Mientras que por África se pueden pasear impunemente ejércitos coloniales, en América Latina hay muchos Estados, quizás ‘a medio hacer’ pero que han cobrado cierta consistencia. Aunque los adalides del pensamiento único traten todas las situaciones como idénticas, debemos aproximarnos y conocer cada realidad antes de querer meterla en algún molde. En el primer mundo se encuentran los Estados que han ido consolidándose a través de siglos… (aunque ni siquiera allí se ven funcionar auténticas democracias) y en el otro extremo se puede señalar a África como la ‘tierra de nadie’, donde los Estados apenas existen. En un punto intermedio podría situarse a América Latina. Que haya Estados con cierta solidez impide manejar las situaciones difíciles del mismo modo que en África.
Acaba de celebrarse una ‘Cumbre de las Américas’, en la cual Cuba no pudo participar porque no cumple los ‘requisitos democráticos’. En muchísimas ocasiones esos requisitos tampoco fueron cumplidos por otros numerosos países pero Obama no puede levantar el veto al castrismo porque son vísperas de elecciones y podría perder el voto latino en Florida. Ya podría ponerse en duda la soberanía de los Estados participantes cuando no logran torcer la mano del imperio para que participe Cuba. Pero hay otros motivos para dudar de una auténtica soberanía…Incluso de la auténtica soberanía de la Cuba castrista, que nunca ha podido quitar de la isla la base de Guantánamo que, para más inri, los norteamericanos levantaron como emblema de su poder absoluto: allí consagraron su capacidad para burlarse de toda ley y de todo derecho.
Hay quien todavía se pregunta por qué a Estados Unidos se le considera un imperio al estilo tradicional, y no un ‘imperialismo’ en sentido leninista, que avanza y domina esencialmente por su poder económico. Si se observa el despliegue militar de Estados Unidos en Latinoamérica no cabrán dudas. Los norteamericanos tienen delimitadas cuatro grandes zonas, etiquetadas por su grado de proximidad. La primera es Centroamérica; la segunda, Caribe; la tercera, el Sistema Andino; y la cuarta, el Cono Sur. Todas se dirigen desde el Comando Sur: Special Operation Command South (SOCSOUTH). Además, anda por aquellos pagos la IV Flota, con su portaviones nuclear y sus varios submarinos atómicos. En la zona Caribe, que agrupa a las islas antillanas y a las Guayanas, tienen desplegadas, además de Guantánamo, las bases de Aruba, Bahamas y Bermudas (territorio colonial británico). Centroamérica va desde el sur de México hasta Panamá. Allí hay bases en El Salvador (Comalapa), Honduras (Soto Cano más otra en construcción, en Caratasca) y Costa Rica (Liberia). En el Sistema Andino cuentan con una gran base en Ecuador y dos en Perú (Iquitos y, más al sur, Nanay). En esta zona está el con justicia llamado ‘Israel de América Latina’, Colombia, donde hay nada menos que 7 bases norteamericanas. También hay una base en Bolivia. Pero el gran desafío está en el Cono Sur, donde se hallan las grandes concentraciones territoriales y humanas que pueden ofrecer mayor resistencia: Brasil y Argentina, junto a Paraguay y Uruguay.
Mientras en la zona Andina ya hemos visto el papel central de Colombia como ‘portaaviones’ norteamericano (que se está completando con la gran inversión en armamento de Chile), en el Cono Sur la única gran base es la de Paraguay, equidistante de las fronteras de Argentina y Brasil. El gran instrumento para justificar acciones ha sido la lucha contra la droga. Lo evidente es que la droga sigue creciendo y que es utilizada descaradamente por la CIA y la DEA para acciones de espionaje y sabotaje a los gobiernos que no son ‘adictos’. Resulta casi humorístico: Obama anuncia un ‘nuevo trato’ a Latinoamérica y reafirma la necesidad de combatir juntos la droga… Bien puede decirse que todos los mandatarios norteamericanos basaron sus ‘acercamientos’ en esas dos grandes propuestas. Siempre las mismas. Obama no ha innovado. Tampoco va a innovar en cuanto a seguir ajustando esa gigantesca máquina militar, cargada de armas atómicas en un continente ‘desnuclearizado’, para espiar, sabotear, presionar y dominar a esa treintena de estados aparentemente independientes. Mucho más que al castrismo, en retirada, USA teme a ese Cono Sur donde varios Estados tratan de convertirse, de verdad, en naciones independientes.