Cuando se muestra tanta ansiedad por encuestar a los ciudadanos no suele ser sana curiosidad sino avidez por utilizar los resultados y las «interpretaciones» de los datos para intentar remendar el Sistema
Los medios de comunicación se han lanzado en estos días a una fiebre encuestadora. Siempre que surge tal «ansiedad» por saber qué opinan los ciudadanos hay alguna intención aviesa. Días pasados comentamos cómo se hacían pequeños «retoques» en la interpretación de una encuesta sobre la Casa Real, para hacer coincidir los deseos con los resultados aritméticos. Preguntaban a la gente dos cuestiones que se sacaban de la manga: una especie de «pacto anticrisis» y otro «pacto de Estado» para reformar la Constitución, propuestas que no estaban concretadas ni aparecían como exigencias de nadie… preguntar por ellas era una forma de darles vida.
Otra empresa encuestadora ofreció ahora datos muy recientes de intención de voto que ponían al PP en 22,5% y al PSOE en 20,2, de tal modo que los dos «grandes» no solo estaban, sumados, por debajo del 50%, sino ya por debajo del 43%. Izquierda Unida había trepado hasta el 16,6, apenas 3,6 puntos debajo del PSOE. Y la UPyD de Rosa Díez, con el 13,7, estaba a menos de 3 enteros de Izquierda Unida.
Una semana después (el pasado domingo) apareció una «macroencuesta» que era en realidad un «refrito» de varias realizadas desde el pasado enero, sumando un total de 14.000 entrevistas… de ese «pastiche» se extraía un resultado electoral posible, en votos y en escaños. Hacían un habilidoso uso del material. Porque la mezcla de tanto dato desbocado hacía subir de nuevo al PP hasta el 28,6 y al PSOE hasta el 25,1… De tantas vueltas aritméticas se había sacado un aumento de 6 enteros para el PP y otro de casi 5 enteros para el PSOE (con relación a la última encuesta, con los datos mucho más frescos que hemos reproducido antes).
¿A qué vendrá tanto esfuerzo encuestador? Lo que Jorge Luis Borges dijo como broma, aunque no del todo («la democracia es un abuso de la estadística») se va convirtiendo en un lamentable anticipo de la realidad: con las encuestas intentan manipular, cada vez más abiertamente, los resultados de las elecciones. La macroencuesta inventada viene titulada así: «A las puertas de un nuevo modelo político». Y se explica más abajo que en vez de un formato de dos partidos absolutamente dominantes, en el futuro probablemente tendremos un sistema con cuatro partidos. Luego hay algunas «afirmaciones tácitas»:
Primera afirmación tácita: se da por hecho que el Sistema sobrevive (el único problema es que pase de dos a cuatro partidos). Segunda afirmación tácita: ni se apunta el posible nivel de abstención ni se da relevancia a esta deslegitimación del Sistema en cualquiera de sus variantes.
Junto a los porcentajes vienen dos artículos firmados. Uno, de los responsables de la encuesta, asegurando lo contrario de lo que están haciendo: que se trata puramente de un «ejercicio intelectual», un «ejercicio de simulación», que de ningún modo debe tomarse como «anticipación, estimación o pronóstico»…. Los dos artículos procuran transmitir un mensaje a los propios partidos: hay que atender a los reclamos sociales, hay que escuchar «la voz ciudadana». En otras palabras: «amigos del poder… si no frenáis ya mismo, desembocaréis, como mal menor, en un incómodo Sistema de 4 partidos…»
Otro de los puntos de la encuesta parece destinado a conciliar al 15M con ese posible esquema de 4 partidos y a instigarlo a que se sume a alguna de esas fuerzas o a que presente su propia propuesta… es decir, a integrarse en el Sistema. Dice que el «fondo de la protesta» del 15M ha quedado «difuminado» y que los indignados no han traducido sus reclamaciones en «una opción política institucional clara»; es decir, que todavía no ha ocurrido lo que ellos esperan: que el 15M pueda ser domesticado.
Tan evidente es la intención que se pregunta si el movimiento «pretende regenerar la actual democracia» (el «si» llega al 60%) o si es «un movimiento radical y antisistema que pretende sustituir al actual sistema político por otro»… (el «si» se queda en el 23%).
Intenciones aviesas, desde luego… preguntas con trampa. Ya que la respuesta poniendo al 15M como «antisistema» hace pensar que el movimiento se quiere cargar la democracia (puesto que es habitual que se hable del «sistema democrático»)… el encuestado tenderá a pensar que si la quisieran defender estarían eligiendo la otra respuesta, la que apunta a «regenerarla»…¡Cuando la realidad es exactamente al revés! ¡Querer regenerar la democracia es precisamente estar contra el actual Sistema que la vació de todo contenido!
Tenemos que adiestrarnos para destripar las intenciones escondidas de las encuestas.