Europa: Empezar de cero

6 Jul

El ‘no’ griego’ es una enmienda a la totalidad a la Europa dependiente de Washington y negadora de los principios democráticos que teóricamente defiende.

He leído más de una docena de artículos sobre la cuestión de Grecia y en casi todos ellos me ha parecido notar dos temas ignorados o apenas mencionados: el primero es la esencia política de la crisis –dando casi absoluto protagonismo a lo económico– y el segundo es el eje de ese enfoque político: la reivindicación de la democracia….Si, de la democracia incluso tomada en su marco liberal y no en el sentido más amplio, que nos remite a la soberanía popular como principio esencial.

Cuando los medios afines al Sistema (y también muchos de tinte marxista) hablan despreciativamente de ‘populismo’, lo que están negando es esa irrupción de las masas en la política y sin embargo es esa irrupción la que intenta devolver a la democracia su sentido fundacional.
Pero no se trata siquiera de que los griegos hayan querido recuperar simbólicamente su soberanía: se trata de que han aceptado los límites que el Sistema impone, que pasan por el pronunciamiento electoral. Esta no ha sido una algarada callejera ni una explosión de violencia para sacudir los cimientos del Sistema: ha sido un pacífico y abrumador pronunciamiento con las papeletas como única arma.
Estamos sumergidos en el campo de la política, como político fue el cerco a Grecia promovido por los poderes europeos y mundiales, acosando a los votantes, descalificando a los políticos y negando el sentido último del voto.
Si fuera realmente una cuestión económica se hubiera podido solucionar (se podría todavía) con una quita substancial de la deuda griega y suministrando a Atenas un pequeño margen de liquidez. Después de todo, como bien lo hemos aprendido en España, hemos topado de nuevo con los bancos: la parte principal de los préstamos recibidos por Grecia era para pagar deudas anteriores, con los bancos franceses y alemanes como mayores acreedores. Muy poco de eso quedó en Grecia.
Si será así que hasta el FMI, ya casi a la hora del referéndum, propuso una quita a la deuda griega…y han sido los gobernantes europeos los que se negaron , con la señora Merkel como paradigma de la intransigencia a admitir que Europa en su conjunto debe someterse al principio democrático de las urnas. Sabemos que en Alemania, como en cada país, hay una asociación entre los conservadores (allí, democristianos) y los socialdemócratas (aquí, PSOE) que ha cerrado la puerta una y otra vez a la consulta a los ciudadanos. Cuando hubo referéndums y el resultado fue negativo para el Sistema, fueron ignorados, incluso cuando eran vinculantes y suponían detener y revisar el modo cómo estaba ‘construyéndose’ la Unión Europea. Todos sabemos cómo se las gastan: por algo ‘esto’ que han ido estructurando y consolidando ha sido bautizado como ‘Europa de los mercaderes’.
Tan monstruosa es esta Europa de la negación de la democracia que ahora… ‘ahora’,  con media docena de países fuera del euro, con otra media docena sentados en el banquillo de los eternos deudores, con el Reino Unido queriendo marcharse para ‘co-liderar’ con Estados Unidos la contra ofensiva de Occidente al avance asiático… ‘ahora’ no queda otra posibilidad que empezar de cero para construir una Europa democrática. La pregunta sería, pues: ¿quiere alguien una Europa democrática?
Estados Unidos intercede a favor de Grecia. Probablemente, solo para introducir una cuña más en el camino de un Europa autónoma. Pero esa es la otra gran pregunta: ¿quiere alguien una Europa autónoma? Hemos pasado 30 años yendo hacia atrás. Ni hemos hecho una Europa democrática ni hemos propiciado una Europa autónoma, que pasa inevitablemente por distanciarse de los norteamericanos y por llamar a los ciudadanos a comprometerse en tan osada empresa.
Tal vez el camino nos llevaría a participar activamente en el ‘superbanco’ de los chinos. Tal vez nos llevaría a acercarnos a Rusia, en vez de guerrear con Moscú por cuenta de Washington. Tal vez hasta deberíamos buscar canales de diálogo con el mundo musulmán y dejar que esa supuesta ‘guerra de religiones’ sea asumida por los norteamericanos. Habría muchas tácticas por definir. Pero solo una gran estrategia: crear una Europa independiente y regida por principios democráticos irrenunciables. He visto por ahí, creo que en las redes sociales, a un ciudadano que imaginaba al referéndum griego como la gran invitación a ‘que se vayan todos’: los responsables de los organismos internacionales y los líderes europeos que han promovido este estruendoso fracaso histórico. Parecía una conclusión sensata y certera. Un modo honrado de partir de cero.

