¿’Refundar’ el mundo? (y IV)

31 Ene

Repasábamos propuestas teóricas para ‘refundar’ el mundo, cuando la realidad entró en estos apuntes como un elefante en una cacharrería. Nos referimos a la irrupción de las masas en situaciones que parecían perfectamente controladas para dejarlas fuera. Rápidamente, los medios de comunicación nos suministraron un molde en el cual pudiéramos insertar cada uno de los datos de esta ‘nueva realidad’. Nos dijeron, por ejemplo, que en Túnez ha quedado en pie la obra de Habib Bourguiba, el caudillo fundador de la independencia, que sentó las bases de un país laico y democrático. De ahí se sigue –nos explican- que es el primer caso del mundo árabe en el que las masas pretenden instaurar una democracia. Con esta simplificación, lo primero que nos birlan es, una vez más, que la democracia es un método creado por las burguesías de USA y de Europa para permitir un cierto control popular sobre un reparto de la riqueza algo más generoso. Parecía una ‘estación de llegada’ del proceso de desarrollo capitalista: una reducción de los desniveles en la distribución de la riqueza (el ‘estado del bienestar’) a cambio de la tan necesaria estabilidad. De ese modo se pudo competir con éxito con la ‘oferta igualitaria’ comunista, que no funcionó en ningún sitio pero creó unas fuertes expectativas de cambio. Caída la URSS, los norteamericanos (con complicidad europea) no solo extendieron su dominio a todo el planeta, sino que también fueron dejando que la democracia se degradara: ya no tenían un rival poderoso y amenazante.

¿Por qué ahora los pueblos –árabes, musulmanes o lo que sean- habrían de inmolarse (como lo hacen literalmente algunos de sus desesperados militantes) para establecer un procedimiento importado, destinado a estabilizar un sistema capitalista que ni siquiera ha llegado a sus países más que como un mecanismo externo de explotación masiva?

La reivindicación de los pueblos es ejercer su propia soberanía, que eso es, en esencia, la democracia, y no una serie de normas y preceptos sacralizados y que hoy en día prácticamente en ningún sitio se aplican honradamente. Además, las movilizaciones tienen que ver, básicamente, con la abrumadora presencia del hambre y la miseria: no se trata tanto de ‘contagios’ de movidas políticas (así las cuentan) como del vertiginoso aumento del precio de los alimentos.

En cuanto a los aportes teóricos para una remodelación del mundo, ya comentamos el ‘decrecimiento’ (crear nuevas condiciones sociales y ambientales antes de que la realidad nos recorte brutalmente nuestro insostenible ritmo de crecimiento) y queríamos mencionar también el estímulo de un gran espacio de encuentro y participación social activa, que ya existe en la realidad como motor productivo y creativo, y que no encaja ni en la categoría de lo público ni en la de lo privado. A este nuevo ‘territorio’ de generación de riqueza se ha dado en llamarlo ‘procomún’. Sus propiciadores lo ven demasiado novedoso, sin reconocer del todo la ‘deuda’ que tiene con fórmulas ya empleadas, como la ‘autogestión’ y el ‘cooperativismo’, que fueron también cuñas metidas entre lo público y lo privado. El ‘procomún’ muestra su lado más novedoso en una alianza estrecha con las nuevas tecnologías, aptas para formas de comunicación directas, masivas e instantáneas que parecen apuntar a una ‘democracia de las redes sociales’. Y es ese matiz el que puede estar presente tanto en distintas experiencias urbanas metropolitanas (‘La Casa Invisible’ de Málaga, por ejemplo) como en las insurrecciones masivas de Túnez o Egipto. Caen trozos de mampostería que resultan mucho más que ‘indicios’ de que el techo del sistema se derrumba. La gente se está lanzando a actuar, mientras los ‘cerebros’ del sistema buscan fórmulas para manipular una y otra vez la voluntad popular.

5 respuestas a «¿’Refundar’ el mundo? (y IV)»

  1. Con todos sus defectos e imperfecciones, los estados cuyo sistema político es la democracia parlamentaria siguen siendo aquellos en los que se sigue viviendo mejor y los que registran un mayor número de inmigrantes. Ni en Túnez ni en Egipto, han visto afluir grandes masas de europeos ni norteamericanos en busca de empleo y una vida mejor. El sentido de ese movimiento humano suele ser más bien el inverso.

  2. A D. Manuel Laza le agradezco sus elogios. En cuanto al señor Navarro, agradecerle su opinión y decirle que no me cabe la menor duda sobre la dirección en que van los movimientos migratorios. Lo que puede ser motivo de polémica es si los hoy más ricos no esquilmaron a muchos de los que hoy son pobres (a veces tampoco hay dudas: les robaron hasta la riqueza arqueológica). También puede discutirse si el origen de la riqueza tiene algo que ver con la democracia parlamentaria. La Alemania de Hitler no era muy pobre ni tampoco es demasiado pobre, con relación a su entorno,la China de hoy, sometida a una atroz dictadura.

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