Capacidad de asombro

11 Jun

No me imagino que Colón, en su segundo viaje –y en los siguientes—pusiera, al llegar a América, la misma cara de sorpresa que la primera vez. «Ooohhhh… ¿Qué es esto? ¡Hemos llegado a las Indias viniendo en dirección prohibida!». No me lo imagino: el impacto de haber llegado a esas tierras se habrá producido solo la primera vez. Después habrá habido otros motivos de preocupación y de sorpresa pero ya no ése. Todas las veces el vigía habrá gritado «¡Tierra!» pero solo la primera vez habrá causado admiración y asombro tropezarse con esos territorios en vez de «caerse del mapa» siguiendo los cánones precolombinos de que la Tierra era plana.
Mucha, muchísima gente, sigue descubriendo todos los días cosas tan evidentes como que vivimos en un mundo de corrupción donde las mafias no hacen más que crecer y, consiguientemente, la pobreza también. Las autoridades chinas, que manejan el país con el piloto automático, han graduado unos puntos de disminución de la miseria por cuestiones vinculadas a necesidades macro económicas. Pero en términos planetarios la pobreza no disminuye y el abismo entre pobres y ricos aumenta sin cesar. Podemos seguir denunciándolo, obviamente, pero ya no nos podemos asombrar.
Resulta ridículo que dediquemos a este poder universal, cruel y genocida, intentos de condena del tipo de «¡no sé cómo no se les cae la cara de vergüenza!» ¿Cuál cara? Si el poder no tiene rostro, aunque nos guste identificarlo con el Club Bilderberg, al que se puede ver como un grupo de «gerentes» globalizados cuando se trata de encuentros entre mafiosos, bien parecidos a las cumbres de la «cosa nostra» retratadas tantas veces por Coppola. Y ¿cuál vergüenza? ¿Le preguntaríamos al Padrino si no le avergüenza haber matado a un rival? Hasta Marlon Brando incluiría una sonora carcajada en su impecable creación del cinismo, seña de identidad de los mafiosos.
Otro asombro que ya aburre es el «descubrimiento» que denuncia con aire irritado que tal señor, titulado socialista, en realidad «no es de izquierdas». Esto ocurrió con Felipe González y con muchos otros, como Toni Blair o el francés Hollande… ¡y cada vez provoca sorpresa!
¿No hay forma de «registrar» que la izquierda, tal como la conocimos, hace mucho tiempo que no existe? Ni existe en Europa ni existe en Rusia, ni era izquierda cuando Rusia era el gran poder dentro de la Unión Soviética. Ni existe en esta China conducida por un Partido Comunista que hace décadas que perdió toda conexión con la idea comunista original.
En España tenemos ahora dos movidas que agitan al Gobierno, a cargo de dos expresidentes que hoy son solo empleados de multinacionales: José María Aznar y Felipe González. El felipismo hace ya un tiempo que está buscando un «pacto» entre PSOE y PP, para crear un «sólido frente» ante Europa. ¡Pero si ese frente existe ya! ¿Pactar para seguir haciendo lo que vienen haciendo cada día, que es obedecer a los poderes financieros?
Y del otro lado, Aznar. Es, simplemente otra «familia» mafiosa. Pretende que Rajoy sea aún más duro. Pero sobre todo quiere un «cambio de guardia» porque el presidente está demasiado desprestigiado y él (Aznar) cree que, recordando su gracioso eslogan de «España va bien» (una bandera que nos trajo a esta catástrofe) podrá recuperar algunos de los votos perdidos.
Suele hablarse de que la realidad termina por hacernos perder «la capacidad de asombro». Pero parece que el problema con analistas, politólogos, catedráticos de lo que sea y presuntos ideólogos, es el contrario: no paran de asombrarse ante las mismas «noticias». Las propuestas políticas y los pactos que hace rato que están en vigor, aunque nadie los haya firmado, no son más que un gran telón detrás del cual, entre bambalinas, todos son negocios turbios, estafas y robos, tras los cuales hay todavía otra realidad aún más cruel: la miseria sigue creciendo sin parar, a la par que la acumulación de poder y de riqueza. O sea, que siguen atendiendo a los «signos exteriores» y siguen ignorando que son solo mafias que explotan, maltratan y matan. Como todas las mafias.
Si, ya sé que Colón no descubrió nada. Fueron los indios los que «descubrieron» un inmenso poder que venía, justamente, a explotarlos, maltratarlos y matarlos.
Ahora pasa lo mismo: ellos no descubrieron nada… somos nosotros los que estamos descubriendo cómo funciona esto. Está a la vista cada día de un modo más brutal. Lo vemos, lo vemos, lo vemos… ¡y seguimos asombrándonos!

Una respuesta a «Capacidad de asombro»

  1. HASTA LOS HUEVOS. ESTAMOS HASTA LOS HUEVOS. De las mentiras de Rajoy, al que exijo mayor veracidad y respeto, prometiendole replicas puntuales a sus engaños, aquí, allá y acullá.
    El acoso y derribo a la clase trabajadora, a los de abajo, por parte de los poderosos, de la casta oligárquica, del Gobierno de Rajoy y de sus secuaces, las grandes empresas, la CEOE, los partidos que les apoyan, las Instituciones que los mantienen, y sus cómplices internacionales que los alientan, los justifican y los jalean, tales como la Comisión Europea, el FMI, el BCE, la OCDE, etc., nos están llevando a un escenario de caos y de fractura social. Podemos calificarlas como auténticas situaciones de muertes o de asesinatos civiles, de crímenes sociales

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