Justo cuando Rajoy decía a los suyos que estaban recuperándose, con un 33% de los votos, una nueva encuesta mostraba al PP con la mitad: un 15,9%
En algunas ocasiones –muy pocas– se da la coincidencia de que un político en activo es también un buen analista de la realidad política. Es difícil pero alguna vez ha ocurrido. Recuerdo, por ejemplo, a Josep Tarradellas, el que fue presidente histórico de la Generalitat, y al dirigente comunista Santiago Carrillo. Cuando sus intereses no estaban directamente en juego, eran capaces de analizar con mucha claridad lo que estaba ocurriendo. Si el líder de Podemos tiene también esa cualidad es algo que todavía está por verse. Tiene su título de licenciado en Ciencias Políticas pero habrá que verle pasar por la prueba de la realidad.
Ha dicho Pablo Iglesias que el PSOE tendrá que optar entre darle la futura presidencia del gobierno al PP o a Podemos. Pero este juicio bien puede ser intencional: algo así como «obligar» al PSOE a que se vaya definiendo: ¿elegiría el PSOE a Podemos –que le está comiendo el electorado– o preferiría a Rajoy, confirmando una vez más que PP y PSOE representan lo mismo? O sea: que lo que Iglesias presenta como un «análisis» es en realidad una trampa de elefantes para que Pedro Sánchez caiga sin remedio y deje abierta la herida por la cual el PSOE está desangrándose.
El que no puede presumir de «politólogo» es Rajoy porque la única capacidad estratégica que se le conoce es la de haber inventado la «táctica del silencio» a propósito de Cataluña: su idea es dejar que la realidad le pase por encima y después levantar la cabeza a ver qué ocurrió.
Sabido es que los políticos, cuando no quieren opinar públicamente sobre algo, convocan a algún periodista de confianza y le «cuentan» más o menos lo que «piensan» para que el periodista lo escriba como si fuera algo que ha podido «observar» o «palpar» en tal o cual ámbito. Antiguamente a esto se lo llamaba «un trascendido»: algo que alguna «fuente», que quería quedar en el anonimato, «dejaba trascender».
Esto se ha hecho en todas las épocas. Y acaba de hacerse otra vez en un periódico de Madrid que nos cuenta cosas que se atribuyen al «pensamiento» de Rajoy y que habría comentado con sus «barones» territoriales. El «analista» Rajoy ha avisado a su gente de que vienen tiempos difíciles y les ha pedido algo que no es tan sencillo: que actúen con «inteligencia» porque ya se acabaron los tiempos de las «grandes mayorías». Pero les ha dado también una inyección de optimismo: «lo único claro (dice el «trascendido») es que seguimos siendo el partido más votado». Y apostilla que desde las europeas el PP ha recuperado siete puntos hasta llegar a un 33%. Queda claro que esas frases no las dijo Rajoy: solo se le suponen. Pero… ¡qué mala suerte hay que tener para que se publiquen unas pocas horas después de conocida la última encuesta, publicada el domingo pasado! Lejos, lejísimo, de aquel 33%, el PP está… ¡en la mitad!: un 15,9%. Los socialistas han vuelto a pasar al frente, con un 20,7% y Podemos trepa hasta el 14,3%.
Tan brutal es el golpe para los populares que el periódico que publica la encuesta trata de suavizar los datos: resulta que el PP está tan mal por «la desmovilización de su electorado». Como si fuera cuestión de ajustar algunas tuercas para recuperar a las ovejas descarriadas.
Timonear un partido político a base de encuestas suele ser peligroso. Aunque está lleno de «politólogos» aficionados que creen que la gente es una manada de ovejitas, la realidad no es esa. La gente se maneja con posibilidades concretas, no con teorías ni con planteamientos puramente morales.
Queda en el alero saber si Pablo Iglesias es un politólogo de raza o de libro; si lanza hipótesis para llevar a sus rivales por el camino que al él le conviene o si tiene olfato para intuir el futuro.
El gran gancho de Podemos está en su nombre. Porque los que nos hemos abstenido con intención de hacer daño al Sistema y no por indiferencia antes de votar a Podemos debemos convencernos de que puede realmente hacer daño al Sistema. Lo que nos lleva a ser descreídos en ese sentido es que hay mil curvas en el camino en las que el Sistema puede trampear o burlar a Podemos; y al cabo del camino hay un gran abismo. El Sistema no va a batirse en retirada. De un modo u otro habrá que desalojarlo. Llegados a ese punto es cuando nos preguntamos si Podemos no es otro mecanismo para ganar tiempo. Pero lo que no nos parece lógico es que se sabotee a Podemos para «demostrar» que están equivocados. No sería leal ponerles trabas solo para «tener razón» los que somos escépticos.
Amigo Horacio eres tu quien se tambalea a veces uno lo que ve en el otro es nosotros mismos. Porqué no dejas la política es ahora mismo un punto de y de enfrentamientos entre unos y otros. Ser partidario es.
Quería decir que ser partidario es malo y que conlleva violencia física o verbal. El cristiano es humilde mansedumbre no se las va dando enseñoreando