Podemos y la convulsión

La sola presencia de Iglesias y Podemos resultó un revulsivo para todos los partidos. Disputa interna en el PSOE, fingida indiferencia en el Partido Popular y todos «fabricando jóvenes»

Hubo quienes advirtieron con preocupación de que el surgimiento de fuerzas tildadas de «populistas», caracterizadas en muchos casos como «euroescépticas», iba a alejar a la gente de la política. La realidad fue al revés: la gente estaba –está– muy lejos de la política y solo se ocupa de lanzar sapos y culebras contra ella. Y están siendo las nuevas fuerzas (o las antiguas, recicladas) las que aportan un poco de emoción y hasta de entusiasmo a la participación en política.

Todo el mundo percibe un fenómeno generalizado: la cantidad de portavoces, voceros y «espontáneos» que se han lanzado a la yugular de Pablo Iglesias y ese Podemos que ha puesto en jaque a todos los partidos, cualquiera sea la ideología que reclamen. Tantas manos a la yugular que Iglesias parece llevar una bufanda de dedos.

Con un millón y cuarto de votos (lo primero que hacen es redondear en el millón y devorarse el cuarto de millón), Podemos ha revolucionado a todos los partidos con impresionantes efectos de rebote. Quizás con la excepción del PP… aunque su fingida indiferencia se resquebraja cuando se ve la pugna entre sus líderes por lanzar la acusación más sonora y peor intencionada sobre Pablo Iglesias.

El sistema lleva años demonizando al difunto líder venezolano Hugo Chávez… de modo que ahora tiene en el «chavizmo» el arma arrojadiza ideal. Alguna vez hemos señalado que el periódico de más venta en España dedicaba algo así como 2,7 artículos o comentarios diariamente a Venezuela… fueran deportivos, culturales, sociales, económicos o políticos, los venezolanos (y principalmente Chávez) protagonizaban esa impresionante estadística… A ningún otro país latinoamericano (y tampoco europeo) se le asignaba tanto espacio. Desde luego, casi toda esa información pugnaba por dejar una imagen negativa de Venezuela y su jefe de Estado. No importaba, por ejemplo, que hubiera partidos políticos y elecciones limpias (muchas veces con «observadores» y todo) …Sea como sea, Chávez recibía el «apodo» de «dictador».

Todo ese esfuerzo demuestra su utilidad para el sistema cuando se le echa encima a Pablo Iglesias: «chavizta». Y como complemento, le acusan hasta de ¡proetarra!

Ha dicho Iglesias algo que racionalmente no se puede negar: que hay una «explicación política» para la existencia de ETA. Algo tan absolutamente obvio no puede negarse… ¿no ha nacido ETA, acaso, por una reivindicación política? Sin embargo, he visto entrevistas donde esa pregunta se le arroja al líder de Podemos como si solo la posibilidad de que le encuentre a ETA esa «explicación» estuviera al borde del delito.

Mientras todos se lanzan sobre Podemos, la convulsión se mueve dentro de cada fuerza. En Izquierda Unida buscan darle a Podemos un achuchón que podría ser el famoso «abrazo de la muerte». Un partido del sistema, aunque reivindicando para sí el izquierdismo (¡y hasta el comunismo, tan olvidado!), pegándose al partido de Iglesias puede «contagiarle» el virus del viejo régimen de partidos. Además, IU se acerca con precauciones: el abrazo no lo dará directamente Cayo Lara, el secretario general, sino el «joven» (joven de verdad pero también con etiqueta) Alberto Garzón, comisionado para formar un «gran frente»… O sea, que lo que debería estar en manos de Lara, por ser la «gran movida» de la izquierda, se traslada inexplicablemente a Garzón. Es cogerla con papel de fumar. Es decir, con garantías: si hay fracaso, será de Garzón; si hay éxito, Garzón lo compartirá con Lara. Mañas, como para que se recuerde que estamos ante un conspicuo miembro del «club de los partidos políticos».

Del PSOE ni hablemos. De los tres candidatos, uno, Pérez Tapias, el de Izquierda Socialista, permanece en la sombra porque no tiene buenos aliados ni en el partido ni en los medios de comunicación. O sea, que el aparato no lo quiere. Y para que los militantes, que deben dictaminar cuál de los tres sucederá a Rubalcaba, tengan una ayuda, Guerra señala a su preferido, Susana Díaz al suyo y se han sacado de la manga una encuesta que no abarca a los militantes sino a los votantes…Que es como decirles a los militantes… «ojo, a ver si hacéis lo que quieren los votantes». O sea, presiones por todos lados.

Si ahora se pudiera extraer limpiamente del proceso político a Iglesias, tal vez todo volvería a su cauce. Lo cual parece indicar que Podemos, por sí solo, fue un saludable revulsivo que desde ya hay que agradecerle.