La metamorfosis

16 Dic

No lo tomamos muy en cuenta. Simplemente porque escapa a nuestra capacidad inmediata de comprensión. O sea: que pertenece a ese género de cosas y situaciones a los que deberíamos dedicar la vida entera quizás solo para «introducirnos» en la cuestión. De modo que la dejamos a un lado, para la próxima re-encarnación. Nos referimos a los estudios y a cualquier tipo de alusión a las dos enormes, gigantescas, inconmensurables realidades en las que estamos inmersos: la de lo macro y la de lo micro.

Allí está esa realidad que cualquier serie de fotos nos muestra. Nuestro planeta es uno más del sistema solar, sin nada especial para destacar, salvo… ¡la presencia de seres humanos! Pero poco nos lleva descubrir que esa no es más que una anécdota. La Tierra es una mota en el sistema solar, pero nuestro Sol, sinónimo de grandiosidad –luz, fuego, calor y hasta alimento– solo es una mota en nuestra Vía Láctea. Y la Vía Láctea es una mota entre millones (o billones, o trillones…. tanto da) de constelaciones. Y aún las constelaciones pueden caer en las fauces de un agujero negro…. Y allí perdemos el último resto de «sentido de la medida» que podía quedarnos.

Pero hay quienes se empeñan en «empequeñecernos». Y son capaces de lograrlo incluso apelando a lo minúsculo, lo infinitamente pequeño. Porque allí se reproduce esa misma escala, de lo ínfimo a lo cada vez más minúsculo otra vez tropezamos con el infinito. Y si en lo macro terminamos por perder toda medida y trastabillamos sin encontrar una «ley» a la que asirnos…en lo nimio la realidad también se trastoca, al punto que las propias leyes de la física (al menos, las que manejamos hasta ahora) amanecen estranguladas por lo «nano». Nada queda en pie.

Cuesta asumir –asimilar– que en términos políticos y militares, en los límites de la «paraciencia» (la ciencia puesta literalmente al servicio del poder) también hemos quedado fuera de las dos expansiones dominantes de la realidad. El Imperio, el crudo y desbordado poder, ha escalado hasta el infinito las cimas del espionaje. Como lo demostraron las revelaciones de WikiLeaks, la capacidad del espionaje cibernético virtualmente no tiene límites. Y si los dueños de los medios tecnológicos lo desean pueden romper (o ya lo habrán roto, si les resultó útil) la intimidad de cualquier hogar y habernos dejado «a la intemperie» y tal vez sin que siquiera nos hayamos dado cuenta. El «espionaje universal», en lo macro, y la pérdida del último refugio de nuestra intimidad, en lo micro.

La CIA quiebra al prisionero en los laboratorios de torturas con psicólogos chapuceros que destrozan las últimas trincheras del ser humano para imponerle la «indefensión aprendida»: se trata de demoler todo resto de resistencia destrozando lo que hay de humano en cada prisionero. Entre tanto, en las calles, las policías de varios Estados de ésos (esos «estados unidos») pegan, hieren, desarman psicológicamente a los manifestantes… ¡y cuando son negros indefensos los matan con total impunidad! Tras esa inhumana huella que va dejando el poder, las policías del mundo entero, incluyendo las europeas, se convierten todas ellas en guardias de fronteras (o en «aduaneros armados» y sin escrúpulos). Y entre esas policías de «fronteras» que aporrean todos los intentos de manifestación y queja, se pone en primera línea España, con su «ley mordaza», con su escala de multas y hasta prisión para las distintas formas de protesta.

Ya hace algunas semanas denunciábamos la militarización de las policías y cómo el Sistema parece prever grandes sublevaciones porque se prepara para pegar, herir y hasta matar a quienes se atrevan a desobedecer sus dictados.

¿Micro? ¿Macro? Cualquiera sea la escala, da lo mismo. Desde lo gigantesco y desde lo invisible están queriendo romper nuestra resistencia, destrozar nuestras defensas más íntimas contra la intromisión de un poder dictatorial, desarticular nuestro sistema inmune (eso que llamamos «autoestima»)… Desde lo macro, vigilándonos con el inmenso poder del cibercontrol; y desde lo micro, espiándonos y diseccionándonos, como hacen los psicólogos torturadores, como si ya fuéramos todos personajes de Kafka… como en La metamorfosis, nos vamos convirtiendo en unos extraños insectos que vamos perdiendo todo lo que nos identifica como humanos.

4 respuestas a «La metamorfosis»

  1. Hola Horacio Tengo en tu contra que quieras empezar la casa por el tejado.yo empecé á orar cuando leí en la Biblia como tenía que hacerlo. Leí un padrenuestro en mí habitación a solas esperé y en ese momento comencé a orar primero parcialmente después en pleno.

  2. Hola Horacio tengo en tu contra que blasfemas por no conocer la vera dad es decir pecas. Es necesario que lo que escuchas lo pongas en práctica que lo ejecutes. Porque si sólo.lo escuchas se te olvidará. Te placera escuchar pero se te olvidara es como mirarse en el espejo al rato se te.olvidara la imagen.

  3. Hola Horacio no tienes valor a hacerlo te da miedo tu amor no es perfecto. Si cuando pides a Dios no lo haces convencido mejor déjalo eres un hombre inconstante. Cristo dice que el ha venido a buscar a hombres llamados a arrepentimiento .

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