Dos ultras que dan cátedra de democracia: Vargas Llosa y Jiménez Losantos. Son capaces de aportar ‘pruebas’ de una teoría que se acaban de inventar
Cuando uno está desorientado en el complejo mundo de la política hay un viejo sistema que siempre se recomienda entre risas pero que no es ninguna broma: seguir los consejos de los ‘enemigos’, de los que son menos de fiar, de los que ya nos han engañado varias veces… Lo que ellos nos aconsejen, eso no haremos; las alternativas cuyas bondades nos expliquen, esas descartaremos.
Ahora mismo hay cinco manchitas, pequeñas pero nítidas, en los mapas electorales: en la capital de España; en la capital de Cataluña; en La Coruña; en la capital aragonesa; y en Cádiz. Son pequeñas pero esas cinco manchas han venido a alterar el proceso político español, bastante poco en términos de realidades de poder pero mucho en repercusión psicológica. En muchos sitios la pérdida de la mayoría absoluta por el PP resultó una auténtica derrota para quienes todavía soñaban con ser mayoritarios. ¡Lo eran todavía! Pero tan en caída, tan en derrota, que se sintieron expulsados. Vista la práctica inutilidad de esas escuálidas mayorías las bautizamos ‘mayorías obsoletas’….. y resultó exactamente así: no eran suficientes, no bastaban, no ‘activaban’ los resortes de una auténtica victoria.
Víctimas de ese ‘síndrome de derrota’ bien puede decirse que huyeron en desbandada Rita Barberá, León de la Riva, la propia Esperanza Aguirre y unos cuantos más. No atinaron siquiera a dar un paso atrás y poner a otros en su lugar. Allí donde lograron rehacerse, encontraron el respaldo de Ciudadanos para retener las alcaldías y así quedaron al frente de casi una veintena de ciudades.
El PSOE, también pudo contar con la vocación de ‘herramienta’ del partido de Albert Rivera, nada menos que para retener, finalmente, el Gobierno autonómico andaluz. También supo inclinarse hacia las fuerzas pro cambio, en la mayoría de los casos encabezadas, fundadas o apuntaladas por Podemos, de tal modo que logró alcanzar 17 alcaldías en alianza con los ‘podemitas’
De modo que Ciudadanos hizo el papel de rueda de recambio para el bipartidismo, como auguraba Pablo Iglesias; pero Podemos lo hizo de otro modo apoyándose en los socialistas o apoyándoles para que alcanzaran una cantidad de alcaldías. Sí que ambos tomaron la precaución de no implicarse en puestos de gobierno cuando no eran ellos los que llevaban la batuta. Pero para el PSOE era suficiente –y más que suficiente– que Podemos le dejara acreditarse como ‘fuerza de cambio’. Esto les da una plataforma para enfrentar, justamente, a Podemos, en las elecciones generales de noviembre… O sea, cuando, según las apariencias, el PP pintará ya muy poco. Para debilitar a los ‘peperos’ y no dejar ayuno de todo poder a su creciente electorado, Podemos se ha visto obligado a alimentar a su futuro rival, los socialistas. ¿Obligado? Bueno, tal vez pudo someter a una disciplina de travesía del desierto a sus huestes pero eso entrañaba grandes peligros, como la división entre sus fuerzas, ya bastante díscolas en cuanto a aceptar la hegemonía ‘podemita’.
Además, Madrid, Barcelona, La Coruña, Zaragoza y Cádiz serán un gran banco de pruebas para demostrar… algo… ¿capacidad de gobierno? ¿Fidelidad al participacionismo? Ahora, el electorado parece una de esas madres que va a bañar a su bebé y antes quiere saber si el agua está suficientemente caliente… Eso representan las cinco manchitas: a ver cómo está de bien el agua para sumergir a toda España.
Pero decíamos al principio que no hay mejor consejo que el ‘anticonsejo’… Acabamos de leer dos de estos ‘anticonsejos’. Uno, el de Mario Vargas Llosa elogiando la visita a Venezuela de Felipe González. Viene a decirnos su mismo mensaje de siempre: que nos quieren convertir en otra Venezuela dándole cada vez más poder al Estado…. Cuando está pasando todo lo contrario: desde Washington quieren achicar los Estados para que el mundo sea el reino de las multinacionales. Si este es el mensaje de un ultraliberal, veamos el de un ultraconservador, Federico Jiménez Losantos. Dice que los medios han ‘ocultado’ la violencia que trae Podemos. ¿Cómo se demuestra? Muy fácil: desenterrando un chiste antisemita del concejal de Cultura nombrado en Madrid….¡un tuit de hace 4 años en un debate sobre los límites del humor! Ese lamentable chiste es ¡la ‘demostración’ de la violencia’ de Podemos!
Lo que queda demostrado es que Vargas Llosa y Jiménez Losantos tienen bastante en común: apelan a cualquier mentira para ‘confirmar’ teorías que se acaban de inventar. Dos ultras que van por la vida de demócratas. Y quieren convertir en ultras a los que vienen con la intención de restaurar la democracia.