No mirar atrás

24 Jun

El pensamiento único nos impone una especie de ‘carpe diem’ colectivo: mirar siempre al presente, sin volver la vista atrás. Así pueden ‘vendernos’ sus tramposas explicaciones

El paradigma que preside el suministro de información a la gente –a todos nosotros-  es el de mantener la vista fija en el presente. En lo inmediato. Tiene dos grandes ventajas: mirar solo lo inmediato no explica nada. La consigna es ‘descontextualizar’. Mirar solo lo inmediato nos da la ventaja de sacar de su contexto hechos y procesos. Por eso es necesario lanzar constantemente ojeadas hacia atrás. Occidente, que impone ese ‘carpe diem’ colectivo a través del pensamiento único, nos invita cada día a un ‘vista al frente’, con el señuelo emocional de que ‘el futuro nos espera’… cuando la realidad es que han ido segando todas las promesas de un futuro diferente.

Si seguimos las interpretaciones que nos obsequian desde el poder, hay un Putin ‘neoimperialista’ que querría devolver a Rusia el estatus de superpotencia. Cuando comenzó la crisis de Ucrania se lanzaron dos grandes miedos (ya se sabe que el miedo es el gran instrumento): el mayor era que podíamos estar a las puertas de la Tercera Guerra Mundial; el menor, que volvíamos a la Guerra Fría. Varias veces dijimos que esta era una partida de poker en la que Putin, con una prédica ultranacionalista, impulsa, sí, una recuperación de su país en la escena internacional, pero mirando más a su opinión pública (ha logrado un 83% de adhesión en el litigio con Ucrania) que a un nuevo papel de ‘superpotencia’, de momento imposible. Hay cronistas que hablan de que el discurso del mandatario ruso ‘atribuye’ a Occidente la creación del nuevo régimen ucranio, como si esa no fuera una evidencia. Fue Occidente quien hizo saltar la chispa para cortar el cordón umbilical que siempre enlazó a rusos y ucranios, que comparten incluso el viejo arsenal nuclear.

Para Occidente toda Europa del Este es un ‘refugio’ de la derecha y la ultraderecha (lo que tampoco les preocupa mucho), cuando en realidad no es una cuestión esencialmente ideológica; de lo que se trata es de que para aquellos países la potencia dominante que los machacó durante décadas fue precisamente la extinta Unión Soviética, cuyo gran centro de poder era Rusia. Es una situación similar, pero inversa, a la de América Latina, donde la potencia dominante y aplastante fue siempre Estados Unidos, lo que hace que desde Europa se vean todos los intentos independentistas de esa región como emanaciones de la izquierda y del castrismo.

El caso es que Rusia ha sido jaqueada por Occidente al desgajar a Ucrania, aunque haya logrado hacer pie en Crimea, una base vital para su estrategia defensiva. Poco a poco, Rusia ha ido siendo cercada… pero su resistencia en Crimea se presenta como una ‘expansión’ neoimperial. Lo curioso es que Putin en parte mantiene el equívoco, porque le conviene que dentro de Rusia su política se vea como un valiente desafío.

Aunque con intenciones bien diferentes, Washington, Bruselas y Moscú mantienen el mismo equívoco. Sin embargo, no hay que mirar muy atrás para recordar la alianza entre Obama y Putin para detener la anunciada intervención de USA en Siria. No tenía sentido atacar al dictador sirio dando alas a los yihadistas, próximos a Al Queda, que ahora están invadiendo Irak.

Muchos vuelven (una y otra vez en los últimos años) a presentarnos un falso mundo bipolar en el cual el poder norteamericano va en declive. También en esto a Obama le interesa mantener el equívoco: la imagen que quiere ofrecer es la de una gran potencia dialogante y que se retira de las guerras imperiales que alentó Bush.

¿Se retira? ¡Pero si ha aplastado a todas las ‘primaveras árabes’, que tantas ilusiones despertaron! Donde la ‘diplomacia’ de Washington se observa en toda su brutalidad es en Egipto, al que han abierto otra vez el flujo de dólares mientras el general Al Sisi controla todos los resortes del poder y asesina ‘legalmente’ a los Hermanos Musulmanes. O sea: que la ‘novedad’ de Obama consiste en volver al antiguo recurso: un dictador militar que gobierna a sangre y fuego. Y el otro gran recurso es un simple rasgo de modernidad: en vez de grandes ejércitos costosos y que nunca terminan de ganar, Obama se emplea a fondo con los drones: robots asesinos que probablemente operarán en el complicado Irak… ¡dónde Irán y Estados Unidos coinciden contra los yihadistas!

‘Cosas veredes, Sancho, que non crederes’

¿Y no es acaso, ‘descontextualizar’, en plan bestia, hacer abdicar al Rey y alzar al trono un ‘rey joven’ para sostener la tambaleante corona que serpentea entre procesos judiciales y un poder político que se hunde un poco más cada día?

7 respuestas a «No mirar atrás»

  1. El diario de la vida es historia caducada mal informada es una mentira las apariencias engañosas nos confunden nos engañan y nos mienten la verdad es pura intachable

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