‘Único pero con variantes’

14 May

Lo cierto es que el «pensamiento único» tiene variantes, aunque resulte paradójico. Su «gracia» está justamente ahí: que admite variantes mientras no perturben el «desarrollo de los acontecimientos». Hay como una corriente central, la de lo «políticamente correcto», y unas alternativas que permiten canalizar muchas disidencias.
Digamos que está la «forma de pensar A», que sería, un poner, la del Partido Popular, con su Rajoy y su cerrada obediencia al dictado del gran capital financiero. Al margen de ella está la «forma de pensar B», que vendría a ser la del PSOE, que está casi perdida como variante porque en realidad ya ni es una «forma de pensar»: son náufragos que a veces hablan un «dialecto» ininteligible. Un ejemplo: Susana Díaz, consejera de la Junta de Andalucía, dice que los dirigentes «populares» son «antisistema». Solo le falta decir que la señora Merkel es una agitadora que quiere destruir el capitalismo.
La variante A y la variante B a veces son tan parecidas que los propios medios de comunicación suman sus posibles votos y nos avisan de que «juntos» no llegan ya al 50%. Ambas están metidas en numerosos casos de corrupción y a la hora de tomar las decisiones importantes suelen coincidir (solo disienten si no ponen en riesgo al Sistema).
Pero hay más posibilidades. Ahí está, por ejemplo, la UPyD de Rosa Díez, un partido furibundamente antinacionalista. Es una especie de Partido Popular con «correcciones» y en este momento encaja muy bien con la creciente ola «antiautonómica», a la que se apunta muchísima gente a raíz de la brutalidad de la crisis (se busca ahorrar «achicando» los presupuestos regionales) y del fracaso total de la democracia, también en las reivindicaciones propias de cada autonomía…
El Sistema tiene también la «variante D», la de Izquierda Unida, en este caso equivalente a un PSOE con «correcciones». Aliado imperturbable de los socialistas, denunciante y cómplice de las corrupciones y corruptelas (si, una cosa y la otra, al mismo tiempo) acaba de hacer en estos días una nueva pirueta: Cayo Lara ha dicho que le gusta más el fallecido comandante Hugo Chávez que el defenestrado presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, porque éste «desahuciaba»… ¡Pero el que era socio de Izquierda Unida era el Manuel Chaves andaluz, justamente el que desahuciaba!
Y hay más variantes: los mismos nacionalismos regionales de que hablábamos. ¿Todos, entonces? ¡Todos! El Sistema de partidos es el Sistema mismo.
¿Y cómo encaja aquí la monarquía? En las encuestas (en la forma de preguntar, sutilmente tramposa) se ve la voluntad de volver a mejorar la tan deteriorada figura del rey Juan Carlos, al tiempo que se apuntala a toda la Familia Real, particularmente al príncipe Felipe. De modo que hay tres variantes en este caso: mantener al Rey, si se lo «rescata» de sus propios y persistentes desastres; hacerle abdicar a favor del Príncipe, si no hay forma de «rehabilitarlo»; y si el Príncipe tampoco resiste al desgaste general de los Borbones, se abriría paso a la república. ¿Por qué no? Si la garantía de continuidad para el Sistema está en el mecanismo de los partidos políticos.
Encuestas muy recientes indican que el 64,2% de los españoles hace un balance de la monarquía entre regular, malo y muy malo.
Otra gracia de los manipuladores de la opinión en los últimos tiempos ha sido sacarse de la manga un «pacto político anticrisis» que nadie propuso y que no tiene mayor sentido cuando Rajoy y Rubalcaba están siempre tan cercanos entre sí en todo lo que mandan los banqueros. Pero a mucha gente le suena bien y le da la sensación de que evita rencillas (rencillas casi inexistentes). Preguntan qué le parece al encuestado que el mismo Rey propicie «pactos, acuerdos, consensos» para hacer frente a la crisis y, claro, puesto así, como si eso pudiera mejorar la situación, más del 71% lo ve bien o muy bien; y ahí, pegado, sin que tampoco sea un tema puesto sobre el tapete por los partidos, preguntan «si entre los posibles pactos se debería propiciar la reforma de la Constitución»…

Y el «si» llega al 72,8… O sea: que se está preparando otra pirueta, si en un momento dado la realidad lo hace necesario: un «gran pacto»… para lo que sea… para «superar la crisis» (¿?) o bien… para reformar la Constitución. Así nos mantienen entretenidos. Hay todavía mucha gente que no se da cuenta de que es un espectáculo diseñado para que miremos fijo a lo que nos muestran y no veamos la trampa.

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