Cuando la gente se plantea la necesidad creciente de quitarse de encima un sistema que la está ahogando –como está pasando hoy en España y en tantos sitios—quizás no necesite ni un ‘partido’ ni una ‘ideología’ … pero sí necesitará diseñar una estrategia.
En una novela de Ítalo Calvino aparece una secta que ha perdido sus libros sagrados, sus rezos, sus cánones acerca del bien y del mal….sólo le queda el dogmatismo. Privada de fórmulas y exorcismos, practican el más brutal puritanismo: todo está prohibido por temor a traspasar la ignorada frontera. Así están hoy las ideologías: se han perdido fórmulas y códigos y cada una se atrinchera en su puritanismo, a la par que (como también hacían los personajes de Calvino) se olvidan de sus propósitos esenciales.
Pero sí es verdaderamente necesario contar con una estrategia porque el Sistema es brutal y está perdiendo los últimos escrúpulos y porque reclutar al 99% que sufre la creciente sobreexplotación actual exige que la propuesta antisistema sea coherente y persistente.
En estos días se ha organizado un debate nacional a propósito de la incursión de jornaleros, con Sánchez Gordillo, alcalde del pueblo sevillano de Marinaleda y diputado de la coalición Izquierda Unida (IU) al frente, en hipermercados de Sevilla y Cádiz, apoderándose de alimentos que entregaron a organizaciones que ayudan a los más necesitados.
Los dirigentes de Izquierda Unida en Andalucía, que participan del poder regional en sociedad con el PSOE, han hecho malabarismos dialécticos para que aquella ‘expropiación’ de alimentos no se diera de palos con su línea política. Labor imposible, obviamente. Para tratar de conciliar una y otra alguno de ellos huyó tanto hacia delante que quiso ver una propuesta casi filosófica contra la propiedad privada.
Para condenar o elogiar a Sánchez Gordillo hay que saber de cuál serie de argumentos se tira… Alguien ha planteado un enfoque ético, reprochando al dirigente jornalero que acudiera a un supuesto ‘gran debate’ en Telecinco, trinchera de la telebasura; otros prefieren un planteamiento estético y se ríen de que Sánchez Gordillo lleve un jersey encima de otro; y así sucesivamente…
Pero en realidad hay que saber si se buscan argumentos jurídicos para partir de un enfoque institucional, o argumentos estrictamente políticos, partiendo de la realidad social de Andalucía y de toda la España de hoy.
Lo institucional supone aceptar el marco del Sistema. Debatiremos entonces si fue un ‘hurto’ o si el empujón a una cajera lo convertiría en robo; si al ser Sánchez Gordillo aforado no puede ser detenido por una mera orden gubernamental, etc.
La argumentación política es muy flexible: si nos están robando a diario los propios políticos y le dan nuestro dinero a los bancos…¿Quién tendrá legitimidad para condenar a unos jornaleros que ‘reparten’ alimentos?
Pero la cuestión central no está tal vez ahí, sino en la necesidad de diseñar una estrategia coherente y persistente. Frente a la brutalidad del Sistema solo se puede intentar darle a la sociedad actual una vuelta de tuerca (¿revolución? ¿r-evolución? ¿evolución?…el nombre vendrá después) si formamos la piña del 99%… Y para ello tendremos que diseñar una estrategia sin fisuras. Ya no se trata de la ‘razón formal’ de la legalidad del Sistema (un robo es un robo) o de la ‘razón imponente’ de que cualquier robo de ese tipo es una minucia comparado con el vaciamiento total del país por el poder financiero… De lo que se trata es de evitar las provocaciones y sumar al 99% a la confrontación con el Sistema. ¿Se promueve eso rompiendo la legalidad formal? Más que crear un ‘debate filosófico’ lo que se logra es romper el ‘frente antisistema’. Si atracamos a los grandes ladrones que fundaron los bancos lo que conseguiremos es que nos aíslen a nosotros como delincuentes…
Y los bandazos de IU, desde Griñán a Sánchez Gordillo, lo único que consiguen es que, una vez más, la ‘izquierda nominal’ dibuje su desconcierto: apuntalando al Sistema junto a los corruptos socialistas –por tanto, socios ellos mismos de la corrupción— y provocando al mismo Sistema con Sánchez Gordillo…¿Hasta cuando la presunta izquierda va a seguir jugando a dos puntas para mantener sus prebendas y al mismo tiempo apuntarse al ‘radicalismo nominal’?