La cantidad de combinaciones y pactos inesperados que nos puede dar el resultado del 24 de mayo quizás abriría para España un papel puntero en la creación del ‘turismo político’
Como están de moda otra vez los ‘emprendimientos’ (un nombre tímido para disfrazar la ambición de crear una empresa) pensamos que es probable que a alguien se le ocurra que las nuevas perspectivas políticas surgidas de las elecciones del pasado día 24 ofrecen una oportunidad de negocio bastante interesante. Nos referimos a la creación de un Parque Temático Político. Desde luego, la elaboración de un proyecto completo y con su correspondiente Plan de Empresa, es algo de lo que deben encargarse quienes esperen obtener fama y beneficios económicos. Nosotros nos limitamos a proponer algunas ideas deslavazadas, un poco al tun tun.
Por lo pronto, crear una plataforma para fundar el ‘turismo político’ no parece ninguna tontería. Ya es hora de encontrar una productividad a los devaneos ideológicos y los desafueros de pensamiento y de lengua de tantos líderes y lideresas, incluso algunos que parecían educadamente prudentes y políticamente centrados.
Y si pensamos en fundar un turismo político, España puede ser un lugar ideal. Solo que tendremos que adaptarnos a algunos usos internacionales y a la visión prejuiciosamente ideologizada de una parte importante del ‘público objetivo’ (lo de ‘objetivo’ pertenece al vocabulario publicitario y no –¡por dios!– a una valoración política).
Por ejemplo: a Podemos se la puede valorar como una fuerza ‘reformista’, ‘de cambio’, ‘cripto comunista’, con tendencias ‘nazis’ o de una potencial capacidad destructiva para la democracia, o bien como ‘extremista anticorrupción’. A Ciudadanos se lo puede mencionar como ‘marca blanca’ de la derecha, como ‘reformismo de centro’, o ‘democratizadores de derechas’ o como ‘radicales anticorrupción’. Al Partido Popular se lo puede calificar como ‘derecha pura y dura’, ‘ultranacionalistas antinacionalistas’ (estos galimatías hay que utilizarlos con cuidado y solo en algunos mercados), ‘fascistas moderados’, ‘europeístas fanáticos’, o bien ‘partido de la banca’. A la gente del PSOE (también llamados ‘socialistas’) se les puede describir como ‘radicales de centro’, ‘izquierda ultra moderada’, ‘demócratas antiprimarias’, ‘izquierda con tendencia al partido único’, o bien ‘gran bisagra centrista’. Hay también algunas fuerzas residuales pero de gran interés para los turistas, como los muchos desprendimientos de un partido llamado Izquierda Unida. Pero hay otra variedad de fuerzas que no puedo describir aquí con detalle y que pueden tener un gran atractivo para los visitantes, sobre todo porque muchos de ellos, que las consideran un invento de los periodistas, se convencerán de que realmente existen: por ejemplo, el Partido Nacionalista Vasco, que se puede describir como «ideológicamente muy cercano a ETA pero políticamente enemigo mortal de la llamada ‘banda terrorista’». Respecto a estas variantes quizás convenga editar un díptico para entregar en mano a los turistas con un catálogo de siglas (y definiciones político ideológicas), como Bildu, Sorti, Kale Borroka, etc. Este folleto de mano podría tener otra versión especializada en Cataluña, donde hay también distintas variantes ‘nacionalistas’ (explicar que a los regionalismos en España se los llama ‘nacionalismos’) porque allí no bastará tampoco con describir la unión de Convergencia con Unión (CIU) y la proximidad/lejanía, que este partido mantiene con Ezquerra Republicana.
En fin, la verdad es que, con la vista puesta ya en Galicia, Valencia, Islas Canarias, Islas Baleares, Aragón, etc. nos entran algunas dudas sobre la viabilidad de la empresa.
Para completar un poco la propuesta, la invitación a visitar España debería iniciarse con una exhortación referida a la variedad y calidad de nuestro ‘paisaje’ político. Será interesante –creemos– que se invite a conocer, por ejemplo, «el único lugar del mundo donde gobierna una coalición entre neonazis y comunistas»; o bien, «conozca las tierras donde los socialistas defienden a los banqueros»; o tal vez: «disfrute del lugar donde, además de playas y montañas, hallará un gobierno de coalición entre la unión de derechas y la unión de izquierdas».
En realidad, todavía no se sabe si los grupos políticos nos brindarán una oportunidad tan clara. Todavía puede ocurrir que surjan propuestas más lógicas y aburridas… pero hasta el momento la situación hace pensar que el ‘turismo político’ es una idea destinada a tener un gran futuro y que en este campo España puede asumir en poco tiempo un papel puntero.