Una estupenda broma…

29 Abr

Una broma cruel pero cargada de ironía: decir que los europeos vamos a decidir «en las urnas» cómo se debe «gestionar la crisis»…Si pudiéramos decidir votando, los echábamos a todos

Suelen cantarse loas al humor y de hecho hay quienes creen que la capacidad de humor de un individuo nos da una medida bastante precisa de su inteligencia. Hay un inconveniente: tampoco se lo puede desparramar indiscriminadamente porque hay situaciones en las que no es bienvenido; en los velatorios mismos, donde se prodigan chistes a diestra y siniestra, remarcar cruelmente ciertos defectos del difunto puede crear situaciones muy violentas.

Creo que el mejor humor es el más sutil. Y me parece también de más calidad el que no necesita de discos de aplausos para que se lo reconozca. El pasado domingo un periódico nacional tuvo un rasgo de humor poco frecuente porque se apoyó en el principal titular de la portada y el lector tuvo que captar por sí mismo la humorada. Decía el titular: «Los europeos deciden en un mes en las urnas cómo gestionar la crisis».

Contenía el titular muchas dosis de ironía. ¿Ahora, a esta altura del proceso y de la suma de desastres o estafas, es cuando los europeos tomaremos decisiones y justamente sobre lo que el Sistema imperante llama ‘crisis’? Buenísima la broma aunque un poco cruel, sí, porque nos han llevado a este callejón sin salida y ahora parece que se hubieran detenido a la vera del camino, como esos chóferes despistados que de repente preguntan al pasaje: «¿tiene alguien alguna idea sobre dónde estamos y cómo podemos hacer para salir del atolladero?».

Detrás de esa primera capa irónica hay otra no menos cruel, sino más: ‘votad lo que queráis…. igual seguiremos conduciendo todo esto los mismos que os trajimos hasta aquí!’ En otras palabras: no se trata solamente de que nos habéis traído hasta aquí forzados sino que, una vez más, no vamos a decidir nada.

Si han montado una gran estafa y la han bautizado ‘crisis’…también se han cuidado de ponerle nombre a todas las disidencias y de limar las aristas más hirientes de los nuevos partidos nacidos al calor de la estafa. Incluso Marina Le Pen, capitaneando la segunda (quizás será la primera) fuerza política actual en Francia, ha entonado un programa más moderado, a la vista de la cercanía del poder.

¿Agentes del poder financiero? Lo son todos. Distribuidores de mentiras seriadas, lo son todos.

Pero hay, además, una serie de ‘capas’ de mentiras que envuelven a la sociedad europea… La primera de esas capas nace de poner nombres adecuados a los fenómenos, los procesos, los actores…. El ‘fenómeno’ es ese gigantesco dominio bancario sobre la sociedad; el ‘proceso’ es la estafa consiguiente, convertida en ‘crisis’ que sube y que baja, y que se apoya en una deuda inexistente… o, mejor dicho, en una deuda inventada y convertida en arma implacable por los dueños del poder…. Con más deuda que Europa, Estados Unidos no ha pasado por las brutales agresiones de ‘los mercados’ que sufrieron tantos países europeos; con su propia deuda, China sigue siendo una economía boyante y ya el mundo entero está pendiente de que no decaiga, porque todos los intereses económicos de la supermafia mundial están entrelazados.

Las capas de mentiras son asumidas por los propios pueblos porque para eso existe el pensamiento único que lo uniforma todo. En los nombres, en las palabras, está una parte del secreto: todos los que se resisten al dominio del Sistema sobre Europa son ‘neonazis’ o ‘ultraderechistas’; y, si no encajan en definiciones tan drásticas, se los agrupa bajo una categoría rehabilitada hace no muchos años y que tiene la virtud de no definir nada: ‘populistas’.

Decir ‘populista’, como decir ‘nacionalista’, no es más que encubrir la realidad. El Sistema mismo se permite ser ‘nacionalista’ cuando da protagonismo al poder imperial de Estados Unidos (uno de los pilares del Sistema) o cuando hasta alaba el crecimiento de China; y el Sistema se permite ser ‘populista’ cuando le interesa atraer a masas de adictos o de votantes para crear una fachada ‘democrática’ para algunos de los regímenes a los que sostiene.

Tanta confusión de nombres, tanta malversación de ideas, conforma esta ‘realidad-cebolla’ a la que podemos sacar una capa de mentiras tras otra sin conseguir aclarar nada.

Pero al menos han demostrado un gran sentido del humor: ¡ahora los europeos vamos a decidir!… ¡en las urnas!.. ¡cómo gestionar la crisis! Estupenda la broma, aunque quizás demasiado cruel para este momento histórico de tan brutal pérdida de derechos y hasta de capacidad de supervivencia.

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