Los partidos, partidos

18 Nov

Resulta excesivamente sintético aquel telegrama («Izquierda hundida; cayó Lara») y todo lo que extrema la síntesis se deja fuera una parte importante de la realidad. En primer lugar, porque no se trata de situaciones que dependan una de la otra. Izquierda Unida nunca representó mucho más que el Partido Comunista y estaba ya hundida cuando Cayo Lara renunció a pujar por la candidatura en las próximas elecciones; y por otra parte, Lara no «cayó» porque sigue siendo coordinador de esa fuerza política.

Además, lo que le está pasando a Izquierda Unida también le ocurre a todas las demás fuerzas políticas españolas: todas están hundidas –hundiéndose– por la aparición de Podemos. El panorama es desolador para los militantes de cualquiera de esas formaciones… Y esperanzador para los entusiastas de una «nueva era» sin corrupción, sin las típicas artimañas de la vieja política, sin dogmas que hay que aceptar como mandatos bíblicos… sin, en fin, todo lo que se ha simbolizado con el mote de «la casta».

El Partido Popular, siguiendo a Rajoy, sigue amparándose en el mutismo. Pero sus sacudidas interiores son tan fuertes que parece una pitón que se hubiera tragado un animal vivo que sigue saltando en su interior. Incluso el liderazgo de Rajoy está en entredicho (obvio, por otra parte, puesto que es el «líder» del desastre), como lo prueba la «insurrección» de Monago, el presidente de Extremadura, que ha tratado de dar la vuelta como un calcetín a las acusaciones contra él. Mientras se denuncia que las «pruebas» de inocencia de Monago son recortes de periódico, el «capo» de los populares extremeños casi anunció su venganza contra los que urdieron esa «trampa» contra él. No dejó muchas dudas: sus enemigos están en su propio partido y dio pistas de que la «capitana» de esa tropa sería la señora de Cospedal.

Pero la gran batalla del elenco dirigente del PP es contra Esperanza Aguirre, que se enredó ella sola contando cómo había «preparado» a candidatos a alcaldes (de su comunidad y de su partido) para que obtuvieran «buena nota» en un examen de honradez… Lo lógico es prepararlos para un examen, dijo ella. Lo lógico no es darles las preguntas y las respuestas, dicen sus críticos. Lo novedoso es que entre sus críticos está el propio señor González, ahora presidente regional. Y ella, tan oronda, siempre recuerda que «no se ha llevado un euro» pero su anterior «número dos» ha dado pie a la Operación Púnica, que ha pasado como un devastador vendaval por la Comunidad de Madrid.

En el PP nadie se salva de tanto terremoto. Cuando sus dirigentes se desmarcan, puesto que son fotos en las que nadie quiere salir, se empieza a mover el piso del sitio que han elegido buscando un poco de estabilidad.

En el PSOE pasa algo parecido. Los dos «grandes» –o «exgrandes»– de la política española parece que se imitaran mutuamente. Como si tuviera autoridad moral para reclamar claridad a los otros, Rajoy ha pedido que digan qué van a hacer con Chaves y Griñán, las dos «grandes» –o «exgrandes»– personalidades de la larga era socialista en Andalucía. Y no le saben contestar ni Pedro Sánchez ni Susana Díaz. Mejor dicho, contestan cosas distintas. Ella dice que si les imputan algún delito deberán dejar sus escaños y él dice que los cree inocentes pero que el partido no les va a pagar su defensa.

Y es que el proceso de los ERE está en su punto álgido. El solo hecho de que los dos ex estén allí inaugura una etapa fundamental: los ERE fueron una trama de financiación ilegal, un montaje para expoliar sistemáticamente las arcas públicas. Ahora está allí el zigzagueante y no siempre hábil bisturí de la justicia… ¡y a ver hasta dónde va a extirpar!

Así de partidos están los partidos. De modo que el desastre de Izquierda Unida ni es el único ni es el más dramático. ¿O sí? Porque lo que se anuncia es que el candidato será Garzón y a este señor lo había puesto ya Lara como filtro entre IU y Podemos. Parece que la idea de la «confluencia» llegó tarde, como todos los salvavidas que IU ha ido buscando.

Quedan los zurcidos y para eso están las municipales y los «collages» que se intentan en cada lugar. Se han creado bastidores para los zurcidos, que a veces se llaman Ganemos. Hay versiones «con IU» y «sin IU». Dan la imagen de un coladero de siglas para meter en el «kit» a Podemos y así sacar algunas alcaldías y unos cuantos concejales. Siguen las huellas de Ada Colau en Barcelona pero la situación es bien distinta. El experimento de Ada se adapta a las enormes dificultades de un terreno pantanoso donde el soberanismo corta transversalmente cualquier propuesta. Por el contrario, los otros Ganemos parecen solo remedos de Podemos (hasta en el nombre) para arrimar unas cuantas «figuras» locales al ascua de votos de los seguidores de Pablo Iglesias. Pequeñas formaciones de provincias, grupos descolgados y militantes sin sigla están intentando refugiarse en Ganemos… Les falta prometer, como los buenos béticos, que irán detrás de Ganemos «manque pierda».

4 respuestas a «Los partidos, partidos»

  1. Tengo en tu contra que no amas más al prójimo que a ti mismo es por nuestro bien.Dar limosna a los pobres está bien y darlo todo a los pobres para seguir a Cristo también es por nuestro bien.

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