Dejando hacer a Putin, Obama está llevando a sus límites el ‘poder blando’. Tanto en Ucrania como en Siria, Rusia se niega a ceder ni un palmo de terreno
Antiguamente, las películas se montaban en aquellas primitivas moviolas sobre las cuales se hacia un corta y pega con la tira del negativo (ignoro si el método sigue siendo el mismo pero imagino que al menos los ‘ingredientes’ se habrán modernizado).
Cuando se observa la realidad política el trabajo suele ser parecido: ver lo que teníamos ‘filmado’ (lo que había ocurrido) y si tenemos material para seguir avanzando (si han ocurrido cosas nuevas). Nos maravilla que muchos observadores, sobre todo los amateurs pero también muchos profesionales, no tomen en cuenta lo nuevo que ha sucedido y ni siquiera lo preexistente… lo que estaba en los archivos.
Con solo rebobinar un poco está a la vista que Rusia (a quienes los enfermos de nostalgia ideológica tratan como si fuera la extinta Unión Soviética) ha sido arrinconada por una gran amputación, completada solo a medias porque Moscú se defiende con uñas y dientes, de su ‘país gemelo’, Ucrania. Y sin necesidad de rebobinar esta a la vista que la otra gran baza rusa, Siria, esta siendo asediada y mordida…en otras palabras, que allí Moscú podía perder otra gran baza (hacia Occidente no le quedan más).
Aún estando los rusos casi solitarios –o precisamente por eso- apostaron más fuerte de lo que los observadores imaginaban, aprovechando habilidosamente una gran brecha en el discurso occidental: ¿no era acaso el Estado Islámico –DAESH– el más sanguinario, el más feroz, el incontrolable, el degollador de infantes… ¿No era entonces ‘el más’, aún comparado con Bashar Asad, en cualquier terreno?
Sentada, pues, la prioridad que a Moscú le interesa –que el ‘enemigo principal’ para todos ha de ser el Estado Islámico- el nuevo discurso de Putin, presentado como un simple desarrollo de la interpretación de la realidad que todos parecían compartir fue, efectivamente, elogiado por los franceses, consentido por el silencio de otros aliados… y los norteamericanos no encontraron argumentos sólidos para oponerse. En teoría, ‘todos estaban en lo mismo’. Los aliados arguyeron que la aviación soviet…perdón, rusa ‘distraía’ algunas bombas hacia las posiciones de los rebeldes opositores al gobierno sirio, pero, en fin, mirando desde allí arriba las diferencias políticas apenas se distinguen….En situaciones así, difíciles, muchas veces la CIA echa un capote (rara casualidad) a quienes llevan la contraria al propio gobierno norteamericano: los pilotos norteamericanos cometieron ‘un error’ y atacaron un hospital de Médicos sin Fronteras: muchos muertos y heridos que se superpusieron (la yuxtaposición de planos no se hace desde una simple moviola) a las víctimas civiles de los bombardeos rusos, quitándoles protagonismo cuando Occidente esperaba poder ponerlos en absoluto primer plano.
Ya hemos escrito varias veces sobre Ucrania y cómo los rusos crearon rápidamente dos focos independentistas y, más velozmente aún, se anexaron Crimea. Esas fueron sus respuestas al demoledor avance de políticos alimentados por Europa que metieron tijera entre los gemelos de Ucrania, copropietarios con Moscú de un importante arsenal atómico.
Consiguió también Putin ahora que China pusiera en el tapete una presencia naval, tan curiosa que extrañamente se concretaba en un portaviones sin aviones (los cazas superveloces parece que iban a tardar un mes o dos en llegar), lo que obligó a dibujar de nuevo todos los mapas: los chinos no quieren ninguna guerra pero no están dispuestos a que se debilite más a Moscú y que se afiance esa línea que, por primera vez, parece poner algún límite a la expansión militar, política y diplomática de Israel.
Y por ahí asoma una de las explicaciones de todas estas movidas: ¿no serán estas jugadas (entre otras varias cosas) maneras que tiene Washington de marcar límites a Israel?
Después de pactar con Irán, a Obama solo le faltaba este ‘dejar hacer’ a los rusos frente a Damasco. Esta especie de ‘interinato’ de Obama algo está cambiando….. Con seguridad, más de lo que le corresponde a un presidente virtualmente ‘interino’. El llamado ‘poder blando’ está tocando sus límites.
¿Qué nos espera si vuelve el ‘poder duro’?