Comienza el espectáculo

5 Feb

A partir de ahora todo lo que se «mueve» está condicionado por el espectáculo electoral, que es el que da «vida» a la clase política. El apogeo de los «trileros»

Estamos en plena etapa pre electoral y a partir de ahora todo lo que veamos moverse tendremos que relacionarlo con el gran escenario donde se van situando los personajes. Por eso hace un par de semanas hablábamos de una posible polarización de esas que ocurren en las grandes ocasiones, que en este caso podría darse entre votar y abstenerse. Y la posibilidad opuesta: que haya una mayor dispersión del voto porque por primera vez están surgiendo propuestas que al menos prometen enmendar esta desvirtuada democracia que estamos viviendo. Casi todas ellas procuran seguir la huella marcada por el 15M. Menos una, Vox, donde se van agrupando los que fueron desplazados del núcleo de poder del Partido Popular.

Ahí están, pues, el Partido Democrático, el Partido X, el Podemos…(con ese joven profesor que se llama Pablo Iglesias, como aquel líder histórico socialista).

Quienes se obsesionan con el bipartidismo (una lacra marginal del sistema de partidos) tienen ahora la oportunidad de votar una opción que esencialmente se define como antinacionalista, que es la UPyD de Rosa Díez, y otra, Izquierda Unida (IU), teóricamente la más contestataria dentro del sistema. Pero IU está aprisionada por los férreos tentáculos del PSOE. Por mucho que se debata, se encuentra literalmente entre la espada y la pared: o salir pechando la espada socialista, rompiendo el pacto que los une, o ser clavada contra la pared por abrir paso a triunfos del Partido Popular (sobre todo en ese territorio que hasta ahora le ha estado vedado: Andalucía). Trágica disyuntiva: echar una mano al sistema de corrupción que representa el PP, o seguir siendo aliado y sostén de la corrupción institucionalizada del PSOE en Andalucía.

La propia salida de Pedro J. Ramírez de la dirección del diario El Mundo no deja de ser una finta en la disputa de poder y votos. Curiosa manera ha tenido el señor Ramírez de salir del papel protagónico: lo ha hecho… reteniendo el papel protagónico. Una despedida videotelevisada; otra en un editorial arrancado en la portada del pasado domingo; un extraño anuncio de que seguirá escribiendo en el diario, aunque se supone que no en un sitio tan privilegiado como el que tuvo hasta ahora («reanudaré mis cartas dominicales», dice), al tiempo que anuncia que «ha preferido» continuar ligado a la editora del diario porque «le permiten hacerlo en términos razonables»…Y agrega: «Mientras sigue incubándose la crisis tremenda que de un modo u otro conmoverá todos los pilares de la España que conocemos, a mi me toca dar un paso atrás». Envuelto en tan sibilinos retorcimientos para decir sin decir, para estar sin estar, para irse sin que se logre entender el por qué… queda la sensación de que se están cociendo «grandes cosas» a espaldas de los lectores, obviamente. No hay más remedio que preguntarse: ¿en qué porcentaje lo echan y en qué porcentaje «se va»? ¿En qué porcentaje se va y en qué porcentaje se queda? ¿de qué vale que presionen para que se vaya si en realidad «se queda»? Y, sobre todo…¿Hasta qué punto puede creérsele ese compendio de autoelogios y loas a sus «obras» (Diario 16 y El Mundo) cuando es tan evidente que faltan informaciones básicas para entender su salida de la dirección…? Ante tan eficaz trilero, seguimos sin saber bajo cual carta está la reina de corazones.

Nadie oculta, eso sí, que ha habido presiones de todo tipo desde el poder, incluyendo, como él mismo lo dice, a «grandes empresas del Ibex» (no las nombra) que fueron susceptibles, según Ramírez, de considerar a El Mundo como un diario  «apestado». Lo cual arroja nuevas sombras sobre la extraña explicación de su marcha.

En este caso, la batalla no se libra por siglas que saldrán a cazar votos: aquí se trata de contar con un cañón potente para barrer el escenario electoral. No es tampoco un lanza misiles televisivo (esos son de gran alcance), ni una plataforma de misiles caseros, como las redes sociales… pero es un poderoso instrumento para «forjar» opinión… Y ya sabemos cómo funciona esto: la «opinión» se cocina en los grandes medios y después se inocula a todos los públicos masivos que se pueda abarcar.

Podemos subirnos a una colina y contemplar a partir de ahora, todos los movimientos. En estos prólogos, introducciones, dedicatorias y prefacios… están la sal y la pimienta del espectáculo que vendrá después. Para muchos de nosotros el espectáculo es inútil y podrían suprimirlo…. Pero ellos, la «casta política», viven de este montaje.

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