La ‘producción de miedo’

12 Feb

Surgen aquí y allá terribles descripciones de las «pesadillas» del Siglo XXI… No suelen hablarnos de la gran estafa llamada «crisis» sino que nos inculcan nuevas formas de miedo

Se van viendo en muchos medios de comunicación artículos que describen las presuntas «pesadillas» del Siglo XXI. Lo más interesante es ver cómo van manipulando la realidad, partiendo de omitir la figura del protagonista: ¿quién va a sufrir tales pesadillas? ¿Seremos todos los humanos los que perderemos (o ya hemos perdido) el buen sueño? ¿O serán quienes usufructúan el poder?
Es verdad que algunas de esas «pesadillas» nos afectarán a unos y a otros, como ya está ocurriendo con la contaminación y las enfermedades que padece el planeta. Pero «ellos» son los responsables de seguir destruyendo la salud del mundo y también son «ellos» quienes pueden pagar como un lujo los que hace unas pocas décadas eran productos naturales no adulterados.

Hay otras presuntas pesadillas que afectan fundamentalmente a los dueños del poder, como la llamada «amenaza terrorista». El «montaje» que supone hablar constantemente de esta amenaza muestra cómo también sirve de excusa para reprimir toda actitud de protesta. Estos enfoques de «prospección» del futuro nos dan pistas sobre los planes del poder para ampliar los mecanismos de «producción de miedo» en los que basan su dominio.

Por ejemplo, se especula con que el deterioro medioambiental se multiplica por culpa del crecimiento demográfico y (según leemos en uno de estos análisis) por «la salida de la pobreza de centenares de millones de personas». Vale decir que lo que nos lleva por la senda peligrosa es la combinación entre la destrucción física del planeta y «la salida» de la pobreza… La intención es siniestra: pretende inducir en los ciudadanos del Primer Mundo la sensación de que tanta gente «saliendo de la pobreza» termina por ser algo peligroso para todos.

También se nos explica cómo el caluroso verano ruso de 2010 derivó en la propagación de incendios, lo que disminuyó la producción de cereales… lo que a su vez causó una subida de precios; y estos aumentos castigaron a las economías más débiles, contribuyendo así a los estallidos bautizados como «primaveras árabes». Mientras se simplifica demasiado el análisis, remitiéndolo a un caluroso verano en Rusia, Occidente se emplea a fondo para controlar estos procesos, promocionando los choques entre laicos y musulmanes que se están dando donde antes surgieron tales «primaveras»… Ahora mismo el «enemigo» está en los partidos musulmanes que plantan cara a Occidente…de modo que se trata de seguir descalificándolos por primitivos, brutales y fanáticos…

Otra «ofensiva» propagandística occidental es advertirnos de que también puede resultar una pesadilla un ataque cibernético masivo, que puede anular o perturbar el funcionamiento de instituciones estatales. También en este caso el poder es el directo perjudicado, aunque se da a entender que las naciones más débiles están más expuestas, lo que permite insinuar que debe haber «mayor cooperación». Es decir, que conviene poner cada vez más abiertamente en manos del Imperio y sus aliados la capacidad de decisión del conjunto de las naciones del orbe. Otra cuestión que se infla para poder utilizarla en el futuro es la de una «guerra biológica». Quizás ya habremos visto ensayos sin siquiera darnos cuenta, como las historias de las «vacas locas» o algunas epidemias de gripe inesperadas.

Estamos viendo la consolidación de algo que hace pocos años apenas se insinuaba: Estados Unidos va extendiendo –globalizando– su dominio sobre el Planeta. Las fronteras han sido abolidas por el imperio, siguiendo los pasos de su «socio» para Oriente Medio, Israel (pionero en invasiones no declaradas); y ahora parece que Francia ha tenido «patente de corso» norteamericana para bombardear y exprimir una parte del norte de África (invasión de Azawad y gran contrato con Marruecos).

Vale decir que los norteamericanos siguen sin asumir que el mundo está en sus manos y, por tanto, no se consideran en absoluto obligados a objetivos como «eliminar el hambre», por ejemplo; pero si asumen, cada vez más abiertamente, que ellos o sus asociados pueden moverse, invadir y matar libremente en cualquier lugar del planeta. Siempre serán «asesinatos democráticos». Hace mucho tiempo que venimos hablando de la «dictadura mundial»… pero cada día se deja ver con más crudeza.

4 respuestas a «La ‘producción de miedo’»

  1. El miedo es un instrumento poderoso usado por políticos, religiones, caciques, intelectuales, familias…; es una de las formas más antiguas de opresión para modificar conductas y justificar respuestas.

    Pero como reza el titulo, muchas veces el miedo se produce de forma intencionada para generar devotos o manejar situaciones (como los mercados o las guerras).

    Como dice la doctora Kubler-Ross:

    «Somos los únicos responsables de nuestras elecciones, y tenemos que aceptar las consecuencias de cada acto, palabra y pensamiento a lo largo de nuestra vida. Podemos hacer nuestras elecciones construidas desde el amor o desde el miedo.»

    psicoterapiamalaga.com

  2. Lo de que ‘somos los únicos responsables de nuestras elecciones’ hay que tomarlo con reservas porque nuestro poder de decidir y trazar nuestro propio destino personal está muy limitado. Sería así si la democracia se desarrollara en plenitud pero estamos muy lejos de ello.

  3. Como dices sobre la relatividad del poder de decidir, nuestras elecciones a veces no son nuestras, aunque nosotros decidimos si llevarlas a cabo o no.

    La democracia es un sistema político que se decide aceptar y perpetuar , si no fuera así se podría rechazar en masa y cambiar a otro sistema como la historia política ha demostrado.

    De una u otra forma, se puede actuar en base al miedo (a perder, a no ganar, a lo desconocido, a la enfermedad…) o en base a los valores (aunque a veces estos dejen mucho que desear)

  4. Hola, Horacio, tantos años perdida la pista en los que a quien he visto es a tu nieto. Seguimos en la trinchera, según veo. Son buenas noticias. Un abrazo, Oscar Ortega.

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