Miremos a dónde miremos, veremos actuar a las mafias «locales» y crecer el poder de la «supermafia» mundial que se ha ido apoderando de todo el planeta. Las guerras son disputas mafiosas por el control de territorios
Hemos comentado más de una vez que el mundo está en manos de una «supermafia» que manipula fortunas tan inmensas que solo caben en el paraíso (o sea: en los paraísos fiscales). Son, desde luego, gente práctica que no tiene ninguna ideología. Su único objetivo es ganar dinero y poder. Solo los ideólogos creen que Don Corleone tiene ideología. La supermafia está en el vértice de la pirámide… Pueden ser gente del Club Bilderberg, dueños de las grandes petrolíferas, propietarios de las contabilizadas fortunas de la revista Forbes, grandes banqueros judíos y astutos financieros cristianos… y con ellos se van entremezclando los que ascienden de las mafias «locales».
La forma más sencilla de detectar la estrecha alianza entre las mafias y el poder está en esta fácil comprobación: a largo plazo, siempre vencen las mafias. Por supuesto que, en algún estrato del gobierno, hay quien lucha contra ellas y a veces gana alguna escaramuza. Pero es bien visible que los narcotraficantes, por ejemplo, sobreviven a todas las grandes campañas contra ellos, así como los paraísos fiscales sobreviven a los anuncios que se hacen cada año sobre cooperación entre Estados para «controlar» el dinero prófugo.
Si enfocamos cada realidad nacional lo que observamos es de espanto. En China están en la cumbre del poder personajes corruptos que acumulan inmensas fortunas y que dirigen y gestionan esa infernal combinación entre dinero público y «privado». En Rusia, la mafia está estrechamente vinculada al poder de Putin. En Japón es una estructura de poder paralela. En Estados Unidos es hasta absurdo querer diferenciar entre lo que es mafia «pura» y lo que es gran capital empresarial y bancario. La DEA (agencia gubernamental especializada en la persecución del narcotráfico) ha sido en realidad «socia» de los capos colombianos y también tiene una «relación privilegiada» con los narcos mexicanos. México, ya se sabe, es el «reino» de las bandas de narcos y de los asesinatos «sin culpables».
Días pasados estalló en la Argentina el poder de las tramas policiales, porque allí son los propios uniformados los que constituyen pequeñas y grandes mafias ante las cuales el poder del Estado tampoco ha conseguido ningún éxito. Una huelga policial abrió paso a oleadas de saqueos y asesinatos, que vinieron a culminar los pequeños robos y saqueos policiales sistemáticos de los que puede ser víctima cualquier ciudadano. Paralelamente, el famoso y genial futbolista Leo Messi, además de haber defraudado a Hacienda, aparece ahora investigado porque su padre está acusado de vínculos con el narcotráfico, para el cual habría creado un mecanismo de blanqueo sistemático de dinero.
Volvamos la mirada a Italia, cuna de ese «modelo», nacido de lejanos movimientos campesinos que se rebelaban contra la explotación. Porque la mafia nació en todos lados como resistencia al poder, hasta que ella misma se convirtió en poder. El historiador británico Hobsbawn (Rebeldes primitivos) dice que en su origen los miembros de la mafia siciliana… «nunca tuvieron ni pudieron tener la costumbre de considerar el gobierno central (como) Estado real sino que habían de verlo bajo el aspecto de una forma singular de bandolerismo, cuyos soldados, alcabaleros, guardias y tribunales caían sobre ellos de vez en cuando». En Italia existen grandes mafias (en Europa se estima que hay 3.700 organizaciones mafiosas de variada envergadura): la «camorra» napolitana, con creciente capacidad expansiva; la «ndrangheta» calabresa, que también se está expandiendo y ramificando (la están investigando en Turín y Milán); y la algo alicaída «cosa nostra», que amenaza con un «renacimiento», al punto que su anciano «padrino» preso, Totó Riina, acaba de «condenar a muerte» desde la cárcel al fiscal Di Matteo. El fiscal nacional antimafia italiano, Franco Roberti, opina que «cuando la mafia no dispara, hace negocios». ¿Cómo afecta la gran estafa (llamada crisis) al funcionamiento de las mafias? Le sienta de maravillas: como los bancos no sueltan pasta, las empresas…. ¡acuden a la mafia! Los préstamos son, pues, un nuevo y creciente rubro de negocio.
¿Existirá algún país desmantelado, sin riqueza alguna, que se libre de tener su propia mafia y no tiente al poder de la supermafia mundial? Tal vez. Pero al menos tendrá habitantes: hombres adultos que puedan ser explotados como mano de obra… mujeres que puedan ser esclavizadas para las mafias de la prostitución… En fin, que si todavía hay sitios donde hay poco negocio…. «ya se nos ocurrirá algo».