Tantos rasgos se señalan frecuentemente como propios de la especie humana (casi todos tratados como tumores susceptibles de convertirse en malignos) y nunca he visto destacar esa necesidad que tenemos de poner nombre a todo … Uno sospecha que este hábito no necesariamente nos persigue desde que nos erguimos en dos patas; es probable que se haya presentado tras nuestra consagración como animales ‘históricos’, convencidos de que somos poseedores de un pasado, un presente y un futuro. O sea, que cuando vivíamos el presente en un ansioso ‘carpe diem’ no estábamos tan ocupados en poner nombres.
Ahí tenemos, por ejemplo, al atribulado Rajoy negando que los 100.000 millones de euros puestos por Europa a disposición de la banca española constituyan un ‘rescate’. En algo podemos coincidir: es absurdo llamar ‘rescate’ a estos tejemanejes financieros que nos convierten una y otra vez en autores de ‘donativos’ al sistema financiero, tan voluntarios como aquellos soldados a los que el sargento de turno señalaba imperativamente: “tú, tú y tú, voluntarios”. Lo mismo era una misión suicida tras las líneas enemigas y la voluntad de los ‘elegidos’ era estrictamente la de salir huyendo….
A nosotros, al conjunto de los españoles, nos pasa lo mismo: querríamos salir huyendo de estos mentirosos rescates que son un sambenito, al modo de esos carteles que los compañeros le colgaban en la espalda al pobre destinatario de la novatada: “pegue que no duele”. Con estos 100.000 millones de euros atraeremos a los mercados como moscas, cuando lo que se pretende (se dice que se pretende) es lo contrario: mostrarnos en una posición firme y sólida para que no nos acosen los dueños de la pasta y de la fábrica de hacer billetes (que vienen a ser los mismos).
Hace unos días tildábamos a Barak Obama, con razón , de ‘asesino en serie’, impulsando vuelos no tripulados para matar gente, supuestamente terroristas pero a menudo simples civiles que ‘pasaban por allí’; y no nos desdecimos: se trata de asesinatos que siguen el ejemplo israelí y así han matado ya a muchos miles. Pero habrá que reconocer que Obama tuvo un gesto amistoso con los españoles: “España –ha dicho- no puede seguir cortando y cortando mientras el paro crece”. A ver, don Mariano Rajoy, si escucha usted un poco a Obama que es lo que vosotros llamáis un ‘aliado estratégico’ de España.
Cuando los palestinos hacen prisionero a un soldado judío la información que da el gobierno israelí (y que muchos periodistas suelen adoptar sumisamente) es que hubo ‘un secuestro’. En estos casos de las inyecciones de dinero a los bancos, el ‘rescate’ es la señal del hundimiento. De modo que sabemos que estos no son rescates auténticos. Son sambenitos que nos cuelgan antes de arrojarnos ‘a los pies de los merados’. Los mercaderes de las finanzas vendrán ahora a alimentarse de nuestra ‘famélica legión’ de banqueros a los que otra vez estaremos engordando… No hay mucho futuro: cuando se coman lo que hay, se retirarán.
Hace algún tiempo comentamos, muy arriesgadamente, que estos golosos mercados terminarían queriendo comerse incluso a Francia; pues acabamos de leer informaciones acerca de que este ‘rescate’ de España abre la puerta a que entidades financieras de Italia y….¡de Francia! puedan pedir a sus gobiernos que les busquen un chollo parecido.
Y es que en este mundo en el que las finanzas mundiales juegan al casino con nosotros es ‘ley’ que ‘la banca siempre gana’. Gana cuando se le inyecta dinero, como el que acaban de darle a España; gana cuando nos exprime a nosotros, los impositores, hasta el último céntimo y jamás nos da algo por usar nuestro dinero para sus transacciones; y gana, se supone, cuando maneja nuestro dinero y el de estos jugosos préstamos de ‘rescate’. Como conjunto, como ‘mafia’, nunca pierden. Las pérdidas son siempre para nosotros, los ciudadanos de a pie. Recuérdenlo: perdemos tres veces; la primera, cuando ingresamos dinero a un banco; la segunda, cuando el banco lo usa y no nos da nada y encima nos cobra comisiones y tarjetas con sus respectivos intereses; y la tercera, cuando contribuimos a ‘recapitalizar ’ al banco, que trabajó ‘mal’. En realidad, no es que lo haga mal: es que a veces’ matan’ al propio banco, por decirlo así, para engordar las cuentas de sus directivos… Digamos que esta ya es una cuestión entre ellos: el banco-chorizo y los chorizos que dirigen los bancos.