Obama se quiere comer solito el caramelo… y a ver si lo rescatan algún día como «abuelito bueno»; y Fidel dio su famoso paso atrás para dejarle el marrón a su hermano Raúl
Algo está cambiando en el mundo. No cabe la menor duda. Falta ver la naturaleza real de ese cambio. Porque nada parece más ‘importante’ que quebrar medio siglo de aislamiento de Cuba, con su secuela de conflictos y oposición por momentos frontal entre Latinoamérica y Estados Unidos. Alguien recordó el inesperado vuelco que dio el mundo cuando Nixon se plantó en Pekín en 1972 y se vio aquel histórico apretón de manos con Mao. Escribimos entonces: «Occidente necesitaba que el diablo habitara en Moscú o Pekín y los soviéticos y los chinos necesitaban ubicarlo en Washington (…) lo que ambos han perdido simultáneamente es la posibilidad de seguir empleando el elemental sistema del bien y del mal». De la Cuba de hoy podríamos decir exactamente lo mismo que de los soviéticos o los chinos de entonces, hace 43 años.
El encuentro entre Raúl Castro y Barack Obama tiene un sentido muy similar. Por supuesto que hay muchísimas diferencias. La primera, por su enorme significado, es que el abandono de las ideologías es, por supuesto, muy anterior a este apretón de manos. Porque la ideología no solo la ha abandonado estrepitosamente la URSS (a tal punto que desapareció y dejó su disminuida herencia a la vieja Rusia); también perdió la ideología China. Y lo de perderla vale en sentido literal: se le ha ido chorreando por el camino paralelamente a la entronización de un hiperliberalismo sostenido por una dictadura feroz, envidia de los exponentes más cínicos y pragmáticos del capitalismo. O sea, que la primera gran diferencia es que los últimos vestigios del antiguo comunismo ya habían desaparecido… y si sobrevivían en Cuba era de una manera casi exclusivamente simbólica. Desde luego, a ninguna de las variedades de socialismo que sobreviven, aunque sea de modo testimonial, puede bastarle con exhibir conquistas cubanas en materia de salud o de educación para justificar una ‘Gran Revolución’ como la que anunció en sus comienzos Fidel: si fuera así, cualquier sociedad de Europa Occidental, en los buenos momentos del ‘estados del bienestar’, podría considerarse en un estadio revolucionario superior al del castrismo.
Cuando Obama se preocupa tanto por anunciar que las ideologías pasan al baúl de los recuerdos, es porque ya están allí. Al único que le pueden quedar rescoldos ideológicos por apagar es justamente a Estados Unidos… Bien se puede decir que Putin y el brutal régimen chino han ‘adelantado por la derecha’ a los norteamericanos. De ahí que Obama les parezca a sus compatriotas un ‘socialista’, puesto al lado del hoy algo debilitado ‘tea party’, que dejó también su herencia: es ‘gracias’ a ellos que Raúl Castro puede decir que hay que confiar en Obama porque es «honesto».
Entonces… ¿cabe la posibilidad de que Estados Unidos se ponga, del ‘lado de los pueblos’? Si quitamos las lentes deformantes veremos que Obama está queriendo dejar una huella, tal vez con la misma esperanza que debió tener Jimmy Carter, que fue ‘rescatado’ muchos años después por su ‘liberalismo’ (tan distinto que el nuestro porque allí es lo opuesto a conservador). No sé si Obama piensa solo en la historia, como lo remarcan constantemente los observadores, como diciendo ‘no se crean que esto va en serio… solo es para la historia’… (como si la historia fuera una dama boba a la que se puede engañar fácilmente). Yo creo que Obama se sueña «abuelito rescatado», cuando pocos recuerden sus guerras y muchos le aplaudan con fervor algunos gestos como este del apretón de manos al ‘heredero’ y hermano de Fidel. Porque esa es otra: ahora se ve claramente por qué Fidel quiso apartarse del poder… y seguir ‘bajando línea’ solo con artículos esporádicos… Si alguien tenía que bajarse del caballo de esta otra ideología perdida… ¡que fuera Raúl!
El imperio no está renunciando a nada. Al contrario: trata de reconvertir a su favor una América Latina que amaga con desmadrarse, quizás no por ese experimento bolivariano que parece haber quedado varado con la muerte de Chávez sino por algunos ensayos que parecen capaces de aprender y avanzar por el camino del ‘ensayo/error’ (verbigracia, Ecuador o Bolivia). El Imperio siempre ha oscilado entre el ‘poder duro’ y el ‘poder blando’ y ahora ha tocado un turno del blando… ¿Por qué?… Ahora hay ‘sosiego’ para negociar pacíficamente allí, porque el yihadismo no representa una ‘guerra real’: es como un espantoso campo de ejercicios y por momentos un ‘campo de exterminio’ donde los que pagan con sus vidas son niños y niñas o bien, finalmente, ‘solo’ negros.