En varias ocasiones he sostenido que la Ciencia es la nueva religión, de modo que el optimismo será la nueva superstición. Todo va bien, o todo va a ir bien, a poco que repitamos el ‘tú puedes’ o bien ‘somos los mejores’. Hoy debo tener el día malo (alguien en el ‘feisbu’ cita a Bukowsky: “No era mi día. Ni mi semana, ni mi mes, ni mi año. Ni mi vida. ¡Maldita sea!”… ) porque todo se me antoja irremediable. La remanida imagen de la orquesta tocando y la gente bailando en el ‘Titanic’ ocupa por completo la pantalla interior de mi mente.
Nos engañan siempre. Desconfiamos de todas las dietas de información que nos ofrecen. Tendríamos que tener al polígrafo en casa, mirando la tele, escuchando la radio, leyendo los periódicos y ojeando los post que salpican las redes sociales para decirnos con esa voz pausada de dios de entrecasa: “eso es…verdazzzz…eso es…mentira”.
Pongamos por caso: el planeta sigue en órbita pero está absolutamente intoxicado, como un yonqui en estado terminal que gira empecinadamente en lugar de buscar en el universo un agujero blanco de desintoxicación. ¡Todavía hay quien quiere seguir hablando sobre centrales nucleares!… ¡Por Dios! Si la central japonesa de Fukushima seguirá contaminando al menos durante el próximo año… Y eso lo ha dicho la empresa, presionada a tope por el gobierno japonés para poner un teórico punto final futuro a ese espanto. El polígrafo dice: “eso no me lo creo ni aunque el electrograma me diga que es verdazzzz”
Seguirá contaminando… Ya hay cerca de 30.000 entre muertos y desaparecidos. Gente que espera volver a sus casas pero que ya sabe que, si eso ocurre, tendrán que importar la comida y el agua porque por allí todo está intoxicado.
Lo he escrito tres o cuatro veces y he pensado que algún economista recogería el guante pero no fue así: ¿cómo es posible que todos los países del mundo estén endeudados y a algunos se les exijan terribles medidas de restricción, en tanto otros siguen tan campantes? ¿Cuál es el misterio de que unas deudas sean lápidas y otras fastidien como un mosquito zumbón? Alguien me preguntó hace poco si China también estaba endeudada y le dije que sí… pero después fui al polígrafo y quise confirmarlo: me recordó que la deuda china sobrepasaba los 400.000 millones de dólares a finales de 2010. Pese a eso, en cinco años serán la mayor economía del mundo, superando a Estados Unidos.
Entonces… ¿Estados Unidos dejará de ser la superpotencia?
Y esto sí que lo tengo dicho hasta el aburrimiento (mío y de algún lector asiduo de mis artículos, si es que tal persona existiese): una superpotencia depende sobre todo de su poder tecno-militar. Estados Unidos está al borde de la suspensión de pagos, a menos que los republicanos accedan a autorizar un margen de deuda pública aún mayor que la actual… Pero militarmente el famoso escudo antimisiles (nueva versión de la ‘guerra de la galaxias’ que inició Reagan, una carrera espacial que hundió a la URSS) representa nada menos que contar en exclusiva con el espacio como enorme panoplia de armas que pueden destruir cualquier objetivo en tierra, mar o aire. O sea: que el espacio es una todopoderosa plataforma militar que solo controlan los norteamericanos. De ahí que en media hora puedan atacar cualquier punto del planeta. Para seguir por ese camino de dominio planetario total deben mantener un enorme ritmo de inversiones y la justificación de ese enorme gasto se alimenta de falsos enemigos. ¡De ahí que haya que mantener siempre vivo el miedo al terrorismo y repartir guerras por todos lados!
¿Será que tengo un mal día, realmente? ¿O será que esta vida ‘maravillosa’ que se saborea desde la enfermedad consumista se nos disuelve entre las manos? ¿Y que el planeta mismo está más enfermo que sus habitantes? El polígrafo mira para otro lado y sé que mis amigos/as optimistas/tos me van a regañar: aunque sean verdazzzz, estas cosas no se dicen.
Señor Horacio, sí que existen, yo soy uno de esos lectores asiduos de sus artículos; y es que debemos ser masoquistas, ¿No?
Por demás, me esfuerzo y empeño, sin pesar, en ser optimista, pues, ¿Qué otro mejor opción para elegir?
Ah, permítame una pregunta, ¿Alguna vez el mundo estuvo peor (guerras mundiales al margen)?
Ánimo, señor Horacio, un saludo, y muchas gracias.
Amigo Holden: a la luz de sus comentarios es obvio que usted es un asiduo lector… tal vez no lo registré justamente para no poner de manifiesto indiscretamente su masoquismo.. Me parece bien que se empeñe en ser optimista… creo que todos tendemos a eso mientras no se nos cae el techo encima. En cuanto a los tiempos mejores o peores, soy de la creencia de que cada época debe comparar lo que podría tener y lo que tiene, porque lo otro es tan hipotético como querer asegurar cual es mejor entre Di Stefano, Pelé, Maradona, Messi (si me olvido alguno, rellénelo usted, por favor). ¿Cómo saberlo? ¿Era más feliz un esclavo de Atenas, un monje medieval, un lord inglés del S.XIX, un artesano de París del XX…usted o yo? Son discusiones bizantinas. Si el planeta se destruye ya no habrá más comparaciones posibles y eso todavía podemos tratar de evitarlo…
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