OJalá podamos

27 May

Otra vez, como cuando crecía una ‘economía virtual’ que después se hizo bien real, hay una Europa que todavía simula democracia pero está a punto de ser arrasada. Ojalá podamos impedirlo

No hace mucho tiempo se hablaba de una ‘economía virtual’ y otra ‘real’. Al final, tuvimos que asumir que la ‘virtual’ era tan real como la otra. ¿O lo era más? (Nos recuerda al Orwell de ‘Rebelión en la granja’, con ese mundo donde ‘todos eran iguales’ pero algunos eran ‘más iguales que otros’). No es que fuera ‘más real’, claro, pero resultó que era la dominante, la que controlaba al conjunto de la economía, la que instauró esta brutal globalización de la que ya parece que no podemos escapar.

¿Podemos?

Creo que estamos ante un espectáculo parecido. De un lado avanza lentamente y a trompicones (¡y sin rumbo fijo!) un tren que se mueve en el territorio de lo real… Y del otro lado tendremos que ver, por ahora entre brumas, otro tren, ‘virtual’. Y de nuevo parece que uno está ‘en la realidad’ y el otro no. Por la experiencia vivida tendremos que prever que el ‘virtual’ finalmente entrará en la realidad a toda máquina…Y parece probable que se lleve por delante al otro… y que de él, del virtual, desciendan brigadas de presuntos expertos que tomen todas las decisiones.

El tren ‘virtual’ está preparado, le están cargando (de ideas, consignas, futuras leyes) y arrancará con toda la potencia que le da el aval de los Estados Unidos y sus fieles servidores europeos. Se trata del Tratado Comercial USA/UE (TTIP)  que no solo se mantiene en estricto secreto sino que sus mentores han previsto que su contenido preciso no se divulgue en varias décadas. Se lo sustraerá a la publicidad y a cualquier tipo de debate. Si no hay más remedio que dejar ver algo de su contenido, se empleará un recurso muy frecuente: darlo a conocer en una jerga técnica tal que no llegue a entenderse.

¿Qué pretende el TTIP? En esencia, ‘americanizar’ Europa, acabando con el concepto de ‘interés general’, privatizando la totalidad de los servicios públicos y adaptándolo todo  a las normas comerciales norteamericanas. Como se teme que haya resistencia, hay planes para dosificar adecuadamente la aplicación de esa política:  se irán suprimiendo las subvenciones agrarias, pero en el transcurso de una década; la adaptación comercial a la ‘filosofía’  norteamericana también se hará gradualmente.

En definitiva, se trata de ampliar un tratado ya propuesto en 1995, que fue combatido por los movimientos antiglobalización de finales del pasado siglo. Será la operación de desarme total del ‘estado del bienestar’, de lo que hasta ahora solo hemos tenido un adelanto. Ese es el tren ‘virtual’ del que seguramente descubriremos (mientras más pronto, mejor) que es ‘real’ y que arrasa con todo lo que se ha ido construyendo en Europa, removiéndola hasta los cimientos. Sami Nair, un politólogo izquierdista moderado, es uno de los que ha denunciado este Tratado, señalando que los misteriosos ‘técnicos’ que lo están elaborando ya han puesto manos a la obra. Y nos advierte que el propio Senado francés ha pedido los nombres de estos técnicos misteriosos y no le han hecho ni caso. Dice también que los eurodiputados intentarán enterarse pero no podrán actuar porque no tienen poderes para ello.

Y es que el ‘edificio institucional’  europeo está lleno de cribas y mecanismos de seguridad….Es una ‘democracia’ estrictamente controlada.

¿Y el tren de la realidad? Ese es el que avanza muy despacio, con resoplidos de antigua locomotora. Allí se hacen elecciones como la que tuvimos el pasado domingo 25 de mayo; allí nos muestran agitadamente las amenazas de grupos  ‘antieuropeos’, que en realidad son ‘anti UE’. Allí se deja morir a los inmigrantes y  se los hacina en cárceles especiales para ellos… cosas que hace nuestra casta política pero de la que constantemente nos previenen que pueden hacerlas los grupos y partidos ‘extremistas’; o sea, que los gobernantes, moderados y correctos, ponen en práctica una política xenófoba y racista pero nos meten miedo diciendo que los ‘extremistas’ harán lo mismo pero aún con menos miramientos.
En este tren ‘real’, destinado quizás a ser atropellado por el otro, es donde se obtienen de repente algunas satisfacciones, como la de ver que el 15M ha dejado en España una secuela más gorda de lo que se suponía, y con tendencia a crecer si se suman votos de varias formaciones nacidas del mismo tronco. Lo que pasa es que esta luz de esperanza no debe distraernos… hay que ver venir y afrontar al tren del poder. A medida que esa fuerza, nacida en buena medida del 15M, vaya creciendo, muchas veces volveremos a preguntarnos si ‘podemos’. Ojalá podamos.

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