El derecho, un ‘amigo falso’

10 Dic

Varias veces hemos hablado de que la civilización de Occidente se derrumba. Algunos confunden este hundimiento con el fin de un poder o con la caída del capitalismo. Puede ocurrir que una cosa lleve a la otra, obviamente.

Lo habitual es que primero se imponen las costumbres, las ideas, las «filosofías» y después se hacen las leyes para «cristalizar» esos modos de vivir y de pensar, a los que hoy día nos empujan las manipulaciones del «pensamiento único», que modela a la opinión pública para encorsetarla y controlarla.

Un escritor alemán, Ferdinand Von Schirachs, ha publicado un artículo en el que trata a fondo la cuestión del derecho en el mundo de hoy. Tal vez su alegato se puede condensar en este párrafo: «…con los derechos de las personas sucede lo mismo que con la amistad. No sirve de nada si no se demuestra en las épocas oscuras y difíciles (…) el fundamento de nuestras constituciones se viola hoy constantemente: ´drones´ de guerra matan civiles, los terroristas son torturados y despojados de sus derechos, los servicios secretos leen nuestros mails y SMS porque estamos bajo sospecha generalizada».

Von Schirachs nos habla, por ejemplo, de unos náufragos en una barca, tres de los cuales, al borde de la muerte por falta de alimento y bebida, matan al cuarto de ellos, el más joven… y así sobreviven. Posteriormente fueron juzgados y condenados por un juez pero el «final feliz» fue que los indultaron. «¿Cambiaría algo –se pregunta– si la vida del muchacho no hubiera salvado a tres sino a 300 personas?… ¿O si se hubiera tratado de 30.000 o 300.000?» Pone otros ejemplos: un terrorista se apodera de un avión y amenaza con estrellarlo, cargado de combustible, contra el centro de la ciudad… ¿Habría que derribarlo, con todos sus pasajeros?… A partir de allí el escritor hace un trayecto teórico desde la constitución alemana, que comienza diciendo… «la dignidad de las personas es inviolable»… Cita después al Tribunal Constitucional de su país, que especificó: «…dignidad significa que un ser humano nunca puede ser convertido en un mero objeto de la intervención estatal (…) Nadie puede ser más valioso que otro precisamente porque las personas no son objetos».

Comenta que un jurista, hace ya casi 30 años, estableció diferencias entre el derecho penal de los ciudadanos y el «derecho penal del enemigo». O sea, la fundamentación de la caída en desgracia de ese derecho esencial de las personas a no ser tratadas como «objetos»… En esa tesis se apoyó la aplicación de «la tortura salvadora»… Importantes juristas y catedráticos alemanes la justificaron. En 2007, hace apenas 6 años, los grandes partidos germanos (los dos que conforman la fuerza conservadora y los socialdemócratas) votaron una ley a favor del almacenamiento de datos… cualquier ciudadano podía ser vigilado. El Tribunal Constitucional derogó tal ley. «¿Y los políticos?… No dimitieron, no se disculparon, ni siquiera se avergonzaron», dice el escritor.

Por mucho que haya «sentado doctrina» el tribunal alemán, ahora el espionaje al mundo entero es intocable. Por haber dado a conocer los papeles de Snowden denunciando esa trama está ahora en la picota el diario británico The Guardian. O sea, que los perseguidos son los que denuncian la trama… ¡no los que la consienten y justifican!

Estamos, pues, en el punto que el escritor señala como clave: como los amigos falsos, el «derecho» se ha esfumado justo «en las épocas oscuras y difíciles»…

En España se está preparando con detalle la «ley mordaza», un ataque frontal contra los derechos básicos. Una escalada de multas persigue una amplia gama de manifestaciones espontáneas o «sin permiso» y hasta sacar fotos o filmar vídeos de las «fuerzas del poder» que puedan servir de prueba de la ilegalidad con que esta represión se ejecuta…

¿No está ya «infiltrado» en nuestra sociedad el respaldo a un Sistema que nos quita la dignidad de personas y nos va transformando en «objetos»? En la historia del náufrago la mayor parte de la opinión pública justificaba que se hubiera matado al grumete. Y torturar o matar a reales o presuntos terroristas, incluido el asesinato de Bin Laden (o de criminales o psicópatas), resulta algo cada vez más consentido socialmente. Como lo dice Von Schirachs, hoy el derecho se viola constantemente. Por eso cabe hablar de una civilización que se derrumba. ¿Y el poder? Justamente se está destruyendo el derecho para afianzar al poder… como siempre.

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