En la realidad conviven distintas «realidades». Podemos ver, por ejemplo, cómo la estrategia de Estados Unidos pasa por imponerse a Europa y «achicar» el poderío económico de Alemania. Si tomamos la parte por el todo podemos creer que USA pretende «destrozar» a Europa; lo que procura es debilitarla para seguir siendo hegemónicos.
Esa misma ubicuidad aparece en la relación Obama-Putin: se trata de ir cercando a los rusos, jaquearlos, pero sin agredirlos tanto que se sientan obligados a reaccionar.
USA empujó a la Unión Europea para que hostilizara a Rusia apadrinando un régimen de derechas en Ucrania pero no impidió que los rusos dominaran en Crimea, para no crear un peligroso enfrentamiento militar. La pugna entre Europa y Rusia ocurre sobre el telón de fondo de la trama de gasoductos que lleva gas ruso a Ucrania y a buena parte de los países europeos€ lo que a su vez generó la conveniencia de construir un nuevo gasoducto hacia China.
En la Unión Europea, entre tanto, se impulsó el «gran pacto» entre los superpartidos del Sistema, que encumbró al luxemburgués Juncker como presidente de la Comisión Europea. Resulta hasta gracioso que los medios de comunicación lo presenten como un «refuerzo democrático», ya que esa gran coalición es mayoritaria en el Parlamento Europeo. Se dice que de ese modo respetan «la ley de la mayoría». Pero para los ciudadanos del continente lo que se ha hecho es emplear el gastado recurso de la «gran coalición», que despierta toda clase de suspicacias, como ocurre en España con las propuestas de «alianza» entre el PP y el PSOE.
La designación de Juncker equivale a crear un «bunker» frente al crecimiento de toda clase de partidos, de variada ideología, que ya son, más que euroescépticos, enemigos declarados de «esta» Europa.
Los británicos han reclamado reformas que la UE no está dispuesta a asumir. Habrá ahora grandes disputas hasta que en el 2017 (¿llegaremos? ¿cómo llegaremos?) se concrete el prometido referéndum para que los británicos decidan si quieren o no permanecer en la Unión Europea. Ahora mismo, la mayoría de los conservadores quiere «romper», como lo pide también el UKYP, vencedor en las elecciones del 25 de mayo. Pero en todos los países están creciendo fuerzas con planteamientos similares al UKYP y esto genera tal inestabilidad que ha impulsado el gran pacto entre conservadores y socialdemócratas.
Cuando tanta gente se pregunta por la subsistencia del capitalismo, pese a sus numerosas grietas, cabe preguntarse antes si existe realmente una alternativa política€ y si existe siquiera, al menos en teoría, una alternativa económica. Desde luego, no parece que la proliferación de huertos y de proclamas de amor universal, de odio a la guerra y de condena al «consumismo» represente, por sí misma, un recambio al capitalismo. Y tal vez convenga preguntarse, antes todavía, si la Unión Europea no será la primera «ficha» del Sistema que caerá.
Los norteamericanos han empujado a Europa hacia el Este para apretar el cerco sobre Rusia. Y ahora parecen alentar a los británicos a que se separen de nuevo del continente. Paralelamente, están controlando y multando a bancos europeos que han entrado con fuerza en Estados Unidos.
¡Cuántas líneas cruzadas! La posibilidad de desgajar a los británicos de la Unión Europea no hace más que poner de manifiesto lo que se sabe desde los orígenes, cuando De Gaulle promovía una unión sin el Reino Unido, al que consideraba como «agente» de los intereses de Washington.
Tanto los arrestos autónomos de Putin como los jaques a los bancos europeos en USA, como la posibilidad de que los británicos se separen del continente, como el crecimiento de fuerzas antisistema en todos los países€ parecen señalar una vuelta atrás, hacia un nuevo protagonismo de los Estados nacionales. Hay, pues, a todos los niveles, una poderosa corriente centrífuga que parece debilitar el movimiento globalizador que asomó con tanta fuerza a finales del XX. ¿Estará el Sistema corroído por sus luchas internas? ¿Implosionará la Unión Europea como eslabón débil de un mundo bajo la hegemonía de Estados Unidos, en el que China parece resignarse a ser un incómodo «segundo violín»?
Lo que resulta inútil es seguir queriendo «explicar» la realidad sin apreciar su ubicuidad, reduciéndolo todo a petróleo, a gas o a materias primas. Como le decía Hamlet a su amigo del alma: «Hay cosas en el cielo y en la tierra que están más allá de tu sabiduría». Nos queda jugar a las adivinanzas.
Jugar a las adivinanzas no se trata de esto se trata de tener fe para entender esto.
La verdad es necesaria para vivir. La fe inspira para profetizar
La vida es sencilla el hombre la hace complicada. Con sus razonamientos equivocados. La salud espiritual y física lo queremos todos.
El que predica la cruz eso es locura para el que no cree. Para el que cree es una fuerza viva.
Las apariencias engañosas esos que presumen de cristianos no son verdaderos cristianos tienen la apariencia engañosa pero son mentirosos es la verdad. Cristo no es un espectáculo, esas romerías y procesiones son un espectáculo es obra de satanas contrario a Cristo hay que deshacer las obras de satanas.
Es preferible hablar de viva voz en persona que con caracteres electrónicos escrbiendo. El Papa no es cristiano por mucho. atuendo que lleve. El no hace lo que Cristo hace el vive en un palacio y se relaciona con jefes de estado y gobernantes es como otro rey más de éste mundo Cristo decía que su reino no es de éste mundo el papa su Reino es de este mundo
Dios nos paga segun nuestras obras no hay favoritismo.
La verdad se ha desprestigiado por la conducta de la secta no son ejemplo a seguir. Es una vergüenza lo que hacen. Son un anticristo.
Porque con su conducta niegan a Cristo y a Dios.