropa recién limpiada. No es imposible… ¡Si ahora hasta Montoro asegura que jamás ha dicho nada al oído de los inspectores de Hacienda!
Ni los populares, ni los socialistas, pueden decir ahora «inmersión», que sería el modo de sorprender a los ‘emergentes’… «Ellos salen a la superficie, nosotros nos metemos bajo el agua»… Pero no pueden porque se ahogan todos. No tienen escafandras ni siquiera esos trajes especiales (ya sé que no son de ‘ibuprofeno’, pero algo parecido)… Están todos como en aquel chiste de Eugenio, cuando una pandilla de amigos discutía en la mesa del bar por qué los submarinistas se tiraban al mar de espaldas… Cada uno aducía sus razones supuestamente científicas… «porque así pueden meterse más lentamente»; «porque mantienen mejor el equilibrio», «porque así es menos peligroso», etc…. Hasta que uno explicó: «es que si se tiran para adelante caen en la cubierta del barco». A los del PP les pasa algo parecido: y en la cubierta del barco hay un ‘comité de recepción’ que no es demasiado simpático… hay policías, fiscales, jueces…