e leído más de una docena de artículos sobre la cuestión de Grecia y en casi todos ellos me ha parecido notar dos temas ignorados o apenas mencionados: el primero es la esencia política de la crisis –dando casi absoluto protagonismo a lo económico– y el segundo es el eje de ese enfoque político: la reivindicación de la democracia….Si, de la democracia incluso tomada en su marco liberal y no en el sentido más amplio, que nos remite a la soberanía popular como principio esencial.Cuando los medios afines al Sistema (y también muchos de tinte marxista) hablan despreciativamente de ‘populismo’, lo que están negando es esa irrupción de las masas en la política y sin embargo es esa irrupción la que intenta devolver a la democracia su sentido fundacional.Pero no se trata siquiera de que los griegos hayan querido recuperar simbólicamente su soberanía: se trata de que han aceptado los límites que el Sistema impone, que pasan por el pronunciamiento electoral. Esta no ha sido una algarada callejera ni una explosión de violencia para sacudir los cimientos del Sistema: ha sido un pacífico y abrumador pronunciamiento con las papeletas como única arma. Estamos sumergidos en el campo de la política, como político fue el cerco a Grecia promovido por los poderes europeos y mundiales, acosando a los votantes, descalificando a los políticos y negando el sentido último del voto.Si fuera realmente una cuestión económica se hubiera podido solucionar (se podría todavía) con una quita substancial de la deuda griega y suministrando a Atenas un pequeño margen de liquidez. Después de todo, como bien lo hemos aprendido en España, hemos topado de nuevo con los bancos: la parte principal de los préstamos recibidos por Grecia era para pagar deudas anteriores, con los bancos franceses y alemanes como mayores acreedores. Muy poco de eso quedó en Grecia.Si será así que hasta el FMI, ya casi a la hora del referéndum, propuso una quita a la deuda griega…y han sido los gobernantes europeos los que se negaron , con la señora Merkel como paradigma de la intransigencia a admitir que Europa en su conjunto debe someterse al principio democrático de las urnas. Sabemos que en Alemania, como en cada país, hay una asociación entre los conservadores (allí, democristianos) y los socialdemócratas (aquí, PSOE) que ha cerrado la puerta una y otra vez a la consulta a los ciudadanos. Cuando hubo referéndums y el resultado fue negativo para el Sistema, fueron ignorados, incluso cuando eran vinculantes y suponían detener y revisar el modo cómo estaba ‘construyéndose’ la Unión Europea. Todos sabemos cómo se las gastan: por algo ‘esto’ que han ido estructurando y consolidando ha sido bautizado como ‘Europa de los mercaderes’. Tan monstruosa es esta Europa de la negación de la democracia que ahora… ‘ahora’,  con media docena de países fuera del euro, con otra media docena sentados en el banquillo de los eternos deudores, con el Reino Unido queriendo marcharse para ‘co-liderar’ con Estados Unidos la contra ofensiva de Occidente al avance asiático… ‘ahora’ no queda otra posibilidad que empezar de cero para construir una Europa democrática. La pregunta sería, pues: ¿quiere alguien una Europa democrática?Estados Unidos intercede a favor de Grecia. Probablemente, solo para introducir una cuña más en el camino de un Europa autónoma. Pero esa es la otra gran pregunta: ¿quiere alguien una Europa autónoma? Hemos pasado 30 años yendo hacia atrás. Ni hemos hecho una Europa democrática ni hemos propiciado una Europa autónoma, que pasa inevitablemente por distanciarse de los norteamericanos y por llamar a los ciudadanos a comprometerse en tan osada empresa.Tal vez el camino nos llevaría a participar activamente en el ‘superbanco’ de los chinos. Tal vez nos llevaría a acercarnos a Rusia, en vez de guerrear con Moscú por cuenta de Washington. Tal vez hasta deberíamos buscar canales de diálogo con el mundo musulmán y dejar que esa supuesta ‘guerra de religiones’ sea asumida por los norteamericanos. Habría muchas tácticas por definir. Pero solo una gran estrategia: crear una Europa independiente y regida por principios democráticos irrenunciables. He visto por ahí, creo que en las redes sociales, a un ciudadano que imaginaba al referéndum griego como la gran invitación a ‘que se vayan todos’: los responsables de los organismos internacionales y los líderes europeos que han promovido este estruendoso fracaso histórico. Parecía una conclusión sensata y certera. Un modo honrado de partir de cero.

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