Dos rotos, tres descosidos

10 Mar

Los dos grandes partidos quieren escapar de la imagen ‘corrupta’ pero no logran esconder sus salvajes guerras internas. Se consuelan con dudosas encuestas.

Dos rotos y tres descosidos. Escribo sin haber visto el debate a tres pero, sinceramente, no creo que me haya perdido nada. Lo que hayan podido contar el trío Díaz (PSOE), Moreno (PP) y Maíllo (IU) está dicho y redicho. Los ataques que se lanzan entre ellos son bien parecidos a aquellas «comedias de enredos» que los franceses sabían hacer tan bien hace algunas décadas: diálogos picantes y anécdotas graciosas para divertir al personal mientras se va complicando el intríngulis del argumento…
Los descosidos corresponden a las encuestas. Las primeras figuras hablan de ellas, sobre todo para que los demás las tomemos en serio. Cuando lo pertinente es olvidarse de ellas. Desde aquel antiquísimo mensaje publicitario de que «9 de cada 10 estrellas (de cine, claro) usan ….(marca de jabón)»… hasta aquí, la publicidad siempre supone que si tantísimos van a seguir consumiendo tal producto, el resto les va a seguir. 

El primer descosido está en la confección de las preguntas. Se pregunta, por ejemplo, si el entrevistado está de acuerdo con esta frase: «Quienes ahora dicen que votarán a Podemos o a Ciudadanos lo hacen para manifestar su enfado, pero cuando lleguen las elecciones generales acabarán votando finalmente a otros partidos». ¿Y por qué no preguntar «si quienes todavía dicen que votarán al PP o al PSOE, llegadas las elecciones generales manifestarán su enfado votando a los nuevos partidos». Mantenemos la palabra ‘enfado’ para mostrar otra de las trampas: ¿por qué la creciente contestación al Sistema está evaluada como un simple ‘enfado’? También preguntan si el entrevistado adopta esta afirmación: «Si las elecciones generales las gana otro partido que no sea PP ni PSOE, la recuperación de la economía española será más lenta». ¿Por qué no haber preguntado si la recuperación será más lenta en caso de continuar el sistema bipartidista? Y aquí hay otra trampilla: ¡se da por supuesta la recuperación!

Otro descosido viene con la manipulación directa de las cifras. Debe haberla puesto que tres encuestas hechas aproximadamente en los mismos días, (la del organismo oficial CIS, la de El País y la de ABC) dan, por ejemplo, entre 40 y 48 escaños al PSOE; entre 27 y 42 al PP; entre 3 y 12 a IU; entre 12 y 22 a Podemos; y entre 3 y 12 a Ciudadanos. ¿A cuál creerle?

Y el tercer descosido: el de la ‘cocina’ de los datos para estimar el voto más allá de las preferencias que declara cada entrevistado. Ahí es cuando vemos más claramente cómo esa ‘gastronomía’ electoral ajusta bastante los resultados al gusto de cada de cada medio (al fin y al cabo, el que pagó la encuesta).

Más espectaculares son los dos ‘rotos’. Porque resulta que los grandes partidos, ‘presionados’ por la realidad, deberían centrarse en su ‘regeneración’ puesto que cada día un nuevo caso de corrupción les salpica; pero no solamente parecen haber renunciado a esa tarea sino que hasta utilizan sus propios trapos sucios en salvajes guerras internas. Es vox populi que la presidenta andaluza y candidata socialista Díaz mantiene apartado de su campaña al secretario general de su partido, Pedro Sánchez, a quien solo dará cabida en uno o dos mítines. Y en el PP pretendían que Esperanza Aguirre cargara con la arriesgada candidatura a alcaldesa de Madrid pero no pudiera elegir a sus compañeros de lista, según la antidemocrática tradición (el cabeza de lista elige a los que irán detrás suyo). La atropelladora señora Aguirre (sobre todo atropelladora de motos) se rebeló y la tendrán que tomar muy en cuenta.

No tienen tiempo de perseguir a los corruptos, que demasiados son, ni logran ocultar sus desgarros internos. Tanto querer escapar de la realidad, finalmente los ‘grandes’ temas de campaña son la señora Díaz alzando a todos los bebés que encuentra a su paso, para poner por delante su emotivo embarazo, mientras su competidor pepero, Moreno, se luce ante las cámaras equivocándose al sumar 227 más 500… ¡le daba 827!

La ‘corrupción’, real o presunta, sí se persigue rápidamente y con saña… cuando se adjudica a Podemos. Ahí está el olvido de un permiso firmado por parte de Errejón, o las presuntas irregularidades de Monedero, a quien finalmente Hacienda tiene que devolverle dinero. Enormes espacios impresos o filmados para ‘denunciar’ estos dos casos: es que los de Podemos –dicen– pretenden ser ejemplarizantes y no lo son. Lo cierto es que no son ni ladrones ni estafadores. Un poné: no es lo mismo, ni parecido, el que dejó impagada una multa de tráfico que el que se llevó mil millones a las Islas Caimán.

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